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Para silenciar a Milagro, Morales decidió devolverla a la cárcel
Por Horacio Verbitsky - Sunday, Oct. 01, 2017 at 11:30 AM

Los límites de la libertad

01 de octubre de 2017 | El contador Morales decidió devolver a Milagro al penal de Alto Sufridero, después de que preguntara a los gendarmes que custodian su casa-cárcel dónde está Santiago Maldonado y denunciara la represión a los trabajadores del ingenio Ledesma. Un fallo político de bajo nivel técnico confunde la Comisión con la Corte Interamericana de derechos humanos, alude a abusos defensivos y fustiga “ideologías extremas sobre un concepto erróneo de la libertad y sus límites”. La Corte Suprema sigue empollando.

Para silenciar a Mil...
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La decisión de revocar la prisión domiciliaria de Milagro Sala y devolverla al penal de Alto Sufridero, donde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que corrían peligro su vida y su integridad física es un eslabón más en la cadena de hostigamiento con que el gobierno jujeño del contador Gerardo Morales intenta humillar y someter a la fundadora de la Organización Barrial Túpac Amaru. Fue precisamente esa hostilidad abierta contra quien además lidera un partido de oposición a ese gobierno la que motivó a la CIDH a conceder la medida cautelar solicitada por la rama argentina de Amnistía Internacional, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la ONG Abogados y Abogadas del Noroeste argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (ANDHES). El fallo de la Cámara de Apelaciones y Control, que solo se conoce en forma fragmentaria, por filtraciones en tribunales y en algunos portales de noticias, contiene graves errores de hecho y de derecho, que refuerzan la idea de que los jueces Néstor Hugo Paoloni, Gloria Portal de Albisetti y     Emilio Cattan tenían una misión política que cumplir a como diera lugar.

La responsabilidad internacional

Morales no quería aceptar la decisión de la CIDH, pero el gobierno del presidente Mauricio Macrì le reclamó que lo hiciera, dado que la responsabilidad internacional recae sobre el Poder Ejecutivo Nacional y no sobre los gobiernos provinciales. Así lo establece la Convención Internacional sobre el Derecho de los Tratados. Esa Convención, que desde 1994 tiene rango constitucional, es decir superior a las leyes y códigos nacionales o provinciales, dice que los estados tienen la obligación de cumplir de buena fe los compromisos que han asumido, que no pueden “invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado” que es obligatorio en “la totalidad de su territorio”. Quien firma los tratados con otras naciones y es responsable de su cumplimiento ante la comunidad internacional es el gobierno nacional, no las provincias.

El traslado a una propiedad de la Túpac Amaru en el barrio La Ciénaga en las afueras de San Salvador fue dispuesto por los jueces Gastón Mercau y Pablo Pullén LLermanos, a cuya disposición está Milagro. Lo apeló el fiscal Diego Cussal, cuyos argumentos fueron aceptados por la Cámara. Mercau es un conocido militante radical, yerno de la presidente del Superior Tribunal de Justicia, Titina Falcone. Antes Falcone fue vicepresidente del bloque de legisladores de la UCR y abogada de Morales, a quien patrocinó hace 15 años en una demanda contra el actual presidente Maurizio Macrì por defraudación y vaciamiento del Correo, tema del que se han olvidado. Por su parte, Macrì no presionó en exceso a Morales para que cumpliera con la obligación internacional. El registro de la justicia electoral nacional indica que Pullen LLermanos está afiliado a un partido político en Jujuy aunque no consigna a cuál. Pero en su perfil en las redes antisociales el justiciero jujeño declaró su agrado por Macrì y posteó la foto del presidente. Ambos jueces pusieron condiciones ilegales, que convirtieron la propiedad en una cárcel, con vigilancia de 360º por dos docenas de cámaras de seguridad, el estacionamiento de un destacamento de Gendarmería en la puerta y un estricto diagrama de visitas, de pocas personas, en pocas horas y pocos días. Esto viola la Ley Nacional de Ejecución Penal 24.660. Su artículo 33 indica que “en ningún caso”, la persona en prisión domiciliaria “estará a cargo de organismos policiales o de seguridad”. Esa ley se cumple en el otro centenar y medio de casos de arresto domiciliario en todo el país. La defensa de Sala denunció a ambos jueces, a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y al director nacional de Gendarmería Gerardo Otero por prevaricato y abuso de autoridad. Llama la atención que hasta ahora no se haya sumado a esta denuncia el esposo de Milagro. Bisnieto del gobernador Pedro Álvarez Prado por la rama materna y nieto de un farmacéutico piamontés por la paterna, Raúl Noro padece las mismas restricciones que su cónyuge: no puede recibir visitas más que en días, horas y número dispuesto por los jueces y debe someterse al control policial cada vez que entra o sale de su casa, a la cual no se permitió el acceso a su hijo. 

