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Casting para el Cámpora de Cristina y otra flor para el empresario favorito de Macri
Por Alejandro Bercovich - Friday, Mar. 31, 2017 at 4:28 PM

31 de marzo de 2017

Casting para el Cámp...
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Alejandro Bercovich
abercovich@diariobae.com

Cuando empezó el incendio en la terraza, la sala "Juan Carlos Pugliese" del Anexo de Diputados estaba atiborrada de pequeños y medianos fabricantes de calzado, marroquinería, textiles y metalúrgicos. Convocados por José Ignacio de Mendiguren a la Comisión de Industria, los perdedores del modelo recién arrancaban su catarsis. Una empleada con un handy entró a desalojarlos. Primero se resistieron y acusaron al oficialismo de pretender impedir la sesión. Después amenazaron con convertirla en una asamblea en la Plaza de los Dos Congresos. Finalmente empezaron a colarse en pequeños grupos enfrente, en el antiguo Palacio Legislativo, hasta que De Mendiguren y Axel Kicillof consiguieron la venia de Emilio Monzó para seguir la reunión en el salón de los Pasos Perdidos. Así llegó al corazón del Congreso el lamento fabril. Justo el mismo día en que el INDEC dio cuenta de la decimotercera caída consecutiva de la producción manufacturera, que en febrero se desplomó otro 6% con pérdidas en 11 de sus 12 rubros.

Los cerca de 300 industriales presentes pidieron que se declare la emergencia Pyme y no se privaron de ironizar sobre la Ley de Emprendedores, la iniciativa que despachó el oficialismo esta semana para agilizar la inscripción de nuevas empresas. "En este contexto, más vale que agilicen los trámites de quiebra", soltó uno de los que aún no perdió el sentido del humor. "Es la tormenta perfecta: caída de la actividad, aumento de costos, apertura de importaciones constante y competencia desleal por parte de países que venden a precios de dumping", enumeró a su turno De Mendiguren. El dos veces jefe de la Unión Industrial incluso reeditó un show que solía hacer durante los estertores de la convertibilidad: de una cajita de cartón sacó cubitos de caldo importados de España, toallitas higiénicas alemanas y una lata de choclos brasileños, todo comprado en el supermercado. Símbolos del atraso cambiario al que conduce la estrategia de anclar el dólar endeudando al Tesoro a un ritmo vertiginoso.

Aunque Nicolás Dujovne no ceja en su optimismo y redobló su campaña youtuber para tratar de insuflar algo de confianza a consumidores e inversores, las ventas no repuntan y los hombres de negocios lucen cada vez más preocupados. Easy y Sodimac, las dos cadenas que se reparten el mercado de materiales para la construcción y los arreglos hogareños, apenas incrementaron su facturación en lo que va de 2017 entre un 18 y un 20%. Muy por debajo de una inflación interanual que el gobierno porteño estimó en febrero en el 35,6%. "Nuestros precios subieron bastante menos que esa inflación, pero igual estamos un 10% abajo del año pasado en volumen", evaluó ante BAE Negocios el gerente general de una de esas dos cadenas, que pidió anonimato.

Las ventas no repuntan y los hombres de negocios
lucen cada vez más preocupados

El ejecutivo identificó una causa central del bajón del último bimestre: "Fue lo de las tarjetas. Nos mató". Aludía al plan Precios Transparentes, que prohibió desde febrero a los comercios promocionar "cuotas sin interés" para evitar que inflaran el valor de contado al absorber el costo de la financiación. La primera evaluación de los bancos, que trascendió esta semana, fue lapidaria: las ventas en cuotas con tarjeta venían creciendo en pesos un 51% y se desplomaron un 24% desde la puesta en marcha del plan. El martes, la criatura de Francisco Cabrera y Mike Braun vio publicado su obituario en el Boletín Oficial.

El tío del secretario de Comercio y dueño de la cadena La Anónima, Federico Braun, fue uno de los que fustigó con dureza el plan en el seno de la Cámara de Comercio (CAC). Por cortesía con su sobrino, responsabilizó al subsecretario Javier Tizado por el blooper de haber pulverizado las ventas en cuotas justo cuando el Gobierno necesita reactivar el consumo. Pero hasta la semana pasada, ambos lo defendían junto a otro funcionario de Comercio criado en el supermercadismo, José Ignacio García Hamilton. A los empresarios desconfiados, el trío les mostraba un informe que cruzaba azarosamente tuits, posteos de Facebook y publicaciones de Snapchat, que según ellos probaba que la gente empezaba a valorar Precios Transparentes y que las ventas repuntarían rápido. El manual de Durán Barba repetido como comedia.

