Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

La CGT, con destino de canapé amarillo
Por Roberto Caballero, Tiempo Argentino - Sunday, Aug. 27, 2017 at 1:13 PM

Sábado 26 de Agosto de 2017 | La crítica despiadada al discurso de Juan Carlos Schmid en la movilización del 22 de agosto no registra lo esencial. La central sindical mayoritaria atraviesa una instancia dramática. Rastreable, sobre todo, en los balbuceos del triunviro que se animó a ser orador en Plaza de Mayo, después de la marcha del atril volador, metáfora cruda del vacío de conducción que atraviesa. Su papel en la escena, sin embargo, no puede resumirse en la figura del presunto burócrata sindical que no llama a un paro general y deja huérfanos de protección a sus representados, es peor que eso: a Schmid le tocó el rol de Edward Smith, el capitán del Titanic, pidiendo que la banda siga tocando mientras el iceberg destruye la proa del barco. Un último grito ante lo inevitable, un inútil llamado al orden en medio del caos o la curita para suturar un enorme tajo en la arteria femoral: la CGT se encamina a la ruptura.

La CGT, con destino ...
70184_cgt-marcha-telam.jpg, image/jpeg, 648x432

La crisis obedece a múltiples causas. Mala caracterización del gobierno de Cambiemos. Mala lectura sobre cómo iba a resolverse la interna peronista. Los dirigentes cegetistas ni siquiera pudieron acordar una táctica común para defender sus intereses corporativos ante un gobierno ciento por ciento patronal. Que no juega para los empresarios: son los empresarios de la Argentina. Hoy Macri no les respeta ni los acuerdos trabados en 2016, en medio de un festival de despidos y paritarias con cepo. Les acaba de echar al cuadro técnico cegetista que administraba la plata de las obras sociales, también al segundo del Ministerio de Trabajo que les reportaba. Habrá más humillaciones. Esto recién empieza.

Podría decirse, parafraseando a Agustín Rossi, que hoy hay más sindicalismo peronista entre los afiliados que entre los dirigentes. El "primero la Patria, después el movimiento y por último los hombres", en la institución que se precia de ser la más peronista de todas, se tradujo –con matices, por supuesto, recordando siempre que cualquier generalización peca de errores en "primero mi sindicato, después mi sindicato y por último mi sindicato". En tiempos de Macri, la llamada burocracia no traiciona así sólo a la clase trabajadora. Es también insolidaria entre pares.

Ante el más formidable proceso de restauración del poder empresario y financiero, lejos de fortalecer a la CGT como herramienta en la disputa por el reparto de la renta nacional, los dirigentes de mayor peso eligieron refugiarse en las zonas de confort de sus propias representaciones por rama, intentando abrir canales de diálogo particulares con el gobierno. Gerardo Martínez, de la UOCRA, es un buen ejemplo. También los petroleros. Apostaron a una flexibilización acotada de sus convenios para, en teoría, evitar males mayores. Cambiaron los despidos masivos por despidos selectivos y resignaron poder adquisitivo para mantener salarios, aunque sean insuficientes o pagaderos en cuotas.

La defensa del modelo sindical argentino quedó así en manos de una dirigencia dividida que optó entre la táctica vandorista de mostrar los dientes en la calle para negociar y los que directamente se dedicaron a mover el rabo ante la avanzada patronal por la baja de salarios. El triunviro fue apenas una salida cosmética para retrasar lo irremediable: el agravamiento de la crisis por ausencia de conducción unificada. Y nadie leyó mejor lo que ocurría al interior del edificio de la calle Azopardo que el gobierno, porque azuzó esa grieta interviniendo sindicatos (produciendo terror para el disciplinamiento de los más díscolos) o alentando esos acuerdos sectoriales con los más dialoguistas. Palo y zanahoria, según el caso.

El discurso de Schmid –deslucido, inconexo, brevísimo– fue el último alarido por mantener unido lo que, por dinámica mal llevada, tiene destino de ruptura. Fue la música de la orquesta ante lo inminente del naufragio. Pero la ferocidad en su tratamiento, el abordaje inmisericorde, parte de grupos de opinión que se sienten habitualmente cómodos en la prédica antisindical. Porque si bien es cierto que la historia del gremialismo nacional está plagada de rupturas y grietas, esta vez, a diferencia de otras épocas de la Argentina, poder político y poder económico concentrado son lo mismo y habitan el mismo lugar, la Casa Rosada.

Una CGT rota, sin capacidad de articular la resistencia común ante el porte formidable de un adversario que lo único que busca es la sumisión sin pataleos, es completamente funcional al esquema que pretende llevar la relación entre capital y trabajo al siglo XIX.

