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La invención del indio expiatorio
Por Martin Granovsky / Página 12 - Tuesday, Sep. 26, 2017 at 5:57 PM

A contramano de Canadá, el Gobierno inventa enemigos y Pichetto huele tufillos

24 de septiembre de 2017 | El Estado no halló a Santiago Maldonado pero desparramó sospechas sobre la existencia de enemigos internos que van desde floggers hasta mapuches, pasando por organismos de derechos humanos ligados a Amnesty International. En Canadá es distinto.

La invención del ind...
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Por Martin Granovsky

Imagen: Gustavo Zaninelli

El viernes último el jefe de Gabinete Marcos Peña se comprometió a que el Gobierno impulsará la prórroga de la ley 16.160, que dificulta los desalojos contra comunidades indígenas en toda la Argentina y reduce los potenciales escenarios de violencia. Pero la señal de paz choca con allanamientos como Vuelta del Río y Vaca Muerta, y operaciones de acción psicológica como la invención de un chivo expiatorio: la comunidad mapuche y sus ramificaciones, los peligrosísimos organismos de derechos humanos.

Tufillo. El viernes 22 el diputado del Frente para la Victoria Guillermo Carmona publicó en la web vaconfirmamendoza.com.ar una columna sobre “El peligroso regreso de la Doctrina de la Seguridad Nacional”. Advierte sobre la realización de ejercicios militares reñidos con la separación democrática entre defensa y seguridad interior. El mismo día el senador Miguel Pichetto sugirió una mayor presencia disuasoria de las Fuerzas Armadas en la Patagonia. ¿Para disuadir a quién? Pichetto dijo que hay movimientos cercanos a la Cordillera con tintes de “promontonerismo” o que “tienen tufillo a Sendero”. Seguramente se refería a Sendero Luminoso, la guerrilla peruana liderada por Abimael Guzmán que reivindicaba al maoísmo y en 1990 ya era una seria amenaza al poder del Estado no solo en el interior sino en Lima. Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Sendero fue responsable del 54 por ciento de las 70 mil muertes que se produjeron en los 20 años que van entre 1980 y 2000. Entre los métodos utilizados figuraron las matanzas de campesinos, los coches bomba en Lima y los asesinatos selectivos de funcionarios. Es difícil encontrar semejanzas, por ejemplo, con los mapuches de Vuelta del Río, la comunidad de 34 familias cercana a El Maitén allanada el lunes último por el juez Guido Otranto con fuerzas federales. “Esta es una comunidad mapuche-tehuelche que se conformó como tal en 1992, reconocida a nivel municipal, provincial, nacional e internacional, a consecuencia de los atropellos que sufrieron nuestros antepasados”, explicó después de los allanamientos uno de sus miembros, Roberto Tranamil. Relató que varios fueron esposados y tirados en el piso pese al frío. “La requisa en dos casas fue brutal, más con maltrato a personas que jamás cometerían un delito.” El vocero de la comunidad dijo que sus integrantes no utilizan métodos violentos ni están de acuerdo con ellos. Deberá tener cuidado: desde que Maldonado desapareció, quienes formulan denuncias en favor de las víctimas suelen ser ubicados como victimarios, es decir gente peligrosa que molesta y hace política.
Canadá y la humillación. La ensayista Beatriz Sarlo dijo en TN que por no haber ido a la Asamblea General de la ONU el Presidente se perdió un gran discurso del primer ministro canadiense Justin Trudeau sobre la política hacia los pueblos originarios. La crítica no mereció ninguna repregunta y quedó ahí. Pero la recomendación de Sarlo valía la pena. En media hora de discurso pronunciado alternativamente en inglés y francés, dijo Trudeau a la Asamblea General de la ONU el último jueves 21 que este año el país celebra los 150 años de la confederación pero indicó que “Canadá es más viejo”. Recordó que durante siglos fue hogar de colonos e inmigrantes que eso y que durante milenios fue el hogar de pueblos indígenas. “Canadá se construyó sobre tierras ancestrales pero no con la participación de quienes vivían en ellas”, señaló en una autocrítica colectiva. “Para los pueblos indígenas la colonización es una historia de humillación, porque el gobierno no respetó ni sus tradiciones ni sus leyes ni su dignidad” sino que “reescribió su historia” mientras erradicaba la lengua y la cultura. Tampoco respetó “ni las tierras ni las aguas de los pueblos autóctonos”, a tal punto que “hay chicos que viven en reservas que no pueden tomar agua limpia o lugar con ella, y hay padres que dicen buenas noches y cruzan los dedos”. Dijo Trudeau que como “herencia del colonialismo y luego del paternalismo, las escuelas separaron a los chicos de sus familias y los castigaron por hablar sus lenguas”. Según el primer ministro, “la buena noticia es que los canadienses entienden el problema y quieren actuar para garantizar al reconciliación entre Canadá y sus primeros habitantes”. La ONU informó en 2014 que un cuarto de los canadienses tiene título universitario, cifra que baja a un 6,5 por ciento entre los autóctonos. A pesar de que los indígenas son el 3 por ciento de la población, representan el 23 por ciento de los reclusos y el 33 de las reclusas. Desde el siglo XIX hasta 1996 más de 150 mil niños y niñas indígenas fueron apartados de sus familias y sometidos a una educación forzosa.

