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Las consecuencias del Libre Comercio para los/as trabajadores/as
Por Red Eco Alternativo - Saturday, Sep. 23, 2017 at 2:06 PM

Jueves 21 de Septiembre de 2017 | Ante la llegada de la Organización Mundial de Comercio, el Instituio de Estudios y Formación (IEF) elaboró un texto sobre las consecuencias del Libre Comercio para lxs trabajadorxs, que compartimos a continuación.

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Del 10 al 13 de Diciembre 2017, Argentina será sede de la 11° Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), órgano supremo de decisión en el cual se reúnen los ministros de economía (y sus respectivas delegaciones de empresarios) de los 164 países miembros. Desde su fundación en 1995, el mandato de la OMC es la profundización del libre comercio, que es mucho más que la mera erradicación de los aranceles aduaneros. Implica a la vez que los países liberalicen sus economías a la llegada del capital extranjero, adecuando sus leyes y regulaciones a las necesidades de las grandes empresas, garantizándoles seguridad jurídica para crear así un ambiente propicio para que puedan generan máximas ganancias. Además, el libre comercio ha beneficiado a los países que poseen mejores condiciones para acceder a los grandes mercados, o sea a los países industrializados. No cabe duda que ellos tienen interés en fijar la división internacional de trabajo actual. Para Argentina, y otros países periféricos, eso significa asumir su rol de proveedor de recursos primarios y profundizar su modelo agroexportador en detrimento de otras actividades económicas, del medio ambiente y de la salud de su población.

América Latina lleva más de veinte años de experiencia de libre comercio, promovido no solo por la OMC y los países imperialistas, sino también por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), los Tratados de libre comercio (TLC) y los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI). El ejemplo de México es notorio, donde los efectos del NAFTA se han hecho sentir con fuerza sobre la clase trabajadora. Actualmente, más de la mitad de la población mexicana trabaja en la informalidad. En 2016 el salario mínimo era de 117 dólares por mes, pero para cubrir la canasta básica en ese año se necesitaba más del triple1. Para los trabajadores/as mexicanos, 22 años de libre comercio han significado menos derechos laborales, menos salario, mayor nivel de flexibilización y precarización y la subordinación total a las necesidades del mercado norteamericano.

Ejemplos como el de México abundan. La apertura de los mercados para la importación casi descontrolada de productos del exterior significa un peligro para las industrias nacionales y los puestos de trabajo locales. La presión sobre la clase trabajadora crece, ya que para poder competir con los productos importados, sobre todo en cuanto al precio, tienen que producir cada vez más barato y más rápido. Esta es la famosa “productividad” de la que tanto nos hablan los políticos: para ser “competitivos” e insertarnos en las Cadenas Globales de Valor, se debe aumentar la productividad. Este término oculta una nueva relación de fuerzas en el ámbito laboral: significa la reducción de los costos de producción para los empresarios, lo cual implica salarios a la baja, peores condiciones laborales y reducción de derechos sindicales. La reforma laboral que anuncia el gobierno de Mauricio Macri se inscribe en la ideología del libre comercio y somete a los/as trabajadores/as argentinos/as deliberadamente a las presiones en el mercado internacional, sabiendo de los efectos que conlleva.

Además de lo ya mencionado, esta competencia desigual genera cada vez más desempleo. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte sobre la tendencia creciente del desempleo al nivel internacional.2 Al crear una masa de personas desempleadas, aumenta además la presión sobre quienes aún tienen un trabajo, que temen tomar medidas de lucha (por ejemplo paros) por el miedo al despido.

Cabe mencionar, que la OMC al igual que los TLC estipulan varios principios según los cuales se debe regir el comercio internacional y que afectan directamente al mercado nacional, uno de ellos es la no-discriminación, concretada en las cláusulas vinculantes de “Nación más Favorecida” y “Trato Nacional”; esta última define que cualquier empresa internacional tiene que recibir el mismo trato que una empresa nacional. Quiere decir que si el Estado le da un subsidio a una empresa de zapatos nacional, debe otorgar “el mismo nivel de trato” a la empresa de zapatos extranjera. En caso de que el Estado se niegue, hay tribunales de arbitraje como el CIADI del Banco Mundial para que la empresa le demande y un órgano de solución de diferencias entre Estados dentro de la OMC. Vemos entonces que según la OMC el trato diferenciado entre empresas nacionales y empresas extranjeras es un hecho discriminatorio. Hay que recordar que en Argentina, al igual que la mayoría de los países, son las PyMes las que mayor empleo crean, mientras que empresas transnacionales lo hacen en menor medida, y además despiden sin razones a sus trabajadores como en el caso de Pepsico, Kraft y Cresta Roja.

Falta agregar que la nueva agenda de digitalización del trabajo (la “cuarta revolución industrial”) que se está debatiendo en todos los foros empresariales y gubernamentales a nivel mundial (incluyendo G20 y OMC) tendrá consecuencias adversas para los trabajadores/as. En un reciente informe, el Banco Mundial advierte sobre la posibilidad de una enorme pérdida de puestos laborales en caso de que los países no se adapten lo suficientemente rápido a la digitalización. Prevén que en Argentina se llegue a perder hasta el 65% de todos los puestos laborales.3 El comercio electrónico, punto importante en la agenda de la OMC para Buenos Aires, forma parte de esta cuarta revolución industrial que propone terminar con el trabajo tal cual lo conocemos, volviéndolo más precario e inestable, a la medida de las necesidades del capital y no de las personas.

Estas son solo algunas muestras de los efectos que tiene la liberalización de nuestra economía en cuanto al trabajo. Pero los acuerdos en el marco de la OMC y por fuera de la misma, tocan muchos más temas, como son agricultura, propiedad intelectual (patentes, marcas, copyright, etc.) y servicios, incidiendo entre otras cosas en el tipo de bienes que consumimos, el sistema educativo y el sistema de salud del que podemos gozar, el acceso a medicamentos, al agua, a la energía, a los alimentos, a los servicios públicos esenciales, a los bienes culturales y al conocimiento.4

Por todo ello, para nosotros, trabajadores y trabajadoras, la presencia de la OMC en Argentina constituye un momento de unidad de acción para frenar los objetivos de liberalización de la economía y su correlato en reaccionarias reformas laborales, previsionales, impositivas y ganar conciencia en nuestro pueblo para luchar por otro modelo productivo y de desarrollo.

 

1 Crisis y TLC 1986-2016 por Josefina Morales. Disponible en: http://docs.wixstatic.com/ugd/12e354_d5574ac327fe439fa8d30aa556839ad5.pdf

2 Perspectivas Social y de Empleo en el Mundo - Tendencias 2017, OIT. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_540901.pdf

3 Informe sobre el desarrollo Mundial 2016: Dividendos Digitales. disponible en: http://documents.worldbank.org/curated/en/658821468186546535/pdf/102724-WDR-WDR2016Overview-SPANISH-WebResBox-394840B-OUO-9.pdf

4 Para saber más, leanse el cuadernillo de la Asamblea Argentina Mejor sin TLC "Derechos Sociales vs. Libre Comercio: El gran debate detrás de la OMC", disponible en: https://mejorsintlcorg.files.wordpress.com/2017/02/cuadernillo-omc-final.pdf

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