En estos 18 meses la CGT cometió muchos errores. El principal, utilizar la representación sindical para saldar cuentas al interior del peronismo, en especial, contra el liderazgo de Cristina Kirchner. El triunviro cegetista apostó a Sergio Massa como figura renovadora. Así le fue. No fue un error exclusivo de los sindicalistas: buena parte del peronismo analizó la etapa de igual modo. Sucede que su principal insumo son los análisis políticos de Clarín y La Nación. No hay lectura autónoma de la realidad, no hay pensamiento emancipado, pasan a creerle sin prevenciones a los diarios que forjaron, desde el Foro de la Convergencia Empresarial, el relato unificante que consolidó el bloque financiero y empresario que los tiene de enemigos.

La ancha avenida del medio no existe más. La tercera vía llevaba a vía muerta. El dispositivo Davos, aquel viaje que juntó a Macri con Massa, a quien presentaba como socio y opositor responsable, estalló en mil pedazos, en medio de un escenario de polarización que terminó por deglutirse al massismo, y amenaza con hacer lo mismo con cualquier variante peronista o panperonista que quede asociada con el oficialismo, como ya ocurrió antes con el radicalismo. Macri no acepta gobernar con nadie que no sea él. El lugar de sus socios amigables es uno solo: su estómago.

Peor aún, si el contrincante es débil, como lo es la CGT hoy, situación de extrema vulnerabilidad a la que llegó por decisiones equivocadas de sus dirigentes. Entendieron mal. No estaban invitados a la fiesta, nunca lo estuvieron, en verdad, salvo que acaten el destino de canapé que el macrismo les tiene reservado.

Si sus dirigentes no terminan por entender que sus intereses son estratégicamente contradictorios con los del gobierno, si no se unifican detrás de un programa político que los ponga en la vereda de la supervivencia, al menos, nada de lo que conocimos en el sindicalismo hasta ahora seguirá en pie. La máxima que dice que los gobiernos pasan y los sindicatos quedan, nunca estuvo sometida a una tensión como la actual.

El impacto tecnológico y sus consecuencias en el mundo del trabajo, la concentración casi infinita del capital en pocas manos, la conciencia laboral herida en la subjetividad por la supremacía mediática y el soporte político que un gobierno como el de Macri le brinda a este capítulo insaciable del capitalismo argentino, les depara un solo lugar para conservar su espacio de representación: la oposición. Cualquier mesa de negociación es antesala al banquete ajeno.

El de Schmid fue un grito contenido. El de un sindicalismo que teme lo que se viene, que intuye que tiene que hacer algo urgente para evitarlo, que no sabe cómo y que perdió demasiado tiempo probándose el traje de corporación influyente al interior de un modelo que no los corteja ni como pata contenedora del conflicto social. Simplemente, porque los quiere ver humillados, firmando la defunción de los convenios colectivos en la reforma laboral que se viene.

Demasiado tiempo perdido en construir un Lech Walesa contra el satánico kirchnerismo.

Se equivocaron: hacía falta un Saúl Ubaldini en condiciones de darle pelea al macrismo. «

agrega un comentario


Los antecedentes antisindicales del vice de Trabajo
Por Alfonso de Villalobos, Tiempo Argentino - Sunday, Aug. 27, 2017 at 1:14 PM

Los antecedentes ant...
70209_dh88hwywaae2ap9.jpg, image/jpeg, 648x432

Sábado 26 de Agosto de 2017 | Horacio Pitrau ha sido el promotor de las intervenciones sobre varios sindicatos.

La estrategia oficial de redoblar la ofensiva contra las organizaciones sindicales como respuesta a cualquier medida de fuerza no es nueva.

El mismo día en que la CGT realizó el único paro general contra la administración macrista, el pasado 6 de abril, el Boletín Oficial publicaba por la mañana una resolución en la que establecía una serie de disposiciones tendientes a regular las elecciones de los sindicatos y, de esa forma, desafiar el poder de las cúpulas sindicales.

En la disposición 7-E/2017 el Ministerio de Trabajo ordenaba la implementación del voto electrónico, el cumplimiento del cupo femenino en forma rigurosa, la inhibición de las candidaturas de dirigentes con causas judiciales abiertas, la regulación de las juntas electorales y un mayor control estatal de las cuentas y las reformas estatutarias que impulsaran los sindicatos.

La resolución, firmada por el secretario Legal y Técnico, Pablo Clusellas, fue girada para su ejecución a la Dirección de Asociaciones Sindicales, entonces a cargo de Horacio Pitrau. El mismo funcionario que ahora, y luego de la marcha del pasado martes, ha sido designado viceministro de Trabajo en reemplazo de Ezequiel Sabor.

