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Bullrich: una autoexculpación de novela
Por Nuestras Voces - Monday, Nov. 27, 2017 at 10:50 PM

27 de noviembre de 2017 | En un inverosímil comunicado de prensa titulado “Informe sobre los hechos ocurridos en Villa Mascardi” el ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, intenta validar la supuesta presencia de un comando armado mapuche que atacó a cuatro prefectos temerosos en supuestos movimientos militares con tácticas de avance y repliegue. La pieza literaria no dilucida por qué ninguno de los prefectos supuestamente atacados resultó herido, en tanto mataron a uno de los atacantes e hirieron a otros dos con armas de fuego con las que -según la versión oficial- realizaban únicamente “disparos disuasorios”.

Bullrich: una autoex...
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Ayer a la tarde, un equipo de 4 efectivos de la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval Argentina, cumpliendo con la orden judicial del juez federal Gustavo Villanueva, continuó con rastrillajes en la zona de Villa Mascardi con el objeto de recabar información e identificar a las personas prófugas luego del desalojo realizado el día jueves sobre los terrenos tomados por el RAM.

El inicio del comunicado preanuncia las imprecisiones que vendrán. Sin número de expediente, escrito con el apuro de comenzar el texto con “ayer” en lugar de día y hora, y sin las explicación de acrónimo RAM, que significa Resistencia Ancestral Mapuche, y al que el gobierno está “construyendo” sistemática y mediáticamente como “enemigo interno”. Tampoco figuran los nombres y números identificatorios de los miembros de la patrulla, o al menos de su comandante, o al menos del comandante que los mandó. Es más ni siquiera llaman a la patrulla como tal, sino que la denominan con ese título tan PRO de “equipo”. El único responsable mencionado es el juez. ¿Será que alguien no quiere hacerse cargo?

Pero al mismo tiempo, la ministra Patricia Bullrich está muy segura de que era el RAM el que actuaba (ni un potencial, ni un “supuestos miembros”) y cae en una curiosa contradicción: el pacífico objetivo enunciado de “recabar información e identificar a las personas” es incompatible con que estaban “prófugos” (a un prófugo se lo aprehende) y con la aseveración taxativa de que eran miembros del RAM (supuesto grupo armado). En otras palabras estaban yendo a detener prófugos armados y peligrosos, pero eligen decir que iban a buscar información e identificarlos. Y terminaron huyendo, hiriendo y matando, o sea que no cumplieron ni con uno ni con el otro objetivo enunciado.

La patrulla partió de la base del Hotel de Parques Nacionales. En el recorrido, y a unos 400 metros de la Ruta Nacional Nº 40, detectaron más de 10 barricadas de madera y tierra, que el día anterior no estaban. Llegaron así a una barricada donde lograron ver entre 15 y 20 personas.

En ese momento, dos de los Albatros quedaron en estado de alerta, escondidos, mientras que los otros dos bajaron hasta una antena, 150 metros abajo, para comunicarse con dos efectivos que se encontraban a 300 metros de la Ruta 40.

¿Por qué decidieron separarse? ¿Alguien daba órdenes en el grupo? Si recorrieron 400 metros desde la ruta a las barricadas y regresaron a una antena que estaba 150 metros abajo, quedaron a 250 metros de la ruta. Y se comunicaron con prefectos que se encontraban a… 300 metros de la ruta, o sea que los debieron haber pasado. La profusión de metrajes se revela un falsa hasta en su pretendida objetividad.

Los dos miembros de Prefectura que quedaron en el lugar escucharon gritos que aparentaban ser gritos de guerra y observaron el desplazamiento de un grupo de entre 15 y 20 personas encapuchadas, con máscaras antigases de tipo militar y banderas con lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos. Además, otros portaban armas blancas, por lo que la patrulla de Prefectura esperó escondida entre la vegetación para evitar ser descubiertos.