Pullen LLermanos también la obligó a mostrarse ante los gendarmes tres veces por día. Milagro resignificó ese acto de sumisión en otro de rebeldía. Al asomarse al balcón pregunta:

–¿Dónde está Santiago Maldonado?

La frase se repite, con una foto de Maldonado en el pecho de su pijama. En la espalda, se lee: “Fue la Gendarmería”. Morales no lo soportó y el titular del Ministerio Público de la Acusación designado por él, Sergio Lello Sánchez, pidió a Pullen Llermanos y Mercau que adopten medidas disciplinarias contra ella para no vulnerar “el principio de igualdad de todas las personas detenidas que se encuentran con prisión preventiva”. Ese fue uno de los argumentos aceptados por la Cámara, que de ese modo vuelve contra el imputado un principio que siempre se ha interpretado en su favor. Otros detenidos podrían pedir el arresto domiciliario, y en cada caso los jueces resolverían si corresponde, pero es aberrante interpretar que no le corresponde a ninguno. Como ejemplo del desquicio en que está sumido el sistema judicial jujeño, Lello Sánchez afirma que Milagro Sala cumple “prisión preventiva domiciliaria” (como reclamó la CIDH si no le concedían la libertad plena) pero Pullen Llermanos dijo que no se trataba de prisión domiciliaria sino del traslado de una cárcel a otra. Milagro también concedió entrevistas de prensa, que enloquecen a Morales. Durante el año y medio de reclusión en Alto Sufridero el fiscal de Estado Mariano Miranda la amenazó con sanciones si se comunicaba con periodistas, pero debió retroceder cuando le advirtieron del escándalo nacional e internacional que esto desataría. Desde el penal, Milagro sólo tenía derecho a cuatro llamadas diarias por un teléfono público. Desde la vivienda en La Ciénaga puede hablar por los aparatos de su esposo y sus hijos. Por esa vía, también denunció la represión policial y de Gendarmería a los trabajadores del Ingenio Ledesma, que reclaman mejores salarios y condiciones laborales. Ledesma es el principal ingenio del país y la mayor empresa del Noroeste, pero la que peor paga. “Gerardo Morales quiere tenerme callada. Es una mordaza política para que no diga lo que está pasando en la provincia”, dijo Milagro al conocerse la disposición judicial.

La perversión

Los jueces notificaron la decisión a las 19 del viernes, pero no sus fundamentos, que la defensa de Milagro Sala recién podrá conocer el lunes cuando acceda al expediente. Este plus de perversidad impide a los defensores trabajar en el recurso de Casación. El Código Procesal Penal establece que la presentación de ese recurso suspende la ejecución del traslado hasta que no haya una sentencia firme, y la defensa tiene 15 días para presentarlo. Pero dada la mala fe con que el gobierno provincial y su magistratura han actuado en todo lo que tenga que ver con Milagro, se teme que Morales disponga el traslado durante el fin de semana, creando un hecho consumado, con el consiguiente desgaste emocional. La persecución se extiende a todos quienes no se plieguen a esos crueles dispositivos de aniquilamiento de la personalidad, como es el caso de la psicóloga del servicio Penitenciario, Laura Aguirre. Designada por el SPJ para atender a Milagro, fue separada del caso cuando firmó dictámenes que confirmaban la situación de riesgo en que se encontraba la detenida, su estado depresivo e ideación suicida. El maltrato recibido de sus superiores se reflejó en la denuncia por violencia de género y violencia institucional que presentó contra el Director de Bienestar Policial, Mario Taglioli. En su presentación menciona el caso de Milagro como origen de la persecución contra ella. Debido a esa situación padece un trastorno mixto de ansiedad y depresión con síntomas afectivos y fobia social, por el cual tiene carpeta médica. Aguirre contempla la posibilidad de dejar la provincia, donde tampoco ella tiene garantías.

La reconstrucción del fallo realizada de apuro para esta nota permite algunos señalamientos inquietantes al tribunal:

Mientras, la Corte Suprema sigue empollando los dos recursos en los que debe resolver sobre la prisión preventiva de Milagro Sala. La miseria de unos se complementa a la perfección con la cobardía de los otros, que dejan pasar los meses desde sus cómodas casas, autos, cátedras y viajes para recibir honores.

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