El gobierno postergó en los últimos meses una serie de aumentos para tratar de incrementar sus posibilidades en las elecciones legislativas. Con el resultado puesto, hoy ya habrá un ajuste de 10 por ciento en el precio de los combustibles y luego será el turno de las tarifas de luz, gas, trenes, subtes, colectivos, cuotas de prepagas y monotributo. Además, los partidos de fútbol de la Superliga finalmente se transmitirán solo de manera codificada. Por lo tanto, quien quiera ver el superclásico entre River y Boca el próximo 5 de noviembre deberá estar suscripto a la televisión paga y además contratar el Pack Fútbol que cuesta 300 pesos mensuales.
- Combustibles. Los combustibles aumentarán hoy cerca de un 10 por ciento y en el año acumularían un incremento de 24 por ciento, según confirmaron a PáginaI12 fuentes de las petroleras. En el caso de YPF, el gasoil y la nafta súper quedarían apenas por debajo del 10 por ciento y la premium por encima. A comienzos de enero, Aranguren cerró un acuerdo con los empresarios que derivó en un incremento inmediato de 8 por ciento y la promesa de ajustes trimestrales en base a una fórmula que tomaba en cuenta el precio internacional del petróleo, el de los biocombustibles y la evolución del tipo de cambio. En abril se anunció una baja de 2,6 por ciento en el precio del gasoil y de 0,1 por ciento en las naftas. La tercera revisión correspondiente al período julio-septiembre marcó un aumento de 7 por ciento para las naftas y 5,9 por ciento para el gasoil. En octubre se debería haber aplicado una nueva suba, pero las petroleras se comprometieron a no tocar los precios hasta después de las elecciones. A cambio, el lunes 25 de septiembre el gobierno anunció la liberación de los precios de cara a lo que viene. Desde las compañías, destacaban anoche para justificar el ajuste que el incremento estará en línea con la devaluación que sufrió el peso en el último trimestre. Además, remarcaban que en el trimestre el barril de crudo tipo Brent trepó casi 25 por ciento y los biocombustibles un 20 por ciento.
- Gas. El Gobierno les ordenó a las distribuidoras de gas a fines de agosto posponer para después de las elecciones el cobro del monto correspondiente al 50 por ciento de las facturas emitidas entre el 25 de agosto y el 31 de octubre. Esas boletas incluyen los consumos del bimestre julio-agosto, período en el que se concentra la mayor demanda anual de gas. La medida benefició a los clientes residenciales y el único objetivo fue evitar que lleguen facturas con fuertes subas en la recta final de la campaña electoral. Ahora los usuarios deberán afrontar el 50 por ciento que les quedó pendiente junto con el monto del próximo período. Además, antes de fin de año está previsto un nuevo ajuste que se sumará al incremento interanual de hasta un 400 por ciento que tuvieron que afrontar los hogares el invierno pasado. A fines de marzo, el ministro Juan José Aranguren anunció un aumento del gas, que sumado al ajuste de octubre de 2016 llevó la suba interanual promedio al 400 por ciento. En ese momento se anunció que habría un nuevo ajuste en octubre y otro en febrero de 2018. El de octubre se postergó por la campaña electoral y debería llegar en noviembre o diciembre, aunque en el gobierno también hay quienes prefieren aplicar un solo aumento en febrero y así evitar seguir echando leña al fuego de la inflación de 2017.
- Luz. Aranguren anunció el 31 de enero un aumento en la tarifa eléctrica que varió de 61 a 148 por ciento en promedio para los clientes de Edesur y Edenor, según la categoría. El ajuste se desdobló aplicándose una parte en febrero y otra en marzo. Esa suba implicó que en términos acumulativos el ajuste interanual oscilara entre 800 y 1200 por ciento, según la categoría. En el caso de un hogar cuyo consumo es de 300 kwh/mes, la boleta subió de 36 pesos en diciembre 2015 a 237 pesos luego del primer aumento tarifario (565 por ciento) y en marzo de este año trepó a 420 pesos, un 1066 por ciento desde diciembre de 2015. El aumento anunciado a fin de enero tuvo dos grandes componentes: la reducción de subsidios a la generación y el incremento de la tarifa que retribuye a la distribución, que el Estado nacional define directamente a través del ENRE para Edesur y Edenor. En el caso de la distribución, todo el aumento se aplicó en febrero, pero Aranguren aclaró que estaban por debajo del ajuste que habían exigido las distribuidoras en la audiencia pública. Por eso adelantó que en noviembre de este año y en febrero de 2018 habría dos nuevos ajustes del Valor Agregado de Distribución, de 19 por ciento en cada caso a lo que debería sumársele una actualización por inflación. Al igual que en el gas, el gobierno todavía no confirmó si el aumento será el mes próximo, en diciembre o si quedará para ser aplicado en febrero de 2018, junto con otro ajuste ya agendado para entonces. En el sector esperan novedades para los próximos días.