Comienza la construcción: “gritos que aparentaban ser gritos de guerra”. Es decir que ahora estaban en guerra. “Mascaras antigases de tipo militar”. Es decir que eran atacados por un ejército. Claro, que en Argentina los manifestantes (y periodistas) aún se cubran de los gases con pañuelos es visto por los movimientos civiles de protesta que atraviesan Europa, Estados Unidos y Asia como algo casi folklórico. Aquí la llegada de las mascaras que se ven habitualmente en las protestas profusamente televisadas resulta en la llegada de equipamiento militar. O al menos así debe resultar.

“Banderas con lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos” revela cierta precariedad de los atacantes y de la prosa de Bullrich. Presumimos que se tratarían de cañas o palos con cuchillos atados, que así formaban lanzas. Ya que la lanza tiene punta propia y atarle un cuchillo sería redundante. Aún así banderas con cuchillos (esperemos a ver las fotos de tan tremendo armamento, ya que lo incautado en el Pu Lof fue revelador en tal sentido) parece propio del tipo de protesta al que estamos acostumbrados a asistir y que lejos está de tratarse de un movimiento insurgente armado. ¿Alguna información identificatoria de las banderas que presumiblemente nos permitirían tener una información objetiva sobre la adscripción política de los atacantes? No. Banderas y punto. Eran del RAM porque lo dice el comunicado.

La gallardía de los Albatros “escondidos entre la vegetación” para que no los vieran nos deja una duda. ¿A quién le dedicaba los supuestos gritos de guerra el grupo si no era a ellos?

Los que venían de abajo se encontraron de frente con este grupo de 15 a 20 personas encapuchadas y armadas. Los dos Albatros dieron la voz de “Alto Prefectura”, que no fue acatada.

El grupo comenzó una agresión contra los Albatros con piedras, boleadoras y lanzas. Uno de los efectivos, cumpliendo con las normas legales y de uso racional de la fuerza, repelió el ataque con un arma no letal con munición no letal de pintura con motivo de hacer cesar la actitud violenta del grupo en cuestión y de hacerlos retroceder.

Se suman las boleadoras a la escena y de pronto estamos ante un malón irracional repelido por el “uso racional de la fuerza”: los prefectos que iban a identificar y recabar información llevaban munición de pintura para sus tareas en lugar de planillas. ¿El método identificatorio iría a ser a mancha de pintura? ¿Dieron en el blanco?

Una vez que los efectivos lograron aproximarse al resto de la patrulla, todos ellos se cubrieron detrás de los árboles, intentando resguardarse de la agresión del grupo de personas que continuaba atacando con todo tipo de armas.

Nos queda claro que Bullrich quiere remarcar que eran atacados y que quiere destacar aún más que habían armas al punto que ya son “de todo tipo”: piedras, boleadoras, lanzas y cuchillos. 20 contra 4. ¿Mapuches acostumbrados a cazar y pescar en el bosque realizan una emboscada y no aciertan ni una pedrada?

Inmediatamente se escucharon gritos por parte del grupo de encapuchados, que decían “los vamos a matar, son pocos, son cuatro” y, acto seguido, los efectivos escucharon fuertes estampidos en dirección a su posición y observaron a dos o más personas portando armas de fuego que, por el sonido y el efecto de las efracciones, daban cuenta de ser de grueso calibre. Además, se dieron cuenta del calibre de las balas porque arrancaron ramas gruesas de cuajo.

Llega el momento  en el relato de justificar los disparos que vendrían luego. Miembros de una fuerza de seguridad nacional con verdadero entrenamiento supuestamente ven las armas de fuego pero no pueden precisar si se trató de armas de puño o largas, automáticas o de carga manual, de caño corto o largo, ni la cantidad. Y solo pueden precisar su calibre por el sonido (cambiante según el entorno natural las condiciones climáticas, por ejemplo un bosque con viento a favor) y porque “arrancaban ramas de cuajo” habiendo ramas de todo tamaño y madera de diferentes durezas, siendo la supuesta precisión más propia de una ronda de mate que de un comunicado oficial que da cuenta de la muerte de un civil a manos de las fuerzas de seguridad.