La resolución oficial implicó una intromisión mayor del Estado en la vida de los sindicatos, una política que se potencia con el ascenso de Pitrau. Se trata de una tendencia que coarta la posibilidad de que los sindicatos puedan renovarse a partir del debate y la participación de sus bases.

En el medio, y desde esa dirección de la cartera laboral, Pitrau ha sido el encargado de disponer y monitorear la intervención de varios sindicatos, como el de Canillitas, a cargo de Omar Plaini, o el sindicato de vigiladores privados (UPSRA), entre otros.

Horacio Pitrau representa la punta de lanza para una ofensiva abierta del ministerio contra la CGT y, en particular, contra el sector vinculado con el moyanismo. El propósito es el de mantener a raya a los sectores que se muestran díscolos y dar aire a los que se inclinaron por la suspensión de la movilización y no son proclives a un nuevo paro general.

Su paso por la Dirección de Asociaciones Sindicales también es cuestionada por los abogados laboralistas. León Piazek, dirigente de la Asociación de Abogados Laboralistas, señaló a Tiempo que "no tengo una buena imagen. Se le critica que fue abogado de Shocklender, algo irrelevante. Lo que importa es que como director de Asociaciones Sindicales hizo una gestión pésima. Ha sido muy difícil tramitar cualquier gestión sindical. No intervino debidamente cuando se pedía que solucionara conflictos de personerías o encuadramientos. Para nosotros está blindada la dirección de Asociaciones Sindicales".

A pesar de eso, dirigentes de la CGT se mostraron esquivos a la hora de opinar sobre el flamante segundo de Triaca. Un dirigente de la Comisión Directiva de la CGT que estuvo en el palco el pasado martes, señaló a este diario que "al rengo hay que verlo caminar. Si nos vamos a guiar por los antecedentes, nos quedamos sin funcionarios. Veremos qué tipo de trabajo hace. El gobierno tiene la potestad de designar funcionarios". La consideración deriva en una formalidad para evitar caracterizar correctamente la movida oficial.

Sergio Sasia, enrolado en el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), que no participó de la marcha, señaló a Tiempo que "así como no recomendamos funcionarios, no opinamos de las designaciones". Si bien en el entorno de Juan Carlos Schmid prefirieron mantener ese perfil cauto a la hora de caracterizar la designación, en diálogo con el programa del periodista Luis Novaresio en radio La Red, Schmid advirtió que "las victorias no son buenas consejeras, a veces se aprende más de los fracasos". Además, desafió al Poder Ejecutivo: "Siempre hemos dicho que los que están en la Rosada son inquilinos, los dueños de la república somos el resto del pueblo". «

El Ministerio de Trabajo no actualizó el monto de sus programas sociales con el salario mínimo

En diciembre de 2016, en las reuniones entre el gobierno nacional y las organizaciones sociales para debatir la Ley de Emergencia Social, uno de los temas que se acordaron fue el de establecer un "enganche" entre los programas sociales con los incrementos del salario mínimo vital y móvil. Hasta ese momento, las actualizaciones de los subsidios se establecían a través de decretos y resoluciones.

La Ley de Emergencia Social, finalmente, estableció taxativamente ese vínculo para el caso de los nuevos programas que tomaron el nombre de Salario Social Complementario. Así, la ley establece que el monto de ese beneficio se fija en un 50% del salario mínimo vital y móvil. Como la idea es reconvertir paulatinamente los programas existentes como el Argentina Trabaja a esta nueva modalidad, la letra de la ley no los incorporó explícitamente, aunque los funcionarios aseguraron a las organizaciones que ese criterio también regiría para los programas que dependen de Desarrollo Social y los de la cartera laboral.

Ese acuerdo de palabra se puso a prueba en el cobro de los haberes del pasado mes cuando entró en vigencia el primer aumento del mínimo que dispuso el Ejecutivo mediante un laudo en la última negociación del Consejo del Salario Mínimo y que lo llevó desde $ 8060 hasta $ 8860.

En el caso de los más 350 mil planes Argentina Trabaja vigentes y dependientes de Desarrollo Social, ese acuerdo se cumplió.

Sin embargo, para el caso de los alrededor de 40 mil beneficiarios del Programa de Trabajo Autogestionado, esa actualización fue omitida a pesar de que, en diciembre de 2016, sí habían sido llevados a $ 4050 equivalentes al 50% del mínimo de entonces. Lo mismo ocurrió con los 360 mil beneficiarios del resto de los subsidios dependientes de la cartera laboral como, por ejemplo, el Construir Empleo.

Cristian Miño, presidente de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo, confirmó que "no los aumentaron. Lo que dicen que quieren hacer es llevarlos a todos al salario social complementario, a medida que se vayan produciendo los vencimientos semestrales. Ahí deberían actualizarlos". «

agrega un comentario