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Todos tus muertos: ciencia, genocidio y restitución de cuerpos indígenas
Por Derrocando a Roca - Friday, Sep. 08, 2017 at 9:31 PM

6 de septiembre de 2017.- “Es un paradigma de ciencia que tenemos que cambiar”. La frase resume el trabajo que desde hace más de diez años viene haciendo el colectivo GUIAS, un grupo de jóvenes antropólogos nucleados en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, que dejaron de lado la postura inconmovible de las autoridades de esas instituciones ante los reclamos de comunidades originarias de restitución de cuerpos indígenas, que desde fines del siglo XIX se comenzaron a acumular por decisión del Perito Francisco P. Moreno. ¿Cómo es la postura institucional de la Universidad ante esto? ¿Cómo es el proceso para realizar una restitución de cuerpos que en su momento fueron considerados “objetos de estudio”?

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FOTO: El cacique Inakayal en la Casa Rosada. Fuente: GUIAS. Disponible en http://colectivoguias.blogspot.com.ar/

Por Juan Pablo Puentes

Querido Viejo:

“[…] Creo que no pasará mucho tiempo, sin que consiga los huesos de toda la familia Catriel. Ya tengo el cráneo del célebre Cipriano, y el esqueleto completo de su mujer, Margarita; y ahora, parece que el hermano menor Marcelino no vivirá mucho tiempo […]”

Carta del Perito Moreno a su padre.

El Perito Moreno colecciona cráneos. Limpia la cabeza del cacique Catriel, trata de quitarle el mal olor. En una suerte de Complejo de Edipo Invertido, Francisco Pascasio Moreno le escribe una serie de cartas a su padre, desea poseer todos los cuerpos de la familia Catriel, desea tener cuerpos: de niños, niñas, adultos, mujeres y hombres. Exhibirlos, hacer de ellos un baluarte de lo primitivo, una concatenación seriada de bárbaros dignos de ser examinados, expuestos en su inferioridad, en su museo personal.

Francisco Pascasio Moreno es reivindicado por la historiografía oficial como el salvador de la Patria que, en tanto Perito, delimitó los límites naturales entre la Patagonia Chilena y Argentina. Menos conocida es la faceta de coleccionista de cuerpos, mutilados por el genocidio perpetrado por su amigo Julio Argentino Roca, y financiado por la Sociedad Rural Argentina.

El Perito Moreno arma su museo. Amante de los cuerpos, no se conforma con huesos, exhibe la barbarie viva, piensa que el visitante culto, en tanto digno hijo de Europa, debe ver en persona los rastros de la indiada que la civilización estaba dejando atrás. Del Campo de Concentración ubicado en la rioplatense Isla Martín García, son trasladados indígenas a otro campo de concentración, uno de índole “científico”, ubicado en la nueva ciudad capital de la Provincia de Buenos Aires: La Plata.

Tiempo antes, el Perito Moreno visitaba poblaciones indígenas, laburaba como espía de la oligarquía terrateniente, recopilaba información y se la entregaba al Ejército. En 1885, el coronel Conrado Villegas acuerda un Parlamento con Modesto Inakayal, longko (cacique) de lo que ahora conocemos como Patagonia Norte. Inakayal es traicionado por Villegas y encarcelado por tropas del Ejército Argentino. El Perito Moreno pide que sea trasladado al Museo de La Plata, en donde es obligado a trabajar como peón. En 1887 muere y su cuerpo queda prisionero de la ciencia, expuesto como trofeo de guerra.

El Perito Moreno continúa coleccionando cuerpos, hasta que fallece el 22 de noviembre de 1919. Anteriormente, forma parte de la Liga Patriótica Argentina, organización de extrema derecha creada por familias terratenientes, encargada de fusilar anarquistas y a todas aquellas personas que desafiaran al establishment.

Varios años antes de su muerte, en 1897, Francisco Pascasio Moreno le ofrece el puesto de Director del Departamento de Antropología a Robert Lehmann-Nitsche. Alemán, antropólogo y médico, Lehmann-Nitsche se dedica a estudiar lo que él consideraba pueblos bárbaros de Argentina, especialmente los ubicados en el Chaco y en Tierra del Fuego.

En 1896, en el Chaco Paraguayo, una familia de la población indígena Aché es fusilada, otra parte mutilada a machetazos. Una niña sobreviviente es secuestrada y apropiada por los asesinos de su familia, quienes le pusieron el nombre de Damiana. Dos años después, la madre del médico Alejandro Korn recibe a Damiana en su casa de Buenos Aires, para que trabajara como sirvienta. Posteriormente Korn, director del hospicio Melchor Romero, la hace ingresar allí y luego a una casa de corrección.