- Prepagas. El gobierno autorizó cuatro subas en lo que va del año. En febrero la cuota subió 6 por ciento, en julio 6, en agosto 5 y en septiembre otro 5 por ciento. En términos acumulativos el alza trepa al 22 por ciento. En julio las prepagas habían solicitado aplicar un ajuste de 5 por ciento en septiembre y 5 por ciento en octubre. La secretaría de Comercio sólo autorizó el 5 por ciento de septiembre y dejó en suspenso el otro 5 por ciento. A las empresas les dijeron que el 5 por ciento restante recién obtendría luz verde luego de las elecciones del 22 de octubre. Por lo tanto, es probable que en los próximos días se concrete el nuevo ajuste que elevaría el incremento autorizado este año al 29 por ciento, por encima de la inflación oficial. El año pasado, el incremento en los valores de las cuotas de los planes de medicina prepaga fue del 43,5 por ciento, concretada en cinco incrementos acumulativos: 9 por ciento en febrero, 15 en junio, 5 en julio y 9 por ciento en octubre.
- Monotributo. La ley 27.346 aprobada en diciembre del año pasado prevé en su artículo 52 que la cuota de los monotributistas y los topes de facturación se incrementarán en septiembre de cada año tomando como referencia los dos últimos incrementos de la movilidad jubilatoria. Por la campaña electoral, la AFIP anunció a comienzos de septiembre que el ajuste recién se aplicaría a partir de enero de 2018. Este año el aumento para jubilados y pensionados fue de 12,96 por ciento en marzo y 13,32 por ciento en septiembre. En términos acumulativos la suba llega al 28 por ciento. Por lo tanto, ese es el ajuste porcentual que deberán afrontar los monotributistas a partir de enero.
- Transporte público. El gobierno nacional decidió a fines de 2016 frenar los aumentos en trenes y colectivos por temor al impacto que pudiera tener en términos electorales. Lo mismo hizo el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la tarifa del subte. Todos los ajustes quedaron postergados para después de las elecciones. El último incremento en el precio de los pasajes de trenes y colectivos del área metropolitana de Buenos Aires fue el 8 de abril de 2016. En esa ocasión el boleto mínimo de colectivo trepó de 3 a 6 pesos y la tarifa más utilizada de 3,5 a 6,5 pesos. En el caso de los trenes, un recorrido intermedio subió entonces de 2 a 4 pesos. La tarifa de subte, por su parte, trepó el 31 de octubre de 2016 de 4,5 a 7,5 pesos y desde aquella fecha permanece congelada. Para mantener esas tarifas, los gobiernos de Nación y Ciudad incrementaron los subsidios, pero en el proyecto de Presupuesto 2018 el gobierno nacional planea una reducción de 6 por ciento de los subsidios al transporte. Por lo tanto, está claro que el ajuste será como muy tarde durante el verano. El ex presidente del Banco Nación y referente económico de Cambiemos, Carlos Melconian, lo dejó en claro a mediados de septiembre en el Congreso del Instituto de Ejecutivos de Finanzas que se desarrollo en Bariloche: “Hay que cortar subsidios, no va más la tarifa del colectivo en la ciudad más rica del país a 6,5 pesos”. En el caso del colectivo las primeras especulaciones indicaban que podría trepar de 6,50 a 11 pesos (69,2 por ciento), pero todavía no hay nada confirmado.
- Fútbol televisado. El programa Fútbol para Todos permitía ver desde 2009 la mayoría de los partidos del campeonato argentino de primera división por los canales de aire de manera gratuita. El gobierno nacional puso fin al contrato con la AFA y desde el inicio de la Superliga, el pasado 25 de agosto, los derechos de transmisión del fútbol quedaron en manos de las empresas Fox y Turner que venden el “Pack Fútbol” para ver todos los partidos a un costo de 300 pesos mensuales, siempre que el interesado este abonado a la televisión paga. De lo contrario, a los 300 pesos hay que sumarle el costo del abono del cable o el satélite. Pese a ello, en las primeras fechas del torneo todos los que pagan un abono básico de cable o satélite pudieron ver el fútbol. Sin embargo, fue solo una concesión de las empresas que formó parte de la campaña electoral del gobierno, pues Fox y Turner ya anunciaron que el River-Boca del próximo 5 de noviembre se podrá ver únicamente en los canales codificados. Por lo tanto, para seguir viendo fútbol no sólo habrá que pagar el abono de la televisión por cable o satélite sino también los 300 pesos adicionales del Pack Fútbol.
https://www.pagina12.com.ar/71053-con-las-naftas-comienza-la-temporada-de-aum...
