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El patio trasero de Clarín: Zepita, del trabajo esclavizante a la militarización
Por Izquierda Revolucionaria - Friday, Jan. 27, 2017 at 4:25 PM

27 Enero 2017 | Los gráficos de AGR convocaron a un abrazo de la planta de “Zepita”, donde se imprime el “gran diario argentino”. ¿Cómo funciona el último eslabón del pulpo mediático que con un impresionante apoyo del Estado pretende dejar a 380 familias en la calle y disciplinar a toda la clase obrera?

El patio trasero de ...
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Es viernes al mediodía, el sol de enero pega fuerte y el olor a Riachuelo se mezcla con el sonido de la prefectura que minuto a minuto patrulla la zona fabril de Barracas. 150 gendarmes se aprestan desde hace dos semanas, con vallas, varios celulares y carros hidrantes, como si se preparan para una gran batalla. Sabían que la resistencia de los obreros al cierre de AGR podía impactar en otras empresas del grupo. Los trabajadores de prensa de la redacción ubicada en la calle Tacuarí también trabajan rodeados por vallas y camiones llenos de gendarmes. Desde la cocina de la planta, a pedido de Magnetto, se preparan 200 sandwiches cada mediodía para los guardianes del orden patronal y desde ahí sacan la electricidad para que puedan cargar sus tablets, celulares y las cámaras con las que filman a cada trabajador que llega en los distintos turnos. Así recibirá Zepita el abrazo solidario que el siguiente sábado a las 20hs rodeará la planta.

En la intersección de las calles Magaldi y Zepita funciona el monstruo de la precarización laboral, donde todos los días se imprime el diario Clarín, la "tapa" de la zona metropolitana y el interior, diversos suplementos (espectáculos, mujer, viaje, country, clasificados capital e interior), La Razón y Olé, entre otros. Durante el conflicto de AGR en 2004, cuando despidieron a 119 trabajadores entre ellos al delegado Pablo Viñas que fue reinstalado por vía judicial siete años después, se imprimieron allí algunos trabajos de la planta de Pompeya como la revista Viva.

En Zepita trabajan alrededor de 160 entre gráficos y prensa. La mitad de ellos son jornaleros, es decir firman un "contrato" diario. Algunos, como el delegado de la Comisión Interna de SiPreBA Alejandro Ontivero, que tuvo que ser reincorporado luego de que Clarín lo despida por su actividad gremial, están en esa condición desde hace 12 años, sin vacaciones, aguinaldo y con la posibilidad de que la empresa deje de convocarlo a trabajar cuando quiera, aplicando así presiones permanentes de todo tipo. Por ejemplo, esta semana, cuando la Comisión Interna de SiPreBA juntó alimentos para donar a la toma de AGR, la empresa comenzó a presionar a los trabajadores de la planta para que nadie colabore. La otra mitad de la planta se divide entre trabajadores efectivos -bajo convenio gráfico y de prensa en el caso de los que realizan tareas de expedición- y diferentes modalidades de contratación, generalmente contratos anuales.

Cuando la empresa comunicó hace dos semanas el cierre de AGR, su pretexto fue que la Comisión Interna y el sindicato gráfico se amparan en un convenio colectivo de 1989 para discutir condiciones de trabajo y que eso, bajo las nuevas posibilidades de producción que permite la reconversión tecnológica, atrasa y le genera a la empresa una crisis económica. Como recientemente se conoció a partir de un informe de la Jefatura de Gabinete de Ministros, el Grupo Clarín fue el que más se benefició con el reparto de la pauta publicitaria del gobierno de Macri, recibió $ 519.046.672. A su vez, los gráficos de AGR sostienen que nunca dejaron de estar tapados de trabajo. La crisis económica es un pretexto falso. Y el "atraso" que supuestamente genera la discusión sobre condiciones de trabajo amparadas por un convenio colectivo de 1989 también. Lo que pretende Clarín es volver al Siglo XIX, legalizar el trabajo esclavizante, tal como se trabaja en la planta de Zepita.

La reforma laboral que pretende llevar adelante el gobierno de Macri encuentra en el Grupo Clarín un aliado ideal. Es por eso que este conflicto es un caso testigo. La CGT debe convocar a un paro general y un plan de lucha por este y por todos los conflictos abiertos y en puerta, y el sábado debemos ser miles apoyando a los gráficos que llevarán su causa a las puertas de la cuna de la precarización y que serán recibidos por una planta militarizada hasta los dientes pero también por los trabajadores de Zepita, compañeros de los gráficos de AGR, que sufren las peores condiciones de superexplotación.

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