Cuando Damiana tenía menos de 14 años, Korn se la ofrece a Lehmann-Nitsche para que la estudiara. El antropólogo alemán le toma mediciones de su cuerpo y la fotografía desnuda. Dos meses después, Damiana muere de Tuberculosis

A Damiana le arrancan la cabeza y se la llevan a Berlín para que el antropólogo Hans Virchow le analice la musculatura facial, le serruche el cráneo y le estudie el cerebro. Escribe Lehmann-Nitsche “Relevamiento antropológico de una india Guayaquí” de 1908: “Su cráneo ha sido abierto en mi ausencia y el corte del serrucho llegó demasiado bajo. Aunque, por este motivo, la preparación de la musculatura de la órbita ya no será posible, lo que quería hacer el profesor Virchow. El cerebro se ha conservado de una manera admirable. La cabeza ya fue presentada a la Sociedad Antropológica de Berlín[1]”.

Lehmann-Nitsche continúa con su tarea etnológica. El 19 de julio de 1924, en la actual Provincia del Chaco, un ejército compuesto por policías y colonos fusila a más de 700 indígenas, confiscando las pertenencias y expulsando de sus tierras a los sobrevivientes, en una zona que ahora se conoce como La Matanza de Napalpí. El antropólogo alemán se encontraba en el lugar de la masacre y jamás se pronunció al respecto. Posteriormente, las investigaciones realizadas por la antropóloga Lena Dávila en su archivo del Instituto Ibero-Americano de Berlín, demuestran que Lehmann-Nitsche tenía absoluto conocimiento de los hechos, probado mediante las fotografías que lo muestran junto a los asesinos armados[2]. En palabras del antropólogo alemán: “[…] Cuando publiqué, no hace mucho, como parte VI de mi Mitología Sudamericana la Astronomía de los Tobas, no me imaginaba que bien pronto iba a tener nueva oportunidad para completar, dentro de otro grupo de los mismos indígenas, el caudal de observaciones sobre una materia casi del todo desconocida. Efectivamente: en julio de 1924 pude averiguar, en el Chaco Oriental, nuevos detalles sobre el tópico, aprovechando para este fin una quincena de días pasados en Napalpí, cerca de Quitilipi, a unos 135 kilómetros al oeste de Resistencia […][3]”.

La otra ciencia: El Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (GUIAS) y el legado de Rex González.

En 1918, en un contexto en donde la ciencia imperante tenía como figuras al Perito Moreno y a Lehmann-Nitsche, nace en Pergamino, provincia de Buenos Aires, Alberto Rex González. Médico, antropólogo y arqueólogo, fue pionero en desarrollar la arqueología moderna en Argentina, utilizando el método de datación de carbono 14, cuestionando las explicaciones antropológicas argentinas localistas. Comprometido con una antropología vinculada éticamente a las comunidades indígenas, el proceso social genocida iniciado en 1976 lo despojó de la cátedra que había ganado por concurso, en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la Universidad Nacional de La Plata. Reconocido por las Universidades más importantes del planeta, Rex González continúa con sus investigaciones y sus cursos. Con la democracia recuperada, retorna a las aulas de las que había sido proscripto, dejando una huella que continúan hoy, contra viento y marea, un grupo de antropólogos especializados en devolverles a las comunidades indígenas, los restos de cuerpos y materiales profanados por el Perito Moreno, Lehmann-Nitsche y sus discípulos.

La década de 1990 hace su debut con la debacle del bloque soviético, y un politólogo estadounidense de origen japonés declara el fin de la historia. Cuatro años después, Carlos Saúl Menem prepara su reelección y acuerda con Alfonsín la reforma de la Constitución Nacional, a Maradona le cortan las piernas en el mundial, un atentado terrorista vuela la Asociación Mutual Israelita Argentina, y Estudiantes de La Plata milita el asenso en el Nacional B. Ese mismo año se realiza la primera restitución de cuerpos del Museo de La Plata, mientras los/as estudiantes de antropología comienzan a cuestionar con cada vez mayor énfasis el rol del Museo como lugar de exhibición de cuerpos humanos.

Doce años después, en el 2006, mientras el Pincha obtenía el torneo apertura y Gimnasia seguía bancando los trapos, un grupo de jóvenes antropólogos nucleados en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, se propone como objetivo atender los reclamos realizados por los Pueblos Originarios que solicitan restitución de los cuerpos a las comunidades, y la no exhibición de los mismos en museos. En pos de ello, este equipo de científicos, identifica cientos de restos humanos que el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata poseía – en donde se encuentra la colección personal de cuerpos del Perito Moreno, y que fuera dirigido por Lehmann-Nitsche -.