Milagro. En otro momento de su discurso Justin Trudeau lamentó que su país no hubiera apoyado de entrada la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Dijo que, en cambio, el año pasado Canadá revisó la posición y desde ese momento la respalda. Cuando la declaración se aprobó en la Asamblea General, el 13 de diciembre de 2007, Canadá fue uno de los escasos cuatro votos en contra junto con los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. La Argentina integró la mayoría de 143 votos a favor junto con toda América latina menos Colombia (ausente) y Granada, que se abstuvo. En la discusión de 2007 Canadá criticó los principios que obligan a consultas con los pueblos originarios y a admitir el debate sobre la titularidad de territorios comunitarios. En la ONU Trudeau reivindicó el cambio introducido por su gobierno y citó como autoridades a la ministra de asuntos indígenas, Carolyn Bennett, y a Amnistía Internacional, que advertía sobre una crisis de derechos humanos. La relación con esta entidad es tan fuerte que en 2016, durante una visita a la Argentina, Trudeau pidió a Macri que solucionara el caso de Milagro Sala basado en una petición que le había formulado AI. Nadie sabe aún si el primer ministro canadiense será incluido en la misma lista de sospechosos que ya integran los organismos de derechos humanos por el solo hecho de pedir datos ciertos sobre el desaparecido Santiago Maldonado. ¿Trudeau y Amnesty son el enemigo externo que se articula con enemigos internos como el CELS y los fiscales que investigan la violencia institucional?

RAM. Las palabras “Resistencia Ancestral Mapuche” se hicieron conocidas desde que comenzó el conflicto por tierras de la comunidad que habita el Pu Lof Cushamen. El Gobierno sostiene que se trata de un grupo clandestino conectado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la ETA vasca y el IRA irlandés, además de las milicias kurdas. Los primeros tres grupos firmaron la paz y la están construyendo. Los kurdos son el mayor pueblo sin Estado del mundo, con 30 millones de personas distribuidas entre Irak, Siria, Irán y Turquía. En los últimos años fueron la vanguardia en la lucha contra el fundamentalismo violento de ISIS, el Estado Islámico que según el gobierno también inspiraría al misterioso RAM. Hasta ahora no apareció ningún referente mapuche que se autoproclamara miembro de RAM. Fernando Jones Huala, hermano del detenido Facundo Jones Huala, bajo peligro de extradición ilegal a Chile, se hizo famoso por sus fotos de la época de flogger y porque en un allanamiento sufrió el secuestro de un presunto “plan de prensa”. Si eso fuera un delito debería asustarse el equipo de la jefatura de Gabinete. Todos los días inspira una cadena diaria de mails sobre lo que deben decir los funcionarios a los periodistas. Algunos mapuches, es cierto, arrojan piedras, lo cual parece reprochable pero sin duda resulta menos violento que los 318 muertos provocados por los barrabravas de fútbol en un país donde la mayoría de los partidos aún se juegan sin tribuna visitante. Ni hablar de los 700 femicidios, un fenómeno en el que hasta hace muy poco el sentido común ubicaba a las víctimas como culpables.

martin.granovsky@gmail.com

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