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Derribando mitos: Los mapuches chilenos
Por Derrocando a Roca - Friday, Mar. 03, 2017 at 10:19 AM

El 11 y 12 de enero la Gendarmería Nacional y la Policía de la Provincia de Chubut reprimieron la Pu Lof en Resistencia, dentro del Departamento de Cushamen. A pesar de la rápida reacción y repudio de comunidades, organizaciones indígenas y organismos de derechos humanos, un viejo relato sobre la comunidad mapuche se escurrió y sirvió como justificador de una represión que lleva siglos: los mapuches son chilenos. ¿Tienen estos discursos una base histórica legítima? ¿Por qué esta visión está tan instalada en parte del sentido común? Derrocando a Roca entrevistó a Mariano Nagy, Dr. en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) e investigador del CONICET: “Esgrimir esta idea coincide con los intereses de los sectores terratenientes”.

Derribando mitos: Lo...
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Por Carlos Sanabria @Hayquearar

“Son chilenos”. Dos palabras. Una certeza incuestionable, sin importar las premisas en las que se basa. En Cushamen, territorio recuperado desde marzo del 2015, la sangre brotó en las pieles originarias. Hasta el día de hoy, Benetton no pudo demostrar en la justicia que la propiedad ocupada es suya. ¿Pero cómo puede ser? ¿Cómo ofender al Dios de la propiedad privada?

Una falsa denuncia de robo de ganado y el supuesto bloqueo sobre las vías del Viejo Expreso Patagónico La Trochita, que impedía su circulación en la zona del territorio recuperado, fueron los argumentos esgrimidos para llevar a cabo un violento operativo contra la comunidad mapuche en la Pu Lof en Resistencia. La comunidad había pedido que les avisaran cuando pasa el tren por el territorio. Y también, debido a que están lejos del servicio ferroviario que pasa por Esquel, poderlo usar. La respuesta fue represión.

Ante la solidaridad con el pueblo mapuche y la difusión de lo que había sucedido, un argumento histórico sirvió como justificación de la violencia. “Son mapuches, sí. Pero son chilenos”. La información “novedosa” se compartió en las redes sociales, fluyó rápida y espontáneamente, como el descubrimiento de la pieza que faltaba. ¿Qué importa entonces la represión si “son chilenos”? Todo encajaba. El argumento simplista volvió a emerger, viajó en el tiempo. De 1870 a la actualidad sin escalas.

Mariano Nagy es docente e investigador. En el año 2014 publicó la adaptación de su tesis doctoral: “Estamos vivos. Historia de la Comunidad Indígena Cacique Pincén, provincia de Buenos Aires (Siglos XIX-XXI)”. Integra la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina.

_ ¿La afirmación de que “los mapuches son chilenos” tiene algún tipo de justificación histórica? ¿O es una frase de sentido común inconsistente?

_ Esta teoría se consolida en la década del ‘30 a través de un antropólogo llamado Salvador Canals Frau, y después su gran difusor fue el historiador Rodolfo Casamiquela, autor al que incluso algunos pueblos indígenas lo toman para autodefinirse, con lo cual ahí se genera un problema. Es una teoría exitosa por lo simplista, que en tanto idea de sentido común penetra mucho. Consiste en ubicar a dos pueblos indígenas como si cada uno de ellos perteneciera a un estado nacional. Los tehuelches eran “argentinos” y los mapuches son y eran “chilenos”. Lo que habría sucedido según esta teoría llamada “araucanización de las pampas” es que, en algún momento tardío del siglo XIX, hubo un fenómeno de migración mapuche masiva y violenta que exterminó a “nuestros” indios, los tehuelches. Con lo cual los mapuches no son solo extranjeros, sino también chilenos invasores y genocidas, de modo que queda habilitada toda acción posterior sobre este pueblo.

_ Sin embargo, los pueblos mapuches y tehuelches son preexistentes a los Estados nacionales…

_ Claro, la idea es exitosa además debido a su anacronismo. No existían Argentina ni Chile cuando estaba la presencia mapuche a ambos lados de la cordillera. Y también lo es porque coincide mucho con los intereses terratenientes en la zona. Esgrimir que los mapuches son chilenos y extranjeros le viene muy bien a la clase terrateniente.

_ ¿Qué argumentos históricos sirven entonces para rebatir la teoría de la “araucanización de las pampas”?

_ En primer lugar, hay trabajos desde la década del ’80 que demuestran la presencia mapuche desde el año 1000 d.c. en esta zona. Es cierto que no se llamaban mapuches, pero si podemos determinarlos como tales. Eso está en la toponimia, en estudios arqueológicos, en la memoria social de los pueblos, es decir, en fuentes que son incontestables. Hace poco se encontró un enterramiento mapuche de hace 900 años en pleno San Martín de los Andes. En segundo lugar, está la cuestión de la alusión de que no son mapuches sino “araucanos”. Esto era por el famoso poema del siglo XVI “La Araucana” del soldado español Alonso de Erzilla, quien los catalogó como araucanos. Entonces te vienen con que “no son mapuches, se hacían llamar araucanos”. No, no se hacían llamar araucanos, los españoles, que tenían una confusión bastante importante respecto a estos pueblos, le pusieron araucanos. El nombre que ellos se daban era “reche”, que es como “gente de la tierra”, y después derivó en mapuche.