A continuación, el grupo de personas comenzó a avanzar utilizando movimientos tácticos militares y adoptando una formación de emboscada envolvente sobre los cuatro efectivos, lo que demostraba la preparación militarizada del grupo, que sumada a las máscaras de gas, daban la impresión de un grupo preparado para un evento violento.

¿Les disparan, están preparados militarmente, los superan en número, tienen armas de fuego y los envolvieron, pero ni las piedras ni las balas dan en el blanco? De cómo veinte personas rodean a cuatro con la intención de matarlos y se les escapan ilesos. ¿Será que el eje discursivo no es en realidad lo que pasó, sino remarcar que se trataba de un grupo militar para subir la escalada de violencia, llevada al punto de no retorno de la segunda muerte de un civil en un operativo de fuerzas de seguridad al mando de Bullrich?

Uno de los efectivos, al ver que la patrulla se encontraba superada en número, intentó comunicarse con la base para informar sobre la situación, comunicando que se encontraban superados en número y solicitando apoyo y autorización para hacer uso de sus armas de fuego para salir del rodeo.

En el diario La Nación el propio ministerio desmiente que fuera necesaria tal comunicación: ” ‘Estaban autorizados a disparar’, agregaron desde el mismo ministerio en estricto off the record”, escribe el periódico y sube un nivel más los “gritos de guerra” novelados a una supuesta, pero no vista, “declaración de guerra” de los mapuches esgrimida, también en off de récord por el ministerio.  Es una innovación de Bullrich-Macri que la declaración de guerra se comunique por vía del bando atacado y en off de récord. O será que esa es en realidad su forma de declarar a guerra.

Y ya sabemos lo que el Estado argentino ha hecho en situación de “guerra interna” los últimos dos siglos, primero con los pueblos originarios y luego con las organizaciones armadas y políticas. Ahora el enemigo interno adquirió las dos caras del mal al mismo tiempo.

Allí, siguiendo con el uso progresivo de armas y al no recibir respuesta de la base, producto de la mala señal de la zona, usaron una granada de aturdimiento flash bang. Frente a la situación y frente a los disparos de armas de fuego por parte del grupo violento, inmediatamente comenzaron a replegarse hacia abajo, cubriéndose con disparos de fuego intimidatorios siempre en dirección hacia los árboles y no en dirección hacia los atacantes, ya que no se podía visualizar más a aquellos hombres que se encontraban disparando con armas de fuego.

Parece que los que realmente tenían “todo tipo de armas” eran los prefectos, que ahora disparan su “flash bang” y armas de fuego. De pronto ya no están rodeados porque pueden correr libremente barranca abajo. Y ya no es un grupo que los embosca, porque solo ven hombres estáticos disparando con armas de fuego. Los árboles vuelven a ser protagonistas del tiroteo en el relato de Bullrich, porque los prefectos disparan armas de fuego “hacia los árboles y no en dirección hacia los atacantes”. Supuestamente tienen a la vista hombres armados disparándoles a matar y ellos están tan preocupados por los civiles que disparan a los árboles en forma disuasoria. Pero en lugar de arrancar ramas de cuajo, arrancan otra vida de cuajo… Esta vez es la vida de Rafael Nahuel, y todo indica que era el quien se escapaba del ataque de los prefectos: la bala le entro por el glúteo, le dispararon por la espalda y al cuerpo con una 9 milímetros.

Ninguna información sobre cuántos prefectos dispararon. Ni qué armas utilizaron (de puño o largas), ni qué municiones. Lo importante es que les disparaban, corrían, ni se defendían los prefectos, solo se ponían a cubierto… a los tiros.

El cumunicado judicial fue más cauto: “Ayer, una patrulla que recorría el lugar, advirtió la presencia de un número indeterminado de personas en el predio. Se habría producido un ‘enfrentamiento’ que terminó con la muerte de una persona de la comunidad, otras 2 habrían resultado heridas y otras dos, detenidas”. Es decir que para la Justicia no está siquiera probado el enfrentamiento.

