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La ley del offside, el botón de Rafecas y los fantasmas que asustan al establishment
Por Alejandro Bercovich - Friday, May. 12, 2017 at 2:31 PM

12 de mayo de 2017

La ley del offside, ...
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Alejandro Bercovich
abercovich@diariobae.com

Si entre las leyes que estudian los abogados estuviera la del offside, los tres supremos que autorizaron la aplicación del beneficio del “dos por uno” a los represores condenados por delitos de lesa humanidad se habrían ahorrado varios dolores de cabeza esta semana. Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco podrían haber intuido que sus votos traerían aparejado el retroceso más palpable de las políticas de memoria, verdad y justicia desde la asunción de Mauricio Macri. Y con una pizca de la cintura política que mostró con el suyo el jefe del tribunal, Ricardo Lorenzetti, también podrían haber previsto el correctivo inédito que más de 500 mil personas junto a los organismos defensores de los derechos humanos les aplicaron anteayer en todo el país. Frente a un oficialismo que se postra ante las encuestas y los focus groups, quizá habrían anticipado también lo solos que quedarían tras el masivo rechazo público a su sentencia. Como defensores bien entrenados y ante la orden del capitán, Marcos Peña, todos los voceros del Gobierno dieron el paso al frente el sábado, cuando se vieron venir la embestida, y dejaron a los tres cortesanos en posición adelantada.

Algo similar le sucedió ayer a Rodolfo Canicoba Corral, el juez que sobreseyó apresuradamente y sin investigar al jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, por las coimas de la contratista brasileña Odebrecht. Hábil tiempista de causas como la que cajoneó durante años sobre la manipulación de datos del INDEC por parte de Guillermo Moreno, Canicoba jamás imaginó que el propio Presidente describiría a Arribas como su amigo “más vivo, más desconfi ado y más acostumbrado a toda esta cosa de las trampas”, como lo hizo en el libro-reportaje que acaba de publicar Laura Di Marco (‘Macri. Historia íntima y secreta de la élite argentina que llegó al poder’). Menos creyó que el fiscal Federico Delgado conseguiría indagar por videoconferencia al cambista encargado de pagar las coimas, Leonardo Meirelles, quien ayer ratificó haber efectuado los giros de dinero al Señor Cinco.

En realidad, la unción de su amigo más tramposo al frente de la AFI no fue una decisión que Macri haya meditado demasiado. El subsecretario de Comunicación Estratégica, Hernán Iglesias Illa, lo cuenta en “Cambiamos”, otro libro indispensable para entender al macrismo. En la plataforma de campaña de Macri figuró hasta el 8 de septiembre de 2015 la idea de “cerrar la AFI”, una de las más antiguas recomendaciones del consultor ¿ad honorem? Jaime Durán Barba. Ese día, “quizás porque se necesitaba hacerle lugar a una propuesta más relevante o porque estaba estancada, sin mayores entusiasmos ni desarrollo, desapareció del borrador”, rememora el hoy funcionario. Faltaban pocas semanas para las elecciones y el teorema de Baglini, otro axioma que no se enseña en Derecho, metió la cola.

Eject
Un vecino de Comodoro Py de Canicoba Corral, Daniel Rafecas, tiene ahora en su escritorio un botón que le permitiría eyectar a los tres jueces supremos que votaron por la reducción de penas para los genocidas. Los baqueanos de Tribunales más afectos a la conspiración creen que sería la carambola perfecta para Lorenzetti, quien desde un año y medio atrás ve en Rosenkrantz un riesgo para su continuidad al frente de la Corte. La denuncia por prevaricato del abogado Marcelo Parrilli contra los tres ministros, que sorprendentemente impulsó el fiscal Guillermo Marijuán, insospechable de militar para la oposición, recayó en su juzgado. Con una simple resolución, Rafecas podría pedir indagarlos previo juicio político del Congreso para despojarlos de sus fueros. ¿Acaso algún legislador se sacrificaría para cuidarles la espalda, luego del 211 a 1 de Diputados y la unanimidad del Senado para contrarrestar su fallo? ¿Acaso se pondrían en contra a la plaza de los pañuelos, donde volvió a marchar gente que votó al oficialismo?