_ ¿Y esa migración que implicó el “aniquilamiento” del pueblo tehuelche existió?

_ La migración existió en el siglo XIX, pero no hay que borrar otros procesos más complejos que existían en aquel entonces. Para analizarlo hay que hablar de un espacio Arauco-pampeano, porque en realidad la cordillera no era un límite nacional, sino que se transitaba. Esa migración del siglo XIX fue bastante importante, como dicen los trabajos de Raúl Mandrini y Sara Ortelli en la década del ’80, quienes se encontraron con una pampa mapuchizada. Ya había relaciones comerciales, sociales, intercambios, conformación de matrimonios a un lado y otro de la cordillera con el pueblo tehuelche también, y eso explica por ejemplo que en Chubut vos tengas decenas de comunidades que se reivindican como “mapuche tehuelche”. Existía una interacción que en la “teoría de la araucarización” está borrada, negada. La “migración” y posterior “genocidio” no existió, hubo algún tipo de conflicto, pero eso no significa que hubo un exterminio de un pueblo sobre otro. Hay también un elemento muy importante: si los mapuches hubieran eliminado a los tehuelches como dicen, sería el único caso de la historia de la humanidad en que un pueblo que extermina a otro después adopta todas sus costumbres. A la afirmación de que “los mapuches eliminaron a todos los tehuelches” la contestan las propias comunidades tehuelches en la actualidad: “no nos eliminaron, estamos acá”.

_ ¿Te parece correcto afirmar que la represión en Cushamen es una continuidad de “La Conquista del Desierto”?

_ Afirmar eso sería una exageración, pero no puede soslayarse la relación que existe entre ese proceso histórico y la situación actual cuando hablamos de territorios en la zona de Pampa y Patagonia. No hubo un avance de las tropas, corrimiento de las comunidades, ensañamiento con las mujeres y niños, el apresamiento, el trabajo forzado, los campos de concentración, asesinatos, borramiento de identidad, el reparto de niños y mujeres para la clase alta para ingenios y viñedos. No es lo mismo eso que un desalojo. Pero el reparto de tierras que hubo luego de “La Conquista del Desierto”, las millones de hectáreas que se repartieron entre menos de 2000 terratenientes, configuró el territorio actual y la situación de despojo de las comunidades.

_ ¿Consideras que en los últimos años se ha conformado un escenario social distinto, intolerante ante este tipo de agresiones contra los pueblos originarios?

_ En contraste al ideario de sentido común de que los mapuches son chilenos, invasores, extranjeros y genocidas, hay un grueso de la población que se educó de otra forma, que entiende que los pueblos originarios conforman la identidad nacional y son más respetuosos de la diversidad cultural. Eso es producto de lo que las comunidades indígenas han hecho por difundir sus causas y no ser cómplices sino críticos del modelo extractivista. Sin embargo, el accionar de las autoridades en cada provincia es un mundo aparte más allá de lo que el estado nacional diga. Se impone la lógica territorial provinciana.

_ La “Conquista del Desierto” fue financiada por la Sociedad Rural Argentina. En este caso, las fuerzas represivas actuaron en defensa de los intereses de Benetton. ¿Hay allí un paralelismo también?

_ Se trata de tierras que le pertenecían a la Compañía Inglesa South American Land Company Limited. Fueron ofrecidas por la embajada argentina en Londres luego del reparto de tierras producto del éxito de la Conquista del Desierto, mediante una Ley de 1878. Si bien en la misma se repartía en fracciones de 2500 hectáreas y había compras mínimas de 10.000 ha. y máximas de 30.000 ha., eso no se respetó. Benetton le compró a la South American Land Company unas 90.000 hectáreas de dudosa adquisición y en disputa. En lugares lejanos de los centros urbanos, la alianza entre estos terratenientes y ciertos sectores políticos a veces es total, entonces las fuerzas del orden muchas veces terminan perteneciendo a los propios terratenientes. Esto no es una novedad, no ocurre desde ahora. Por ejemplo, en Chile, hay relatos de historias de familias mapuches a las que Allende le había dado tierras y en la época de la dictadura los carabineros se los llevaban en las propias camionetas de los terratenientes. Esta alianza entre capital y gobierno, estado y terratenientes no es nueva. Y atemos un par de cabos: como el sentido común respecto a que los mapuches son invasores, falsos indígenas, juega en contra de las recuperaciones territoriales de comunidades organizadas.

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