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El cacique al que las balas no podían alcanzar
Por El Orejiverde - Friday, Sep. 08, 2017 at 8:31 PM

Una semblanza del gran Taigoyi’, el hijo de la nación del monte, el que podía hablar con los pájaros y el que tenía el espíritu de quiyoq el jaguar

El cacique al que la...
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“El viento, el espíritu viento, habla para quien tiene el poder de escuchar el soplo del viento”.

El cacique es el representante de una comunidad y la defiende. El, tiene el poder para enfrentar a cualquier enemigo. El cacique puede escuchar lo que el soplo del viento tiene para decirle, él puede entender lo que las fuerzas de la naturaleza tienen para decirle. El cacique lleva consigo también algún poder terrenal que le han dado sus dioses.

Cuentan los ancianos Qom de Pampa del Indio que hubo un hombre que tenía el poder de que las balas no le tocaran. Eran los años en que las tierras eran vírgenes y eran codiciadas por la mirada ambiciosa del blanco, por sus enormes riquezas naturales. Entonces iniciaron una guerra sangrienta por querer usurparlas.

Este hombre vio que los usurpadores tenían armas que no eran como las suyas. Estos hombres traían consigo la garra de la avaricia y las balas, y apoyados por las fuerzas militares extendieron sus estancias invadiendo y despojando a los indígenas de su tierra ancestral.

Ellos solo veían en la tierra la oportunidad de extraer sus frutos para enriquecerse y así fue como quisieron exterminar al originario y apoderarse de esa tierra que les pertenecía desde tiempos inmemoriales.

El hombre del que hablo, tenía la fuerza del quiyoq, pues el quiyoq le guiaba para enfrentarse al enemigo. Cierta vez el hombre dijo: “voy a preguntarle al quiyoq cómo tenemos que hacer” a lo que el quiyoq le contestó: “quedate por acá, porque cuando el último soldado esté en mi línea voy a saltar sobre él, él me va a tirar a mí y el capitán va a mirar para atrás, entonces vos le vas a disparar al capitán”. Y así fue como el hombre pudo vencer y entonces dijo: “yo tengo mi poder, mi poder viene del quiyoq”.

El hombre también podía hablar con los pájaros, porque el pájaro cuando canta está hablando, pero no todos lo pueden escuchar. Entonces el pájaro le dijo: “Van a pasar por acá”, (refiriéndose al paso de las milicias), entonces todas las familias para no ser vistas por los soldados, se adentraron a su hogar, el monte, el único lugar donde los militares no se atrevían a penetrar, laberinto insondable para ellos y fuente de toda vida para los Qom, espacio sagrado donde están los seres espirituales que los cuidan, los alimentos y las medicinas.

Este hombre que hablaba con los animales, fue elegido por su comunidad y juró defenderla hasta las últimas consecuencias. Era el cacique Taigoyi’, hijo de la Nación del monte. Lo que define a un cacique es el apoyo de su gente y el encuentro con los poderes ancestrales. Ha habido de los que han querido conquistar a la gente pero no han cumplido con lo prometido, esos son los que se venden, no son verdaderos, no son los que defienden la tierra.

Taigoyi’ fue el cacique que se fue cabalgando días y meses hasta Buenos Aires para pedir al presidente Yrigoyen les devolviera las tierras a su pueblo.

Dicen que su poder vino de una mujer, que tenía una bala adentro y no la mató, ese mismo poder le fue dado a Taigoyí. Así fue como pudo armarse y prepararse para hacer frente al enemigo.

Era cacique poderoso, no se dejaba invadir por la bala, no tenía miedo, era muy valiente.
Era del Quiyoq, el poder que lo acompañaba. Nunca cayó por el poder de las armas.

Taigoyi’ fue quien con su poder espiritual habló y negoció la paz y la tierra para su pueblo, hoy Pampa del Indio.
Esto me lo contó mi abuelo, Canuto Ramírez, miembro del Consejo de Ancianos “Lqataxac nam qompi” (La Palabra del pueblo Qom), de Pampa del Indio, Provincia del Chaco, República Argentina.

“No hay números, fechas, ni agenda” me dijo el abuelo. Podemos pensar que alguien desde el ejército invasor haya escrito algo pero siempre el que “escribió” la historia, lo hizo de la forma que le era conveniente. Podía estar acá en este país o en otro. Podía escribir, por ejemplo, que ese era un “desierto”, que estaba “vacío” de personas y de vida, pero nunca iba a plasmar que el Chaco era una nación con árboles, plantas y animales que daban vida a sus pueblos, que estos preexistían cuando el roqshé bajo de los barcos, que esos pueblos eran “personas” con origen, historia y vida cultural, porque un decir así no beneficiaba al Estado, no servía para agrandar ni para extender la frontera, no era útil para poder ganar territorio.

Mi pensamiento, ya curioso de querer saber fechas y números en años, me hizo preguntar a los ancianos de la comunidad, pero me dijeron que ellos no recuerdan, que solo pasó cerca del tiempo en que fue la guerra del Paraguay y que luego, en el primer mandato del Presidente Hipólito Yrigoyen, Taigoyi’, logró la devolución de unas 20 mil hectáreas.

Esta historia es de puro valor oral, y pienso en lo rico de esta oralidad ya que aún tenemos a nuestros ancianos en vida. Tal vez podamos encontrar algún libro firmado por un profesional en el tema, donde estén muy bien detallados las fechas y los años pero yo quiero mostrar también lo que nos cuentan a los más jóvenes, los cuidadores de la memoria de nuestra comunidad, los queridos abuelos.

Por eso quise contarla a esta historia, para mostrar cómo este cacique se hizo inmortal, y seguir resguardándola en la memoria de nuestro pueblo para que no pase al olvido.
Taigoyi’ es quien permanece hoy en el reclamo vivo de su comunidad frente al atropello interminable del extractivismo y a la amenaza constante de la tala del monte.

Taigoyi’, con la fuerza del Quiyoq, nos sigue empujando a resistir y a luchar, y es lo que nosotros, hijos de la nación del monte, seguimos haciendo.

Mi nombre es Eric Qetaq Morales. Nací en Pampa Del Indio, Chaco. Ahora soy integrante de la comunidad qom Whipala Sorrento de Rosario, Pcia. de Santa Fe, migrada en los años en que la tala desmedida dejó a los montes sin mapiq, el epaq sagrado, el algarrobo que nos daba vida, y el hualoq dejó de ser cosechado por las manos de los indígenas, soy músico del proyecto de folclore Ayem Nohuet y maestro idóneo reemplazante de la Escuela Intercultural Bilingüe N° 1344, que lleva el nombre de este gran Cacique y así sigo resistiendo…

Por Eric Qetaq Morales
Fecha: 7/9/2017

Glosario:
Ayem Nohuet: se traduce en castellano como “Soy el dios del Monte” y es un proyecto musical que hace folclore no tradicional combinando el idioma Qom y el castellano en las letras de sus canciones.
Epaq: el árbol (en idioma Qom).
Hualoq: el algodón.
Mapiq: el árbol de algarrobo, del que el pueblo Qom obtenía leña, alimento, tintas.
Qetaq: el chivo.
Quiyoq: el yaguareté, felino típico de América, que habita el Norte y Noreste de Argentina y en su traducción del idioma Qom al castellano fue rebautizado como “tigre”.
Roqshé: los “no originarios”, se traduce como “blanco”.

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