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La segunda muerte de Jonatan
Por Carlos del Frade - Monday, Apr. 10, 2017 at 1:19 PM

10 de abril de 2017 | (APe).- Hay palabras extrañas en la historia concreta, en el presente cotidiano de los argentinos. Una de ellas es “república”. Suele esgrimirse en la escuela, tanto primaria como secundaria, y comienza a desvanecerse en la adolescencia y juventud. Para los mayores de treinta años, la palabra “república” remite a otras como “constitución”, “instituciones” e “independencia de poderes”.

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En aquellos recuerdos de la infancia y la primera adolescencia, “república” está asociada, justamente, a los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. En la vida cotidiana, más allá de los recintos oficiales, por afuera de las paredes de las escuelas y las “instituciones”, los poderes son más.

En las escalinatas de los tribunales provinciales santafesinos con asiento en la ciudad de Rosario, el jueves 6 de abril, decenas y decenas de manifestantes volvieron a sentir que los poderes son muchos más que tres y que la palabra “república” suele tener más consistencia en los libros y la ficción que en la realidad.

¿En las provincias argentinas, en las principales ciudades del país que fue soñado en pos de vivir con gloria alcanzada la noble igualdad, realmente el periodismo es el cuarto poder o es la policía el real, concreto y contundente cuarto poder?

La segunda muerte de Jonatan Herrera parece confirmar esta idea que impacta en los que todavía son fervorosos creyentes de la existencia de la “república”.

Las crónicas periodísticas dicen que minutos después de las 15 del 4 de enero de 2015 un patrullero del Comando cruzó a Brian Vespucio en San Martín y bulevar Seguí, en la zona sur rosarina. Luego de asaltar una juguetería de la zona, el joven huía en una moto de la que cayó al llegar a Alem y Seguí. Continuó el escape a pie hacia Ayacucho y en el camino se sumó otra chata del Comando con tres ocupantes. Los efectivos se tirotearon con Vespucio y lo alcanzaron en Ayacucho y pasaje Villar. Allí vivía Jonatan, que lavaba su Volkswagen Gol frente a la puerta de su casa. La persecución fue advertida por agentes de la Policía de Acción Táctica (PAT) que iban en un colectivo de la línea 133 y bajaron para sumarse al procedimiento.

En 52 segundos Vespucio terminó baleado y detenido en la puerta de la casa de Herrera. A unos metros cayó Jonatan, que había buscado refugio tras un árbol y lo alcanzaron tres balazos: en un pie, en la arteria hipogástrica y en la cabeza. Por el hecho en principio fueron detenidos cuatro agentes de la PAT que hacía apenas unos meses habían egresado del Instituto de Seguridad Pública: Ramiro Rafael Rosales, de 26 años; Francisco Javier Rodríguez, de 21; Luis Sosa, de 23; y Jonatan Gálvez, de 22. Recién un año y medio después fue detenida la agente del Comando Gladys Beatriz Galindo, de 37 años, a quien se le atribuyó el balazo letal en la cabeza.

El jueves 6 de abril, el juzgado conformado por los doctores Juan Carlos Curto, Rodolfo Zvata y Juan José Alarcón, decidió absolver a Gladys Galindo, condenar por tres años y ocho meses de prisión a Francisco Gutiérrez, Luis Sosa y Alejandro Gálvez. Rosales, para el que se había pedido perpetua al igual que para Galindo, solamente recibió una condena por seis años y medio de prisión.

María Elena, la mamá de Jonatan, sostuvo: "Vamos a seguir peleando. Si ellos lo buscan, les vamos a dar pelea; porque a Jony lo fusilaron. Acá adentro todo se compra y se vende; pero se metieron con la familia Herrera, y la familia Herrera siempre se pone de pie. Les pido perdón a mis hijos por no poder consolarlos", expresó.

-Lamentamos terriblemente esta resolución. Habla de un nivel de pseudo encubrimiento al Comando Radioeléctrico, desde los primeros momentos de la investigación (la agente Galindo fue detenida un año y medio después del hecho). Con este fallo se dice que nadie le pegó un tiro a Jonatan en la cabeza. Había muchos elementos. Encima apuntan a que Rosales no lo quiso matar. No alcanzan estas condenas. Es un fallo deficitario, que genera impunidad – dijo el abogado Salvador Vera. Agregó que “hay una dificultad de los fiscales para avanzar en las investigaciones y llevar a los acusados a juicio. No se logró quebrar el poder de lobby del Comando. Además, se da a conocer hoy, cuando no circula un colectivo, pero vinieron cientos de personas a acompañar a la familia. Nada de esto es casual. Teníamos expectativa de una condena ejemplar para poner un freno a los abusos policiales hacia la población joven de los barrios populares de Rosario. A Jonatan Herrera, hoy lo mataron de nuevo", dijo el doctor Vera.

La segunda muerte de Jonatan Herrera, a manos de jueces rosarinos, en realidad, confirma que palabras como “república”, “independencia de poderes” e “instituciones”, tienen una insoportable levedad.

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