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El ajuste en la industria textil – Nota central El Roble 109
Por Periódico El Roble - Thursday, Mar. 16, 2017 at 10:52 PM

15/03/2017 · 17:26

El ajuste en la indu...
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Desde el año pasado escuchamos hablar sobre la crisis del sector textil: despidos, suspensiones, cierre de fábricas y talleres. Un informe de Conicet señala que en la industria textil se registraron 14.925 despidos y suspensiones.  Pero como sabemos, es uno de los sectores con más trabajo en negro y por eso también escuchamos hablar sobre talleres  clandestinos, compraventa ilegal, manteros, coimas. Detrás de esta situación hay miles de personas que viven de forma precaria, ganando muy por debajo de la canasta básica y teniendo que afrontar aumentos en los servicios y transporte. Los gremios SOIVA (del vestido) y AOT (textiles) calculan que existen 200 mil puestos de trabajo no registrado, frente a 100 mil en blanco.

¿Qué dicen los empresarios?

La fundación Pro-Tejer estimó que el año 2016 iba a finalizar con un 45 % de capitales nacionales y un 55% de capitales extranjeros. En 2016 (hasta septiembre) las importaciones aumentaron un 15 % en el sector textil y las exportaciones disminuyeron en un 47 %. Este aumento de las importaciones sobre todo proviene de China, por ser un país más competitivo, con uno de los salarios más bajos del mundo (250 dólares mensuales en promedio). Además, el aumento de importaciones se concentra en productos terminados (indumentaria y para el hogar) afectando a toda la cadena de producción. En indumentaria fue de un 79 %.

Para los empresarios, es un problema de falta de crecimiento porque caen las ventas debido a la crisis. Pero, ¿cuándo empezaron estos problemas?

¿Cuándo surge la crisis textil?

Para entender el momento que está pasando la industria textil y el desempleo de los y las trabajadores/as hay que recordar nuestra historia reciente.

En los 90, el menemismo realizó una gran apertura de importaciones  y ya en esta época se redujo un 50 % la industria nacional. Luego del 2001, con la gran devaluación tuvo un repunte gracias a que los productos argentinos eran baratos en el mundo, es decir se exportaba más y así creció nuevamente la industria nacional. Esto tuvo su límite en el 2008, cuando la inflación hizo que los productos nacionales sean más caros en el exterior. Así,  aumentaron nuevamente las importaciones. Importaciones que fueron legales pero también ilegales, debido a barreras que ponía el gobierno para que entren determinados productos. Para poder competir con estos productos que venían de afuera y eran más baratos, la burguesía nacional  aumentó la tercerización en talleres clandestinos o con trabajadores en negro, ya que los costos laborales son más bajos: no tienen convenios colectivos de trabajo, no cuentan con condiciones de seguridad, vacaciones pagas, obra social. Es decir, son más baratos. De esta manera, son los mismos empresarios nacionales, que dicen defender el empleo, quienes profundizan esa cifra de trabajo en negro.

Las empresas extranjeras radicadas en el país tienen las mismas estrategias, porque como fue denunciado muchas veces por La Alameda y otras organizaciones, son también las primeras marcas quienes ahorran dinero, haciendo parte de sus prendas en talleres clandestinos. Es así que los empresarios, argentinos o extranjeros se llenan los bolsillos mientras quienes trabajan solo se quedan con migajas, viviendo muchas veces en los mismos talleres, trabajando jornadas de más de 12 horas por un sueldo miserable.

¿Sabés en qué condiciones se produce la ropa que comprás?

Trabajo barato y trata de personas
La industria textil es uno de los principales circuitos de explotación y trata laboral, mujeres, hombres, adolescentes, son engañados mediante ofertas de “mejores condiciones” o un “mejor futuro”. Así queda claro que el contexto social, económico, político de una persona favorece las condiciones de trata con fines de explotación laboral.

La burguesía empresarial, en este caso, usa a su favor la situación de vulnerabilidad en que se encuentran las personas (la necesidad de subsistir, la inexistencia de un lugar para vivir por no poder pagar un alquiler, la necesidad de sostener económicamente el hogar y los hijos y, principalmente, la lejanía del lugar de origen) para abastecerse de un “mercado” a bajísimo costo de trabajadores y trabajadoras reducidas a la servidumbre.

Los talleres textiles en este país están por todos lados –aunque hay registros de que se concentran en ciertos lugares de capital federal y Provincia de Buenos Aires- tienen una mecánica y una forma de ser: jornadas de más de 12 hs, pago por prenda terminada (si es que el trabajador/a logra cobrarlo) y el pago por parte del trabajador/a de una “deuda” que no se termina de pagar nunca. El almuerzo y la cena, pocas veces, se las ofrece “la cocinera” del taller y tienen media hora para comer. Para ir al baño, hay que pedir permiso.