El populismo “bueno”
Por Alfredo Zaiat, Página/12 -
Monday, Oct. 23, 2017 at 7:48 AM
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23 de octubre de 2017
Imagen: Leandro Teysseire
En todo el país, la Anses otorgó 2.036.496 créditos vía la tarjeta Argenta en este año, concentrando la entrega en los últimos meses del año electoral. De ese total, 978.774 fueron para los titulares de la Asignación Universal por Hijo; 376.704 para las personas que reciben las pensiones no contributivas y la pensión universal para el adulto mayor; 91.825 para los titulares del sistema único de asignaciones familiares y 589.193 para los jubilados y pensionados. El crédito por 3000 pesos era a 12 meses y por 500 pesos a 24 meses, a una tasa del 24 por ciento anual. Las deducciones por el pago de las cuotas no podían exceder el 30 por ciento del valor de la prestación mensual.
Este programa de fomento del consumo popular, bastante oneroso pero, en última instancia, expansivo de la demanda, formó parte del populismo “bueno” encarado por el Gobierno de Cambiemos en clave electoral.
Hoy suben los combustibles en alrededor del 10 por ciento promedio, con un par de puntos para arriba en las naftas y otros para abajo para el gasoil. Las petroleras estaban habilitadas a realizar el ajuste el primero de octubre. En acuerdo con el gobierno lo pospusieron para el día siguiente de las elecciones.
La estrategia de alterar el cronograma de ajuste en los precios de las naftas, que alivió por unas semanas el bolsillo de los automovilistas y de transportistas, fue otro aporte del populismo “bueno” a la causa electoral del oficialismo. Ahora el precio de la súper subirá a un piso de 22 pesos por litro, equivalente a 1,24 dólares, pasando a ocupar Argentina así el segundo lugar del país con los combustibles más caros de Latinoamérica, después de Uruguay.
El programa Fútbol para Todos, que podría financiarse con apenas 4 días de intereses que el Banco Central paga por las Lebac al mundo de las finanzas, siguió en forma precaria para los abonados a la TV por cable. El populismo “bueno” intervino también en la Superliga del Fútbol Argentino que comenzó a fines de agosto. El gobierno acordó con los dos conglomerados extranjeros (Fox y Turner-TNT), que pasaron a controlar el negocio del fútbol, mantener abierta la trasmisión de los partidos en las señales de cable, aunque sin el servicio de alta definición.
A partir del primer fin de semana de noviembre, cuando se jugará el Superclásico, ya no habrá esa posibilidad: sólo tendrán acceso a ver los partidos de fútbol en directo quienes paguen 300 pesos mensuales, más el abono de TV por cable y el correspondiente al decodificador HD.
El cronograma de ajustes de los servicios públicos esenciales diseñado por el populismo “bueno” concentró los aumentos para después de las elecciones. El alza del gas será del 40 por ciento, sobre una base que acumula más del 400 por ciento, por la actualización que se hará en función del valor del fluido en boca de pozo y de lo que percibirán las distribuidoras. Ese no será el último aumento. En abril del año próximo habrá otro ajuste mínimo del 30 por ciento.
En el último bimestre de este año también aumentará la luz. El ajuste en el transporte previsto inicialmente para este año quedó para el primer trimestre del año próximo. El peaje en las rutas subirá para la temporada de las vacaciones de verano. Habrá además incrementos en el servicio de agua y cloacas, telefonía celular, prepagas y taxis.
Economistas del establishment y analistas del oficialismo combaten con pasión al populismo “malo” y consienten el “bueno” con una candidez enternecedora, porque el deseo de que el gobierno gane las elecciones ha sido más fuerte que sus convicciones económicas. También han mantenido un prudente silencio acerca de los profundos desequilibrios que acumula el programa económico de Cambiemos, sólo cubiertos con la potente anestesia de la deuda interna y externa.
El populismo “bueno” ha cuidado relativamente el bolsillo en el año electoral con el objetivo de acorralar y derrotar en las urnas al populismo “malo”, cuya política no era engañar ni generar un consumo pasajero, sino alimentar la demanda agregada como motor del crecimiento económico para fomentar un círculo virtuoso de expansión y de inclusión social.
Ahora, pasadas las elecciones de medio término, el populismo “bueno” mostrará su verdadero rostro: el ajuste regresivo sobre los ingresos de la mayoría de la población.
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