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Si no se ve, no existe: trabajar muros adentro
Por Notas Periodismo Popular - Wednesday, May. 03, 2017 at 2:01 PM

1º de mayo de 2017 | Este 1ro de mayo, desde Notas destacamos una experiencia única gremial en el mundo. Uno de los fundadores del Sindicato Unido de Trabajadores Privados de la Libertad (SUTPLA) y al mismo tiempo estudiante del Centro Universitario Devoto (CUD) comparte su experiencia y análisis sobre qué significa trabajar hoy en contexto de encierro.

Si no se ve, no exis...
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Hay un contraste notable entre lo que se dice afuera y lo que pasa intramuros. Desde la página oficial del Servicio Penitenciario Federal (SPF) se afirma que “la finalidad de los programas de tratamiento es lograr que las personas privadas de la libertad adquieran pautas de conducta y herramientas para su reinserción en la sociedad”. Pero, en verdad, ¿cuáles son esas herramientas que ofrece el sistema carcelario? Tomando datos del Sistema Nacional de Estadísticas sobre la Ejecución de la Pena, alrededor del 80% del total de la población carcelaria eran desocupados o contaban con un trabajo de tiempo parcial al momento de producirse su detención. Esto muestra un problema previo que se agrava con el paso por la cárcel.

Algunos de los trabajos existentes en el penal de Devoto son el de armado de bolsitas con papel madera del estilo de las bolsas de shopping. En los pabellones y en las escaleras de los módulos está el trabajo de “fajinero”, aquellos que mantienen la limpieza. También existen los “tacheros”, que se encargan de sacar la basura de los tachos de todo el penal. A esto se suman los talleres “talleres externos”, relacionados con sastreria, automotores, domi-sanitarios (fabricación de lavandina, detergente y perfume), cocina central y panadería. Por otro lado, está la “mayordomía”, aquellos que que trabajan en las oficinas de criminología, inclusive en la del director y vicedirector. En el subsuelo hay un espacio al que le dicen “La cueva”, donde trabajan entre 50 y 60 personas. Reúne a quienes tienen conocimiento de albañilería, pintura, herrería, electricidad. Un dato llamativo es que en todos los módulos existen trabajadores que le cocinan a los celadores y limpian las celadurías.

La mayoría de estos trabajos presentan limitaciones: “Tenés que trabajar sin ninguna condición de seguridad, trabajar en lugares que no hay higiene, sin la ropa de trabajo. Si te dan algo, va a ser muy poco, algo precario, unos guantes por año”, cuenta el entrevistado. Y en general, limitaciones para poder especializarse en un oficio. “Falta mucha capacitación técnica para que verdaderamente cuando estemos en libertad podamos trabajar en lo que nos especialicemos. Sea en tornería, en mecánica o en diferentes ramas de trabajo. ¿Qué futuro podemos tener, si trabajamos en un taller de armado de bolsas? En la calle no hay en ningún lado que necesiten personal para ese tipo de trabajo”, reflexiona.

El integrante del SUTPLA cuenta que “todas las mañanas levantan a los trabajadores a las siete y media, ocho. Esto es en paralelo a cuando salimos a estudiar”. Y remarca: “Eso lo ganamos, es importante, antes a los trabajadores los sacaban a las seis de la mañana, y recién tomaban sus tareas a las nueve y media, diez. Durante ese tiempo, los tenían en una leonera, o a veces en un lugar más chico, al lado de la sala de abogados, todos apretados durante tres horas. Eso se lo ganamos nosotros”. Leonera se le dice a los lugares en los que quedan los detenidos cuando los mueven de un lugar a otro. La palabra viene del nombre que tenían las jaulas de leones, que se caracterizaban por tener varios en un espacio muy reducido.

Desde que los trabajadores se organizaron, el aumento de trabajo fue más que notable: de 250 compañeros, pasaron a ser casi 1400 personas que se encuentran en actividad laboral.

La idea de crear el sindicato comenzó a partir de una mateada en el CUD. Había una fuerte necesidad. “No había nadie trabajando, a nadie se le pagaba sueldo: había que visibilizar que por ley, necesitábamos un trabajo remunerado como dice la Constitución”, sostiene el entrevistado.

Ya pasaron cinco años desde aquel momento en que se conformó el SUTPLA. No sólo es una herramienta gremial novedosa, sino un espacio de discusión, crítica y solidaridad entre pares. “Un lugar donde nos sabemos escuchar, donde las decisiones las tomamos siempre en conjunto. Gracias al sindicato se ganaron muchas cosas de los trabajadores y muchas también para el centro universitario”, comenta. Y agrega: “A medida que pasó el tiempo se fue haciendo entender al servicio penitenciario que somos un sindicato y que vamos a reclamar todo los derechos que nos corresponden como trabajadores. En lo personal es un orgullo muy grande, gigante”.

Según datos de la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN), los trabajadores por jornada cobran, en definitiva, según la cantidad de horas que la autoridad penitenciaria sostiene que han trabajado. No existe ningún tipo de instancia donde cuestionar esa decisión, por lo que un detenido puede percibir hasta un máximo de 200 horas mensuales, muchas veces cobrando menos incluso. “El SPF nunca nos quiso reconocer que somos asalariados: no somos ni jornaleros, ni cobramos un ‘peculio’, hoy por hoy estamos cobrando 40 pesos con 20 centavos la hora de trabajo. Y no todos los trabajadores, menos de la mitad cobran las 200 horas de trabajo. Los que están en el taller de bolsa, o son fajineros por ejemplo, cobran 170, 180 horas. Lo demás se lo roba el servicio penitenciario”.

Por esto mismo, hace menos de un año, las mujeres del Complejo IV de Ezeiza llevaron a cabo una huelga de brazos caídos: la interrupción de todas las actividades y no retirar las comidas del penal. La medida fue en respuesta a la decisión de las autoridades del penal de reducir el pago de 200 horas de trabajo a 160.

La mayoría de las personas privadas de su libertad utilizan el salario para enviarle dinero a sus familiares fuera de prisión. Muchas de las personas que están presas son jefes o jefas de hogares y esta remuneración tal vez sea la única que percibe su familia. El integrante del SUTPLA y el CUD cuenta que antes de estar organizados, no había un fecha de cobro clara. “Un logro fundamental fue poder cobrar a partir del día 5, 6 a tardar 7 de cada mes. Antes cobrábamos a 19, 20 o incluso más tarde”, detalla.

Y agrega: “Otro gran triunfo es que el sindicato pueda recorrer todos los pabellones y todos lo módulos de lunes a viernes. La recorrida me parece muy importante. Se puede entrevistar a aquellos que no tengan laburo o también a los que tienen la mala suerte de recién ahora haber ingresado a la cárcel. Aprovechamos para decirles que hay un centro universitario, que se puede bajar a estudiar, hacer cursos extracurriculares de los cuales también pueden participar ellos”, explica.

Uno de los últimos proyectos del SUTPLA es el armado de una cooperativa de reciclado dentro de la Unidad. “Ante un Estado que mira hacia otro lado, tenemos un proyecto muy ambicioso: armar una cooperativa de reciclado acá adentro, en articulación con compañeros y compañeras del Movimiento de Trabajadores Excluidos – Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (MTE-CTEP)”, asegura. Y argumenta: “Queremos mostrarle a la sociedad y al Estado que todavía creemos en el trabajo donde uno se puede capacitar y puede seguir en el medio libre haciendo lo que uno aprende. ¿O no?”

Stephanie Darling y Nicolás Nuñez

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