En la experiencia cotidiana de estos talleres, todas las prácticas sobre los/as trabajadores/as se traducen en el control y la manipulación del cuerpo, domesticarlos física y psicológicamente. Son espacios que favorecen el aislamiento y el individualismo, características que, una vez más, son más que favorables para que el burgués aumente su producción sin quejas.

Despidos, suspensiones y conflictos sindicales

Según datos de la fundación Pro-Tejer, en los últimos 12 meses, hubo 15 mil despidos, 8 mil formales y 7 informales, y 5 mil suspensiones. Son muchos los conflictos y reclamos y poco lo que se difunde en los medios de comunicación. Hacemos un recuento de alguno de ellos:

Debido a la crisis del sector, en el partido de Luján, de Buenos Aires, varios sectores están reclamando la emergencia del sector textil. El polo industrial de Luján cuenta con 100 empresas y ya despidieron al 10 % de sus empleados.

Alpargatas de Bella Vista adelantó vacaciones a la mitad de sus 480 empleados. Se mantiene paralizada por falta de ventas.

En Chaco, una sucursal de la empresa Pampero cerró, dejando a 42 empleados sin trabajo. En Tucumán, la textil Tavex que tiene plantas en varios paìses, despidió y dejó en la calle a 120 familias.

Coteminas (grupo brasileño) en Santiago del Estero, despidió a 70. El grupo TN Planez, cerró su planta en Chaco, 166 desocupados. Herso, cerró en San Luis, 200 despedidos. En la misma provincia cerró Pampero. Y hay muchos otros casos de despidos y suspensiones.

La importancia de organizarse en cada lugar de trabajo y unificar las luchas

Otros casos que marcan la diferencia, porque la organización desde abajo ha impedido el avance patronal, son la textil Neuquén y la Naiberger-Perlea de Capital. La Textil Neuquén desde el 31 de enero se encuentra ocupada por sus trabajadoras quienes se enteraron,  durante las vacaciones,  que la empresa estaba vaciando la planta. Las trabajadoras se encuentran en lucha por la defensa de sus puestos de trabajo y han realizado distintas acciones, desde el corte del puente que une Cipoletti con Neuquén hasta donación de sábanas a un hospital, pasando por manifestaciones en la Casa de gobierno de la Provincia y un Maquinazo, diciendo que las máquinas son de quienes trabajan.

En noviembre, en la fábrica de ropa interior Naiberger, en el sindicato del vestido (SOIVA), ubicada en Capital Federal despidieron a 38 trabajadores/as. La fábrica estuvo ocupada por casi 15 días y luego de una conciliación obligatoria los/as trabajadores/as consiguieron la reincorporación. Estos despidos y otros 150 que se habían dado previamente responden a una clara reducción del personal y a un aumento en los ritmos de trabajo. Es decir, menos personas que trabajen más rápido, que descansen menos, que ganen lo mismo y que se expongan a accidentes laborales.

No es un slogan de la izquierda el que “la crisis la paguen los patrones”. Vemos cómo grupos empresarios manejan sus inversiones para asegurar y acrecentar sus ganancias. Según un informe de la AFIP, durante los últimos años la rentabilidad del sector textil superó ampliamente la ganancia promedio de la economía. Ahora ante la crisis, no hay impedimento alguno para que los empresarios decidan cerrar alguna de sus plantas, derivar la producción a otras, tercerizar a talleres y otras estrategias patronales que dejan a cientos de familias trabajadoras  en la calle. A su vez, trabajadores y trabajadoras de diferentes fábricas señalan que los ritmos de producción aumentaron y que se compraron máquinas. Está claro que los patrones no quieren resignar un centavo. Durante de década ganada, ellos ganaron. Las trabajadoras y trabajadores, trabajamos.

¿Qué hacemos los y las trabajadores/as?

Los sindicatos, principalmente la Asociación Obrera Textil,  toman los argumentos empresarios para explicar la crisis y reclaman subsidios para las empresas sin tomar medidas contundentes para enfrentar los despidos y suspensiones que suceden a lo largo y ancho del país.. Es fundamental que podamos unirnos en cada lugar de trabajo, hacer reuniones entre compañeros/as o asambleas, en las fábricas donde se pueda, para discutir qué hacer para mantener nuestros trabajos. También es importante que podamos unificar nuestros reclamos con otras fábricas y lugares de trabajo, porque como trabajadores/as compartimos los mismos problemas y porque en unidad tenemos más fuerza para enfrentar la crisis.

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