Luego de años de trabajo, el Colectivo GUIAS (Grupo Universitario en Investigación en Antropología Social) comenzó a intervenir fuertemente en el debate público, y a interpelar el sentido común de la antropología con la fuerza de un cross a la mandíbula. De la prepotencia de trabajo de este grupo de antropólogas/os, se destacan una serie de restituciones de cuerpos indígenas. Por ejemplo, entre varios casos resonantes, en agosto de ese año, lograron quitar de exhibición del Museo de La Plata el cuerpo de un joven yámana llamado Maish Kensis; posteriormente, en junio de 2010 restituyeron desde el Museo de La Plata el esqueleto de Damiana y un hombre Aché asesinado en los yerbatales paraguayos, y en mayo de 2012, el cráneo de la niña, que se encontraba en el hospital universitario La Charité de Berlín, en Alemania, a su comunidad en el Chaco Paraguayo; en diciembre de 2014 finalizaron la restitución de Inakayal a la localidad de Teka, en Chubut, junto a más de veinte comunidades de los Pueblos Nación Mapuche – Tehuelche.

Para conocer la trastienda de las restituciones y entender por qué el Museo de La Plata devino en una cárcel de indígenas, Derrocando a Roca fue a la ciudad de las diagonales a conversar con dos de los integrantes de la nueva camada de antropólogos que acompañan desde la Facultad al Colectivo GUIAS: Victoria Homberger (VH) quien además se desempeña como Consejera Superior de la UNLP en representación de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, y Nicolás Deluchi (ND), integrante de la Comisión de Restitución del Concejo Académico de dicha casa de estudios.

VH: _ El Colectivo GUIAS viene trabajando desde hace 11 años, nosotros venimos acompañando desde el área de antropología, los consejeros directivos y ahora superiores, todo el proceso. En relación a lo que mencionás sobre las colecciones del Museo, quiero destacar que hubieron resistencias previas al tipo de antropología que se hacía. Por ejemplo, el Dr. Alberto Rex González, que alzó alto la voz, e incluso fue perseguido dentro del Museo y exiliado, y después lo trajo de nuevo la resistencia y toda una discusión que se daba hacia adentro del Museo.

Rex González también, hacia los noventa, alzaba la voz en contra del proceso neoliberal, de las ideas del fin de la historia, de la caída de los grandes relatos. Él decía: “la disputa del poder también hay que hacerla desde nuestra ciencia, la arqueología”. Incluso muchos de los referentes de las comunidades lo tienen bien referenciado, una persona que alzó la voz y que se opuso a muchas situaciones injustas. Muchos de nuestros compañeros lo tuvieron de docente, lo tomaron como referente. Nosotros hace poco le hicimos un homenaje y nombramos “Dr. Alberto Rex González” a la sala del Consejo Directivo, en esta sintonía de resignificar la antropología que nosotros queremos, hacia dónde vamos y cómo tiene que ser. La formación del Colectivo GUIAS tiene su correlato en muchas de las resistencias que se fueron dando en el seno mismo del Museo de La Plata, y en discusiones a nivel nacional.

_ ¿Cómo es el proceso para realizar una restitución de cuerpos?

VH: _ El proceso de restituciones hay que entenderlo con varias facetas. Una es la historia misma de la academia, de puertas cerradas, y de las resistencias que estuvimos hablando. Otra es cómo las comunidades vienen reafirmando su identidad desde la resistencia. Hubo un genocidio en este territorio. Los descendientes de estas comunidades se buscan, se encuentran y se conforman con una identidad propia y empiezan a exigir sus derechos. Después hay todo un proceso desde lo jurídico normativo que hace a lo que es la ley Nacional N° 25517, lo que dice el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas), sobre cómo tienen que ser los procedimientos de una comunidad, para poder empezar a pedir una restitución de restos.

Después, en la parte académica está la investigación, constatar con los catálogos, constatar los materiales y empezar a ver si tienen un recorrido en Europa, o si fueron colecciones que se donaron o que se prestaron. Empezar a reconstruir la historia de cómo llegaron esos restos al Museo y después, un proceso, dentro de la academia, de tomar la decisión política de devolver esos restos a quien corresponde. Después las comunidades, afirmando su identidad y solicitando su derecho, y después el vericueto legal que ahí es donde se empieza a hacer un poco más burocrático. Entonces para mí el proceso de restituciones tiene que ver con todo eso. Porque también, en todo esto, estamos en un punto en la academia, en donde se disputa la política de la institución, porque imagínate que en el 94 empieza la primera restitución de Inakayal que fue incompleta y nosotros la completamos en 2014, y son muchos los restos que quedan en el Museo, inventariados, catalogados. Más de 6.000 restos quedan en el Museo aún.

_ ¿Cómo es la postura institucional de la Universidad en estos casos?