Entre los popes de la City no preocupa
demasiado la crisis que desató el fallo de la Corte

El mejor testimonio de la decisión de Cambiemos de dar marcha atrás con su aval inicial implícito al fallo lo dio Pablo Tonelli, quien discutió con su colega de bancada Daniel Lipovetzky el día que la Corte lo hizo público. Tonelli lo consideraba acertado y Lipovetzky lo creía un error. Pero fue Tonelli quien se deshizo en atenciones hacia los representantes de los organismos de derechos humanos el martes, cuando se debatió contrarreloj la enmienda que dejó en letra muerta el fallo de la Corte. “Díganme qué quieren que ponga y lo ponemos”, llegó a rogarles solícito el diputado, según contaron a BAE Negocios varios de los presentes en la reunión.

¿División de poderes? ¿Respeto a las instituciones? No son reclamos que figuren hoy en la agenda del empresariado. Al menos no se habló de eso en la reunión secreta que mantuvo la Asociación Empresaria Argentina (AEA) anteayer mismo (antes de la marcha) en el Palacio Duhau. El director ejecutivo de ese club de millonarios, Jaime Campos, se limitó a repasar allí ante referentes como Paolo Rocca (Techint) y Héctor Magnetto (Clarín) los escasos avances en el plan de la entidad para abaratar los costos logísticos del país. Apenas si hubo un intercambio de comentarios en voz baja sobre la cuestión.

Entre los popes de la City tampoco preocupa demasiado la crisis política que desató el fallo de la Corte. Allí las conversaciones giran en torno a la infl ación oficial (9,1% en el primer cuatrimestre, casi 30% anualizada), que podría empezar a disparar cláusulas gatillo de reapertura de paritarias antes de las elecciones. También se habla de los llamativos balances de algunas empresas energéticas, como Gas de Cuyo (de Nicolás Caputo) y Central Costanera, que exhibieron pérdidas o fuertes recortes de ganancias en el último trimestre gracias a artilugios contables. ¿Todas decidieron aplicar amortizaciones y depreciaciones al mismo tiempo? ¿Se los habrán pedido desde el Gobierno? La sospecha de algunos traders es que no quisieron mostrar rentabilidades tan vistosas como las del año pasado para evitar que crezca el rechazo social al tarifazo en los servicios públicos. O que quede en evidencia que a Juan José Aranguren se le fue la mano con el “descongelamiento”.

Padres e hijos
Los empresarios latinoamericanos de peso global que se alojaron en Buenos Aires esta semana, como Carlos Slim y Gustavo Cisneros, se limitaron a participar de encuentros como el de “Padres e Hijos” del jueves y viernes pasados y del organizado por el Círculo de Montevideo ayer y hoy en el Sheraton. De anuncios de inversión, nada. Todos tienen el pie en el freno y aguardan los resultados de las elecciones de octubre, al igual que sus colegas de cabotaje.

¿Es el crecimiento de Cristina Kirchner en encuestas como la de Management&Fit lo que aterroriza a los inversores? En parte sí, porque entrevén en él un declive del apoyo a las reformas que ven con buenos ojos del Gobierno. Pero casi todos los hombres de negocios consultados por este diario creen que la exmandataria no se postulará y que recién volverá a la carga en 2019. Lo que temen es que un revés electoral del oficialismo ante el candidato que termine por levantar el peronismo limite el plan de ajuste fiscal que prepara Nicolás Dujovne para después de las elecciones, que ayer intentó desmentir sin demasiada convicción ante financistas el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

La provincia de Buenos Aires sigue siendo el principal campo de disputa. Y sus potenciales candidatos, el centro de todas las miradas del establishment. Como gran parte de la población desde el mismo miércoles a la noche, los empresarios cuchicheaban ayer en el Sheraton sobre las desventuras amorosas de Daniel Scioli, cuya campaña financiaron muchos de ellos y sobre quien el escándalo del embarazo de su novia 32 años más joven extendió un manto de dudas. Fue también la comidilla de la cena con show de tango donde cantó anoche la otrora sciolista Nacha Guevara. Un subibaja vertiginoso en el que se balancea la madre de todas las batallas.