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Encuentro político ideológico de referentes de pueblos originarios autoconvocados
Por Asunción Ontiveros Yulquila - Wednesday, Nov. 15, 2017 at 5:14 PM

ENCUENTRO POLÍTICO IDEOLÓGICO DE REFERENTES DE PUEBLOS ORIGINARIOS AUTOCONVOCADOS

LA CABA: 10 Y 11 DE NOVIEMBRE DE 2017

REFLEXIÓN POLÍTICA DE UN QULLA (KOLLA)

Por Asunción Ontiveros Yulquila

El 16 de noviembre de 1532, en el Tampu de Cajamarca (Perú), Tawantinsuyu, se produjo el envenenamiento del séquito del Hanan Inka Atawallpa. Francisco Pizarro, el fraile Vicente de Valverde y otros prepararon el vino moscatel con trisulfuro de arsénico, con varios meses de anticipación. El objetivo “celebrar en encuentro” con Atawallpa con un brindis con vino envenenado. Los invasores y Atawallpa bebieron vino sin veneno. Los acompañantes de Atawallpa murieron fulminados. Atawallapa fue SECUESTRADO, desnudado y extorsionado para PAGAR UN RESCATE FABULOSO para obtener su libertad. Detrás de macabro suceso estaban las instituciones: Carlos V emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el Pontificado de Roma y el “Dios” significado por Jesucristo.
La historiografía oficial colonial e imperialista narra que “Atawallpa tiró la Biblia y que era un tirano y carnicero de su pueblo”. Que en media hora “mataron a 3.000 indios y tomaron al indio Atabaliba”. Que el 26 de junio de 1533, “gobernador Francisco Pizarro ordenó ejecutarlo por sus pecados y culpas”. El pago del fabuloso rescate en piezas de oro y de plata no se respetó: prevaleció y prevalece aún la MENTIRA cristiana.
Los cristianos invasores y la historiografía llaman “conquista” a la INVASIÓN del Tawantinsuyu como si nuestro planeta Tierra, nuestra Pacha, fuera una obra construida por la Europa cristiana. El mito bíblico sostiene la invasión, el genocidio y etnocidio a que son objetos los pueblos indios u originarios, en nuestro Continente. El mito cristiano constituye el Artículo 2° de la Constitución de la República Argentina: “El gobierno federal sostiene el culto católico apostólico y romano”. Este sostenimiento conlleva a que implícita y explícitamente, en las relaciones entre los pueblos originarios y el Estado, prevalezcan los contenidos de las capitulaciones de Santa Fe (1492); de Toledo (1529), las actas fundacionales de las ciudades españolas, y los imaginarios del imperio colonial español y del Pontificad de Roma.
Ontológicamente el INDIO, sea mapuche, qulla, qom o guaraní es definido y estigmatizado como una criatura prepolítica, irracional y estúpida. El viejo Inciso 15 del Artículo 67 de la Constitución Nacional vigente hasta agosto de 1994, establecía que el Congreso debe: “¨Proveer la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”. Sin duda una brutal imposición que elimina toda frontera con las acciones de lesa humanidad: genocidio y etnocidio: batalla de Quera; “campaña del desierto”; “campaña del desierto verde” (impenetrable Chaco); genocidio de Rincón Bomba (Formosa, 1947); asesinato forzado del solidario promapuche Santiago Maldonado.
El Estado nacional y los Estados provinciales son racistas latentes (teoría) y manifiestos (práctica). El paternalismo es racista, como son racistas las relaciones coloniales entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial del Estado nacional y de los provinciales. Actualmente, son racistas los medios hegemónicos de comunicación con sede en la CABA y sus reproductores en las capitales provinciales. El cuadro de situación anti indio es similar que en el contexto de fines del siglo XIX y de principios del XX: “haga patria, mate un indio, mate un gaucho”.
Entre el 10 y 11 de noviembre, en la CABA, abordamos desde la POLÍTICA las políticas indigenistas del Estado nacional y de los Estados provinciales, orientadas a establecer y sostener relaciones de dominación. Así como en 1532 fue la Empresa privada del Levante (Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el fraile Hernando de Luque) que materializa la invasión del Tawantinsuyu, actualmente son las empresas transnacionales las que usurpan territorios de los pueblos originarios, con el apoyo del Poder Judicial nacional y de los poderes ejecutivos y legislativos y judiciales de las provincias de la República Argentina.
Para poner freno al indigenismo de las transnacionales y del Estado neoliberal, los pueblos indios u originarios debemos establecer vínculos políticos con los colectivos sociales, culturales y políticos de la Argentina Profunda, para construir un proyecto emancipador de los colonialismo que nos conduzca a la REFUNDACIÓN DEL ESTADO para llega a ser en el tiempo: UN ESTADO PLURINACIONAL, que no cobije a todos y a todas las sangres que habitamos el suelo, o la Pacha Argentina. ¡¡¡Jallalla Parlamento Plurinacional!!!

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