¡A triunfar!
Ahora la pregunta es si restablecidas las facilidades de pago y lanzados los nuevos créditos al consumo de la banca pública, con hasta 50 cuotas de plazo, el consumo reaccionará a tiempo para evitar un porrazo electoral del oficialismo en octubre. Luego de que la paritaria más populosa del país (Comercio) se cerrara con la venia de Armando Cavalieri en un magro 20% anual en dos cuotas, los hombres de negocios no proyectan una recuperación traccionada por los salarios. Apenas si prevén que se atenúe la caída cuando los sueldos empiecen a actualizarse por los nuevos convenios, recién dentro de un mes.

Miguel Bein, el más optimista de los consultores hasta el mes pasado, acaba de rebajar al 3,4% su proyección de crecimiento del PBI para este año precisamente por ese indicio de que las paritarias irán otra vez a la baja. Ya había revisado su pronóstico inicial del 5% al 4,2% poco después del triunfo de Donald Trump, el cisne negro que abofeteó a un equipo económico que había apostado todo a su fallida rival. Pero el contexto regional tampoco deja de empeorar: la Venezuela de Nicolás Maduro se precipitó ayer al abismo al cerrar su congreso y en el Brasil de Michel Temer ya se resignan a que venderán menos de 2 millones de autos en el año. A fines de 2016, las multis automotrices proyectaban un repunte a 2,2 millones de unidades. Apenas tres años atrás, producían 3,7 millones.

Los industriales viven su propio "que se vayan todos". Y no solo por la asamblea que montaron ayer en medio del incendio en el Congreso. En la UIA, tal como se publicó en exclusiva el viernes pasado en esta columna, Daniel Funes de Rioja también vio incinerarse su candidatura a suceder a Adrián Kaufmann, representante como él del sector alimentario. Una revuelta de sectores desfavorecidos logró forzar un veto de al abogado laboralista que contaba con la bendición de Luis Betnaza, el lobbista en jefe del grupo Techint. Su mano derecha, David Uriburu, no pudo contener al grupo Industriales, donde militan tanto ellos como Kaufmann. A la Celeste y Blanca, su contrapeso interno, le toca liderar desde este año. Allí ya hay consenso para aplazar la elección hasta octubre, una vez conocido el resultado de las elecciones parlamentarias.

En esas elecciones, las que realmente cuentan, todos los ojos están puestos en Cristina Kirchner. En una cena reservada con dirigentes de La Cámpora, algunos días atrás, la expresidenta se declaró "harta de tratar con esta dirigencia política". Sus hermeneutas se apuraron a traducir a empresarios ávidos de información que finalmente no se presentará, pero la decisión no está tomada aún. En cualquier caso, sí participará de la campaña bonaerense para aportar su caudal personal de votos al sello oficial del peronismo. Una campaña en la que resonará el viejo "Cámpora al gobierno, Perón al poder". ¿El rol del Tío lo jugará la matancera Verónica Magario o el resucitado Daniel Scioli, que esta semana volvió a recorrer municipios de la mano de tres intendentes? ¿Mantendrá Florencio Randazzo su decisión de enfrentar en las PASO a Cristina o a quien ella apoye? Y si el chivilcoyano gana, con ayuda oficial o sin ella ¿hará campaña después Cristina por él?

Plata de los jubilados
Si el oficialismo postulará a Esteban Bullrich, a Marcos Peña o a algún otro peso pesado del gabinete para cuidar el bastión bonaerense que conquistó Vidal dependerá de quién gane lo que ya es una guerra abierta con los docentes. Lo seguro es que el eje ya no podrá ser la condena de la corrupción kirchnerista, incluso aunque se logren exhumar nuevos casos concretos como los de José López o Ricardo Jaime, los viejos alfiles de Julio De Vido. La razón es sencilla: el peronismo ya cuenta con un buen arsenal para contraatacar, entre los conflictos de intereses y las causas ya abiertas en Comodoro Py contra el elenco gubernamental.

El empresario favorito de Macri, Marcelo Mindlin, es uno de los pocos que le llevan satisfacciones en lo económico al Presidente con sus multimillonarios anuncios de inversión. Pero también amenaza con cargar más barro en el pantano ético donde suele chapotear el vínculo entre negocios y política. Luego de que la YPF de mayoría estatal informara el viernes pasado a la Bolsa que le prestó 140 millones de dólares a su empresa Pampa Energía para comprar Petrobras, justo el año en que su balance exhibió pérdidas por primera vez en dos décadas, otro movimiento empezó a despertar sospechas en la oposición.

El movimiento no es ni más ni menos que la primera venta de acciones de la ANSES que dispuso el Gobierno, en noviembre pasado. Emilio Basavilbaso se deshizo entonces del 12% que poseía el Estado argentino de la filial local de la petrolera brasileña y se lo vendió a Pampa Energía por u$s 156 millones, un precio equivalente a $10,15 por acción. Ayer, esos mismos papeles cotizaban a $17,20. Un negocio demasiado ruinoso como para adjudicarlo a la torpeza, como el plan Precios Transparentes.

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