Mientras la patrulla descendía, recibió el apoyo de otro efectivo que se encontraba ascendiendo luego de oír el pedido de ayuda. Finalmente, el personal se reorganizó e inició el descenso. En el camino se encontraron con el escalón de recibimiento constituido por dos efectivos y se continuó con el descenso utilizando movimientos tácticos de cobertura sin necesidad de efectuar más disparos. En la zona de las barricadas se encontraba otro efectivos más y finalmente se descendió hasta la Ruta 40, en donde la patrulla se reagrupó con el Grupo de Control de Disturbios, finalizando el operativo.

¿Heridos entre los prefectos, armas utilizadas, nombre del oficial a cargo, identidades de los agresores? Nada, finalizó el operativo… o todavía no.

Posteriormente, se tomó conocimiento sobre la existencia de personas heridas, una de ellas de gravedad. A las 18.00 horas aproximadamente, desde la ladera de la montaña y en la zona próxima al puesto de la Prefectura Naval, descendieron dos personas con una tercera que estaba herida.

En ese momento se procedió a la detención de los mismos, identificados como Fausto Jones Huala y Alejandro González, constatándose luego que la persona herida había fallecido. Según fuentes de la comunidad en la montaña se encontraban heridas otras dos personas, quienes se resistían a ser atendidos en el hospital. Una de ellas sería una mujer perteneciente al Ejército Argentino y capacitada en alta montaña, información que hoy confirmó el Ejército Argentino.

Por fin un horario, se hicieron aproximadamente las 18.00, no sabemos a qué hora salieron, cuanto tiempo ascendieron, cuánto tiempo fueron atacados, ni cuantos disparos hicieron supuestamente para cubrirse, pero ya son las 18.00. Cuando llegan los manifestantes, primero los detienen y luego constatan el estado de salud y la muerte. Nuevamente la prioridad no fue la vida. ¿Llamado de ambulancias, avión sanitario para los heridos, ofrecimiento de médicos de la cruz roja para atenderlos? No, detención de los compañeros que tuvieron la humanidad de descender con Rafael moribundo.

Es decir que el protocolo Bullrich para “identificar y recabar información” consiste en la práctica en aprehender a quienes deciden bajar con heridos luego de de recibir disparos de armas de fuego mortales de sus propias fuerzas de seguridad por la espalda.

Y como al pasar informa la ministra sobre una miembro del Ejército Argentino que sería parte del grupo de atacantes y que habría sido herida. ¿Tampoco ella pudo acertar sus disparos, pero resultó herida cuando los prefectos le disparaban a los árboles? Bullrich informa además que el Ejército confirma que esa mujer le “pertenece”, como si fuera habitual que miembros del ejército sean parte de movimientos que atacan a las fuerzas de seguridad. ¿Identidades de los detenidos, heridas, cargos levantados? Nada. Un autentico informe de la desinformación.

En la zona ya se encontraban presentes la fiscal federal Silvia Little y el secretario Marcos Labay junto con el jefe de Prefectura Bariloche, Leandro Ruata. Por decisión judicial la Prefectura fue retirada del lugar, quedando la zona a resguardo de la Policía Federal y las actuaciones judiciales en manos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. También estaba presente en el lugar personal de la Policía de la provincia de Río Negro. El armamento utilizado por la Prefectura durante el operativo fue secuestrado por orden de las autoridades judiciales.

¿Qué armamento fue requisado? Además de la orden Judicial que ordena a la prefectura retirarse luego de su fracaso en la identificación, ¿el ministerio tomó alguna medida preventiva?

El Ministerio de Seguridad, a través de la Prefectura Naval, bajo las órdenes operativas de la Secretaría de Seguridad de la Nación, lamenta lo sucedido pero considera que, en esta oportunidad, no se trató de un grupo de protesta o de reivindicación sino de una metodología de violencia armada, inadmisible con la democracia y el Estado de Derecho, y deposita la confianza en la investigación judicial para demostrar que actuó bajo todas las medidas operativas y protocolos que se utilizan en un enfrentamiento armado.

Sin duda la frase es “lamenta sucedido pero”. Pero “en esta oportunidad” estaba justificado matar civiles y es admisible por el Estado de Derecho hacerlo. El protocolo Bullrich en acción.

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