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Familias aborígenes producen y comercializan frutas y verduras
Por El Tribuno - Wednesday, Feb. 08, 2017 at 10:40 AM

04 DE FEBRERO 2017 La iniciativa sirve para unir a las comunidades mientras cultivan su alimento.El pueblo wichi, tradicionalmente cazador y recolector, está cambiando sus costumbres.

Familias aborígenes ...
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Contra viento y marea, un ingeniero agrónomo bonaerense se propuso hace casi una década lograr que varias comunidades wichis asentadas a lo largo de las ruta nacional 81 comiencen a planta y cultivar sus propios alimentos. Esto, que parece una meta demasiado sencilla para los no conocedores se convierte en un albur para quienes saben de la idiosincrasia del pueblo wichi. Ellos son por naturaleza y por definición cazadores y recolectores. O lo que es lo mismo, es una etnia en cuya cosmovisión no está previsto el trabajo para ganarse el pan con el sudor de la frente, sino simplemente vivir de lo que le brindan los caudalosos ríos y los montes chaqueños, como miel, pescado, corzuelas y bayas silvestre, por ejemplo.

Pero el avance de los desmontes, el parcelamiento de las fincas privadas y las siembras extensivas de productos como algodón, en su momento, soja y cítricos les fueron disminuyendo de manera dramática las superficies para recolectar, cazar y hasta para pescar. Lo que alguna vez fue anatemizada como "la raza destinada a desaparecer", comenzó a ver desde hace algún tiempo un porvenir posible y deseable.

El ingeniero Alejandro Deane señaló que en 2008 se salió "del libreto". Y explicó que el primer punto de su trabajo para lograr que los wichis preparen una huerta, siembren, cultiven lo que luego van a comer y finalmente repliquen sus propias experiencias entre sus pares fue comenzar a trabajar por unidad familiar y no por comunidad.

"Aquí se rompen las internas de una misma comunidad. Si yo le explico a Juan cómo hacer y lo hace y luego a Pedro cómo hacer y también lo hace, la interna desaparece", repitió con convencimiento.

Pero hubo un paso previo: excavar pozos y poner bombas y mangueras para contar con riego por goteo, la forma más eficiente de cultivar en el Chaco salteño, zona de monte bajo, ralo y lluvias escasas y que soporta temperaturas de hasta 45§ centígrados en verano.

"De a poco, comencé a conocer a muchos wichis cuyos abuelos habían sido agricultores a su manera, logrando huertas que por su condición de nómades se fueron perdiendo en el tiempo. Así apelando a esos recuerdo entre los aborígenes que peinan canas, porque ellos son respetados a rajatabla en sus respectivas comunidades, logré los primeros triunfos", relató Deane.

Esos primeros indígenas con recuerdos de agricultura fueron los primeros seis capacitadores que fueron replicando entre sus comunidades y luego a las comunidades vecinas sus propias experiencias. Para que esto funcione la capacitación tiene que ser de wichi a wichi. "Nunca un criollo como nosotros podrá llegar de la misma manera que un par de ellos mismos, con conocimientos, experiencias o autoridad", dijo con convencimiento.

Más adelante el fundador de la ONG Siwok, que es la organización que trabaja actualmente codo a codo con la cartera provincial de Primera Infancia para desarrollar más y más huertas en el Chaco salteño, dio un punto de vista que cree vital: hay que tener una visión y una política a largo plazo y machacar y machacar muchos años seguidos en la misma gente la misma experiencia, hasta que se haga carne en ellos la costumbre de sembrar, cultivar, consumir lo que ellos mismos producen y finalmente comercializar su producción, que es lo que Primera Infancia está planteando últimamente.

Y concluyó afirmando que otra cosa importante: a los capacitadores logrados de entre ellos mismos no hay que pagarles un sueldo, sino un incentivo por producción. Así el indígena se aflige por conseguir resultados y ayuda a que las huertas de las diferentes comunidades progresen.

TAMBIÉN ARTESANÍAS Y PINTURAS

"Yo lo intenté todo, pero vi que no funcionaba. Entonces descubrí sus artesanías y eso sí funcionó", dijo Deane.

"Ahora estamos promoviendo la pintura wichi, que es netamente cultural. Ellos muestran su vida, escenas de caza, de tormentas en la comunidad, una mujer con un pie espinado, una yica rota con la algorraba cayéndosele", describió el ingeniero Deane entusiasmado.

"Ahora tenemos toda una red de ventas de tallas de pájaros a lo largo del país, y estamos comenzando a vender cuadros", dijo por último.

UN MERCADO MINORISTA

Familias de las comunidades originarias del norte salteño impulsan un nuevo mercado minorista de frutas y verduras. Esta iniciativa surge a partir del proyecto de huertas familiares que promueve el Ministerio de la Primera Infancia junto a la Fundación Siwok en parajes de Embarcación y el departamento Rivadavia. En total son más de 80 familias que reciben ayuda para sembrar sus propios productos y comercializarlos en sus comunidades y las zonas de influencia.

“Las familias producen alimentos para consumo y para vender. Es un programa organizado, donde además de fijar parámetros de producción que aseguren el crecimiento de las verduras, se trabaja hasta en la determinación de un precio testigo para que la competencia entre las familias sea justa”, explicó Abeleira. En Dragones funcionan 18 espacios de cultivos. En Pluma de Pato hay 22 y en Morillo son 41.

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