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Polémica, libertad de crítica y fraccionalismo
Por Partido por la Revolución y el Comunismo-PRC - Monday, Apr. 17, 2017 at 12:51 PM

15 de abril de 2017 | Queremos aportar una mirada política en relación a los debates necesarios entre revolucionarios. Esta mirada está enmarcada, como todo, en un contexto determinado y como marxistas debemos partir de ese contexto para hacer política.

Polémica, libertad d...
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Entendemos que el escenario actual está marcado por una tendencia firme a la polarización social, en el cual, diferentes sectores están haciendo experiencias críticas con las conducciones peronistas y particularmente kirchneristas. Así mismo, la población está haciendo su experiencia con lo que votó, es decir con el gobierno ajustador del PRO-UCR. Es decir, que en el contexto de polarización social, las masas están inmersas en una experiencia que requiere del aporte de los revolucionarios para auspiciar los fenómenos de ruptura con las ilusiones burguesas de salida de la crisis. Entendemos que sólo una propuesta programática clara sobre la necesidad de un gobierno de los trabajadores que se plantee el socialismo puede ayudar en esta experiencia de las masas.

En este sentido, la conciencia se forma en esa experiencia que es colectiva y no individual. Por eso, los conflictos, las luchas van marcando los pisos que dialécticamente van formando el entramado de la conciencia de la clase. Esta conciencia, a su vez, se encuentra inmersa en el propio aparato ideológico de la burguesía, el estado, la justicia y los medios de comunicación hacen su trabajo cotidiano en esta disputa.

El balance de los conflictos y las acciones de lucha de la clase deben aportar al desarrollo de la conciencia en una perspectiva socialista, de ruptura con las direcciones burguesas y con las ilusiones de la democracia formal. El señalamiento de los límites y las perspectivas de tal o cual conflicto y de las direcciones de esos conflictos, entonces, deben cumplir con estos objetivos. Nunca deben ser para desmoralizar a los militantes de otras corrientes revolucionarias. No se trata de diezmar a las fuerzas aliadas, sino de lograr saltos en la conciencia de las masas, en una dialéctica permanente entre los balances y la práctica.

Hoy que la superestructura burguesa muestra un bloque de cogobierno entre el Macrismo y el Peronismo, y que las direcciones kirchneristas y peronistas del movimiento de masas funcionan como taponamiento de la lucha debemos buscar pegar de conjunto, mostrando a la clase que los revolucionarios, mas alla de nuestras diferencias, podemos conformar un polo de lucha y de dirección que enfrente la parálisis a la que nos quieren someter.

Por eso creemos que una cosa es debate político y otra muy distitnta es lo que sucedió después del corte de Panamericana y del desalojo de AGR. En las prensas se hicieron balances plagados de chicanas. El debate de la autodefensa obrera reducido a una caricatura donde pareciera que un pedazo de la vanguardia obrera sería “pacifista” y otros serían “foquistas de salón”. De ahí en más, los militantes se sintieron autorizados para amplificar lo más cloacal del debate por twitter, facebook, o snapchat, ya no importa. Nada que envidiarle a las vedettes de la televisión que debaten en programas de chimentos, mientras los servicios que pueden rápidamente hacer un recuento de costillas de la izquierda revolucionaria a partir de sus comportamientos infantiles en las redes sociales.
La libertad de crítica no es esto, compañeras y compañeros. Los debates fuertes que mantuvo Lenin con otros miembros del Partido Socialdemócrata Ruso no se publicaban en el Times, se publicaban en la prensa partidaria que no era un blog, era una publicación rigurosamente clandestina.
El debate estratégico se vuelve de vital importancia en una situación abierta como la que vivimos, pero si a nosotros nos preguntan, los balances pormenorizados los construimos colectivamente a la interna y los debatimos con franqueza, pero por sobre todo con respeto y tacto en el intercambio cara a cara. Cuidando no sólo a los colectivos obreros que salen a la lucha, sino también cuidando la información que se brinda al enemigo de clase.