VH: _ La postura institucional, si se quiere, de la Universidad, es bien fría. Hay un reclamo, de una comunidad, amparado por una ley, y están pidiendo que les restituyan unos cuerpos, que están inventariados, que fueron puestos a disposición del Museo en un contexto histórico determinado y la institución tiene que dar respuesta. ¿Todo ese proceso, es acompañado con una reflexión interna y una disputa hacia ver dónde estamos poniendo el tilde en esa historiografía, en volver a construir? Acá en antropología en La Plata, no existe ningún seminario en donde estudies, o que ampare, las investigaciones sobre genocidio indígena y que lo puedas poner a cuestionar, recién este año los compañeros lo están dando en la Facultad de Periodismo.

_ ¿A ustedes no les dieron una cátedra, o un seminario optativo en donde puedan laburar esos temas?

ND: _ Por lo general, fuimos los estudiantes y graduados jóvenes los que más estuvimos impulsando todos estos reclamos, toda esta cuestión que venía contando Victoria. Lo que quiero agregar, es que hoy lo que tenemos es una Comisión de Restituciones, que funciona muy esporádicamente, pero son los estudiantes los que vamos impulsando todo este proceso. Como decía Victoria, desde el 94 hasta ahora, recién el año anterior salió una actividad complementaria de grado sobre el tema de restituciones, y esto se da por todo el empuje que los estudiantes le metemos. Desde el Área de Antropología, que es un espacio del Centro de Estudiantes de la Facultad, es uno de los ejes de trabajo desde el año 2006 cuando el actual presidente de GUIAS era Consejero Departamental de Antropología. Desde entonces nosotros nos fuimos encargando de ir contando con profesores que estén en el tema, que estén con las colecciones, de ver cómo es el proceso legal, de ver cómo ese proceso se realiza, me refiero a esas diferentes facetas que planteaba Victoria. Ahora, hoy en día, pensemos que la institución lo toma de una manera ciertamente fría, como una ley que hay que cumplir, y hasta cierto punto, se preocupa por dónde van esos restos, cómo se van a conservar, y qué es lo que va a pasar después. Que es también uno de los debates. Nosotros planteamos: esto tiene que volver a quienes pertenece. Esas personas, van a hacer con los restos humanos restituidos lo que tengan que hacer de acuerdo a su cosmovisión. A la Institución, le duele y le cuesta restituirlos.

VH: _ Es que siguen habiendo posturas que dicen que los cuerpos son un objeto de estudio. En la Facultad, algunos miembros del Consejo y de la Institución, siguen pensando que son objetos que le pertenecen a la ciencia. Si vos decís que es un objeto de estudio, no lo decís desde una posición apolítica. Estás avalando una historiografía basada en vencedores y vencidos, en próceres, o como les gusta decir “los pro hombres de la ciencia” como el Perito Moreno, como Roca, como Lehmann-Nitsche, estás basando tu posición de científico en eso.

ND: _ El tema de las restituciones, en lo que es la Academia, es un cambio epistemológico de lo que significa la ciencia, es decir: “esto que hacían en el siglo XIX, no es ciencia, ni era una verdadera ciencia en ese momento, pero nosotros tenemos que dejar atrás todo eso”. No son objetos de estudio, son sujetos de derecho, y eso cuesta muchísimo que se instale en una Facultad de Ciencias Naturales. Por un lado, tenemos que devolverle lo que le pertenece a esos pueblos, y que está en el Museo, por otro lado dar una discusión de qué es la ciencia hoy en día, a quién beneficia, bajo qué intereses funciona. En esa clave, nosotros no podemos seguir con la idea que tenían estos hombres del siglo XIX, de la ciencia como un ícono del poder occidental, que ilumina al resto. Es un paradigma de ciencia que tenemos que cambiar.

[1] Bayer Osvaldo, “Damiana”, en Contratapa del Diario Página 12, sábado 19 de Junio de 2010.

[2] [1] Dávila Lena: “Robert Lehmann-Nitsche. Pruebas contundentes sobre su presencia en Napalpí en tiempos de la masacre”, https://nuevomundo.revues.org/68052

[3] Dávila Lena: “Robert Lehmann-Nitsche. Pruebas contundentes sobre su presencia en Napalpí en tiempos de la masacre”, disponible en https://nuevomundo.revues.org/68052

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Foto: Damiana. Fuente: Bayer Osvaldo. Diario Página 12. Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-147899-2010-06-19.html

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Fuente: GUIAS disponible en http://colectivoguias.blogspot.com.ar/

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Fuente: Dávila Lena: “Robert Lehmann-Nitsche. Pruebas contundentes sobre su presencia en Napalpí en tiempos de la masacre”, Figura 1 – N-0070 S 56 (IAI) disponible en https://nuevomundo.revues.org/68052

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