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Berta Cáceres vive en la voz de los pueblos indígenas
Por Prensa Latina / Cuba - Saturday, Mar. 04, 2017 at 4:01 PM

Por Ariel Barredo Coya *.- Managua (PL) Otra vez, como un año atrás, ríos de gente inundaron las calles en el mundo para demostrar que Berta Cáceres no ha muerto y su legado sigue vivo en la voz de las comunidades indígenas que defendió hasta las últimas consecuencias, junto al cuidado del medio ambiente. La noche del 2 de marzo de 2016, la coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) fue ultimada a balazos por hombres armados que irrumpieron en su casa en La Esperanza, departamento suroccidental de Intibucá.

No fue sino hasta la mañana del día siguiente que las autoridades hondureñas comenzaron las investigaciones del caso, por el cual en principio detuvieron a varios compañeros de Cáceres y trataron como prisionero al único testigo del crimen, el mexicano Gustavo Castro.

'Nadie podrá decir que su muerte fue por un robo, por un crimen pasional o por pleitos entre organizaciones sociales, como a veces se pretenden justificar los asesinatos políticos', advirtieron entonces los cuatro hijos de la líder asesinada. Y el tiempo les dio la razón.

Dos meses después, el 3 de mayo, tuvo lugar el arresto de cuatro culpables, ligados unos a la compañía DESA a cargo del proyecto Agua Zarca, como el gerente Sergio Rodríguez, y otros exmilitares como Douglas Bustillo y Mariano Díaz, formados en la tristemente célebre Escuela de las Américas instituida por los Estados Unidos.

El que oprimió el gatillo en el papel de sicario fue Edilson Duarte, pero detrás estaban ellos, sin que fuera fortuito. Tanto Bustillo como Rodríguez habían sido objeto de denuncias de la propia Berta Cáceres, por intimidación, amenazas e incluso acoso sexual, en una entrevista concedida al periodista sueco Dick Emanuelsson en 2013.

Luego la lista se amplió y los culpables aumentaron a cinco y seis, pero también a siete y a ocho, al sumarse en los dos últimos meses las capturas del criminal prófugo Ã'scar Aroldo Torres y del exfrancotirador Henry Javier Hernández, arrestado en el estado mexicano de Tamaulipas.

Además, un juez de Tegucigalpa dictó prisión preventiva contra el exviceministro de Recursos Naturales y Ambiente Darío Roberto Cardona, por quebrantar la ley al licitar, haciendo abuso de poder, el proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca.

EJEMPLO DE LUCHA

Nacida el 4 de marzo de 1971, Cáceres se convirtió en poco tiempo en una de las voces más representativas de las luchas sociales en Honduras, como lo hicieron antes la revolucionaria Visitación Padilla y la ambientalista Jeannette Kawas, también asesinada en 1995.

Desde bien temprano abrazó los ideales que defendería a lo largo de su vida gracias al ejemplo de su madre, aunque ganó relieve en 1993, tras fundar el Copinh junto a su exesposo Salvador Zúñiga.

Como coordinadora de esa agrupación, no solo dotó de voz a los 400 mil miembros del pueblo lenca -la mayor etnia originaria del país- al reclamar sus derechos en repetidas ocasiones ante el Parlamento en Tegucigalpa, sino que se convirtió en una ferviente ecologista.

'Ahora los pueblos indígenas nos enfrentamos a poderes más fuertes que al de hace 500 años', solía decir, al denunciar la miseria, la exclusión social y el racismo que sufre esa comunidad aborigen.

Por eso no dejó de luchar por sus tierras ancestrales ante la amenaza de proyectos hidromineros de empresas transnacionales apoyadas por el Gobierno, al punto de frenar la construcción de una hidroeléctrica en el río Gualcarque, financiada por una dependencia del Banco Mundial.

Iniciado en 2006, el enfrentamiento contra la represa atravesó sus momentos más tensos en 2013, cuando el pueblo lenca sostuvo altercados con los militares, mientras bloqueaba las carreteras para impedir el ingreso de maquinaria en la zona.

En medio del hostigamiento de la policía, guardias privados y sicarios, Cáceres vio caer a varios compañeros de lucha. Uno de ellos fue Tomás García. Al militar que le disparó durante el bloqueo solo lo detuvieron por unos días y luego lo liberaron.

La líder indígena, sin embargo, no cejó en su empeño, pese a ser Honduras el país en el que probablemente más ambientalistas mueren en todo el mundo, con 111 asesinatos documentados allí de 2002 a 2014 por la organización Global Witness.

'Nos consideramos custodios de la naturaleza, de la tierra, y sobre todo de los ríos', afirmaba entonces, poco antes de ganar la batalla y recibir en abril de 2015 el Premio Goldman, máximo reconocimiento mundial para los activistas del medio ambiente.

EL MUNDO EXIGE JUSTICIA

Pese al arresto de ocho implicados en su asesinato, un año después el clamor internacional no cesa, para reclamar el total esclarecimiento del crimen y la captura de sus autores intelectuales. 'Alertamos de las deficiencias que ha experimentado el proceso de investigación hasta ahora', señalaba el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, que protege los derechos humanos en las Américas, al exigir 'una investigación diligente, con transparencia',

Asimismo, tachó de 'preocupante e inexplicable' que, pese a los indicios de que el asesinato de Cáceres estuvo motivado por su lucha contra la hidroeléctrica Agua Zarca, ese proyecto de la empresa DESA sigue intacto, sin que el Estado impulse acciones para revocarla.

Entretanto, otras organizaciones demandan justicia al gobierno hondureño, sobre todo porque poco o nada ha cambiado en este último año.

De acuerdo con un informe reciente de la organización no gubernamental Global Witness, Honduras es el país más peligroso del mundo para los activistas ambientales, con más de 80 asesinatos perpetrados tan solo en los últimos tres años.

Y también las mujeres continúan siendo un foco sensible de la violencia, al registrarse más de un centenar de femicidios en lo que va de año.

En la mayoría de esos casos, como señalan organismos defensores de los derechos humanos, reina la impunidad más absoluta.

Aun así, en un país donde hasta el 40 por ciento del territorio está comprometido por las concesiones mineras y los proyectos transnacionales que violan los derechos de las comunidades, el ejemplo de lucha de Berta Cáceres no se extingue.

Así lo reflejaron por estos días tantas manifestaciones en tantas ciudades, porque -en palabras de Gustavo Castro- 'Berta vive en todas las luchas, Berta se sembró y se multiplicó'. Y su legado, como la corriente de los ríos, no podrá apagarse fácilmente.

*Corresponsal de Prensa Latina en Nicaragua.

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