“Se nos objetará que una organización tan poderosa y tan rigurosamente secreta, que concentra en sus manos todos los hilos de la actividad conspirativa, organización necesariamente centralista, puede lanzarse con excesiva ligereza a un ataque prematuro, puede enconar irreflexivamente el movimiento antes de que lo hagan posible y necesario la extensión del descontento político, la fuerza de la efervescencia y de la exasperación de la clase obrera, etc. Nosotros contestaremos que, hablando en términos abstractos, no es posible negar, desde luego, que una organización de combate puede abocar en una batalla impremeditada, la cual puede acabar en una derrota que en modo alguno sería inevitable en otras condiciones. Pero, en semejante problema, es imposible limitarse a consideraciones abstractas, porque todo combate entraña la posibilidad abstracta de la derrota, y no hay otro medio de disminuir esta posibilidad que preparar organizadamente el combate. Y si planteamos el problema en el terreno concreto de las condiciones actuales de Rusia, habremos de llegar a esta conclusión positiva: una fuerte organización revolucionaria es sin duda necesaria para dar precisamente estabilidad al movimiento y preservarlo de la posibilidad de los ataques irreflexivos. Justamente ahora, cuando carecemos de semejante organización y cuando el movimiento revolucionario crece espontánea y rápidamente, se observan ya dos extremos opuestos (que, como es lógico, “se tocan”): o un “economismo” sin el menor fundamento, acompañado de prédicas de moderación, o un “terrorismo excitante”, con tan poco fundamento, que tiende “a producir artificiosamente, en el movimiento que se desarrolla y se consolida, pero que todavía está más cerca de su principio que de su fin, síntomas de su fin” (V. Z. En Zariá, núm. 2-3, pág. 353). Y el ejemplo de Rab. Dielo demuestra que existen ya socialdemócratas que capitulan ante ambos extremos. Y no es de extrañar, porque, amén de otras razones, la “lucha económica contra los patronos y el gobierno” jamás satisfará a un revolucionario, y extremos opuestos siempre surgirán aquí o allá. Sólo una organización combativa centralizada que aplique firmemente la política socialdemócrata y satisfaga, por decirlo así, todos los instintos y aspiraciones revolucionarios puede preservar de un ataque irreflexivo al movimiento y preparar un ataque con perspectivas de éxito.” (Lenin, “Qué hacer”, capítulo IV, 1902)
Intercalamos a Lenin porque no nos cansamos de repetir, a 100 años de la Revolución Rusa, que necesitamos construir un Partido Revolucionario con mayúscula y superar todas estas chiquilinadas que nos hacen perder tanto tiempo.
Repudiamos tanto las descalificaciones sistemáticas a los obreros de AGR que se hacen en nombre de supuestos debates estratégicos con la dirección del PO, acompañadas de autoproclamaciones de máxima combatividad; como repudiamos que ningún militante del PO haya intentado prevenir o al menos abstenerse de votar la expulsión del PTS del acampe de AGR. Cabe destacar que abundan en nuestras construcciones de masas, confusiones entre el partido y la organización sindical. Punto sobre el cual tenemos una posición clara y que nos guía en nuestra militancia cotidiana.

Pero en un momento en el que el gobierno se mete en el debate diciendo desde las tapas de domingo que va a querellar a unos y no a otros, y que aún no hemos logrado que la mayorías obreras abracen la metodología del piquete o la toma de fábrica, ventilar estos debates al masivo es un error político.
Mucho se puede decir, y lo venimos diciendo al respecto desde nuestros pronunciamientos públicos. Sobre la necesidad del Frente Único Obrero, sobre los problemas del sectarismo, entre otras cosas. El balance pormenorizado sobre el conflicto de AGR-Clarín, no lo vamos a publicar en las redes sociales. Acercamos esta preocupación a los que quieran debatir la necesidad de aportar al desarrollo de una conciencia revolucionaria en la clase trabajadora, los invitamos a construir las instancias para debatir fuera de las pantallas que vigila la burguesía. Que los debates entre revolucionarios sirvan para prefigurar algún tipo de Frente de Unidad de los Revolucionarios que ayude a salir de este pantano a la vanguardia obrera y no para generar fotos y especulaciones electorales. El centro de la lucha revolucionaria está puesto en lograr que el movimiento de masas pueda dar un giro a la izquierda. Debemos mostrar, en este sentido, una izquierda capaz de ser dirección con seriedad y sin fraccionalismos que alejan a la clase de nuestras ideas.

Partido por la Revolución y el Comunismo, PRC, 14/4/17

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