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El Macro con Macri: la banca rota
Por Diego Genoud - Friday, Dec. 01, 2017 at 12:30 PM

30 de noviembre de 2017 | La detención de su amigo Boudou y el llamado indagatoria por el caso Ciccone sacuden al banquero del poder. Por qué el Presidente no lo quiere. Mensaje a Magnetto y blindaje de Clarín y Hadad.

El Macro con Macri: ...
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Esta vez, como nunca, se le complica planificar las tertulias de enero en Mamá Ganso, el paraíso de Punta del Este en el que recibió durante la última década a los empresarios más importantes de la Argentina.

Después de ver a Alejandro Vandenbroele quebrado y a su amigo Amado Boudou preso por la causa Ciccone, Jorge Brito no puede estar seguro de nada. El banquero hasta hace poco más poderoso de la Argentina está en una situación que hubiera sido impensada cuando figuraba entre los intocables: presidía la asociación de bancos más importantes del país, ganaba millones, hacían cola para verlo, se llevaba bien con el Gobierno, exhibía su relación directa con los dueños de los medios y hasta pagaba los sueldos de cientos de periodistas. Ahora tiene que responder a un llamado a indagatoria, ir a tribunales, abandonar su sillón en el directorio del Banco Macro, ver enfrente a un presidente que no le tiene la mayor de las estimas y ser tomado como protagonista para las funciones de Comodoro Py.

Mauricio Macrino apunta a Brito en público, pero sí lo hace Elisa Carrió, que agita sus vínculos con Enrique “Coti” Nosiglia y denuncia la indulgencia del juez de la causa, el apurado Ariel Lijo, con el dueño del Macro.

 

Su caso podría ser útil para desmentir en poco tiempo la impresión generalizada en el Círculo Rojo: en esta temporada, sólo van presos los políticos kirchneristas. Según publicaron en 2012 La Nación y Clarín, Brito aportó los fondos para financiar la operación de compra de la imprenta y uno de los gerentes del Macro, Máximo Lanusse, pasó a cumplir funciones en la ex Ciccone. Fuentes judiciales dijeron a Letra P que aún faltan indagatorias por resolver, pero no descartaron tampoco que pueda haber novedades antes de que 2017 termine. 

Pese a las desventuras del presente, el banquero salteño todavía dispone de un costoso blindaje mediático y de relaciones con sectores del poder que le deben favores a patadas. El lunes pasado presentó un escrito de ocho carillas ante el juez federal Ariel Lijo y prometió acudir a tribunales cada vez que la justicia lo requiera. Con la defensa de Mario Laporta -también abogado de Ricardo Echegaray en otras causas- y amparado en el secreto de sumario, mandó a distribuir una gacetilla y salió del paso. Lo más importante lo hizo afuera, antes y después: multiplicó sus movimientos para garantizar que estará a salvo de la metralla de los grandes medios.

Brito tiene como vocero a José Luis Rodríguez Pagano, el ex socio de Daniel Hadad en la creación de Radio 10 y C5N que, en los últimos tiempos, pasó de director de Radio Belgrano a gerente de prensa del Macro.

Dos de los tanques que viven pendientes de cada papel que se mueve en Comodoro Py hicieron la vista gorda sobre el presente de Brito. Es lógico en el caso de Infobae, el portal de su amigo Hadad que hasta hace no tanto pagaba los sueldos de sus empleados a través del Macro. Más novedosa quizás es la indulgencia de los sabuesos del Grupo Clarín, que tuvo una relación ambivalente con el salteño que apareció mencionado en WikiLeaks como “el banquero de Néstor”.

Brito sale de Comodoro Py tras su declaración indagatoria.

PESAR Y SOLIDARIDAD. Todo cambia. Más allá de un primer vínculo espinoso con Néstor Kirchner, Brito fue imaginado después como parte de una ofensiva de compra sobre el Grupo Clarín. La operación incluía al socio de todos, el mexicano David Martínez, que hizo de policía bueno con el kirchnerismo y ahí está, asociado en un portaviones con el vencedor Héctor Magnetto. En la intimidad de su amplio despacho del quinto piso, sobre la calle Sarmiento, Brito solía desmentir un hipotético desembarco con una humorada difícil de refutar. “Para comprar Clarín, hay que ir y apoyarle una pistola en la cabeza a Magnetto. Y matarlo. Si hacés eso, por ahí podés comprar una parte”. Quizás por esa sinceridad brutal, su vínculo más directo era con Jorge Rendo, el lobista de Clarín ante el poder, que además comparte con Brito el interés por los negocios agropecuarios.

El canoso director de Relaciones Externas del holding cuida los intereses de su amigo casi como si fueran los suyos y hace estallar los teléfonos cada vez que su nombre circula en los medios del grupo. Ni siquiera permite que lo mencionen.

Ahora que Brito parece en caída libre y Magnetto disfruta ser parte de la megafusión más grande de la historia de las telecomunicaciones en Argentina, parece haber un acercamiento. Puede advertirse en la superficie con la vista gorda del grupo a la hora de hablar de Brito en una de las causas que más excita al holding desde hace cinco años. O en un sentido mensaje de pesar que el banquero publicó en La Nación hace una semana: “Magnetto, Antonieta Niro de, qepd. Jorge Brito participa su fallecimiento, acompaña a su familia y ruega una oración en su memoria”. La madre del CEO de Clarín tenía 98 años y murió en Chivilcoy. El aviso fúnebre del fundador del Banco Macro fue uno de los que más sorprendió, quizás tanto como los llamados y acercamientos por parte de destacados analistas de C5N.

En el club de paddle de Boulogne, Brito era el presidente y el vicepresidente era Macri. Compartían la pasión pero algo falló: dicen que el líder del PRO se disgustó cuando le pidió al banquero para una de sus empresas algo que no consiguió y se enojó más todavía cuando Brito apostó por Massa en 2015. Calabria no olvida.

La contracara de tanta amabilidad está en las versiones que difunden fuera del aire las estrellas de TN y aseguran que Brito puede afrontar en poco tiempo problemas que no se resuelvan con presentar un escrito. Hasta ahora, por lo menos, el pesar que el dueño del Macro expresó y el trabajo del embajador Rendo vienen dando resultados: en el grupo, de Brito no se habla.

SOCIO DE TODOS. Dueño de una fortuna estimada por la agencia Bloombergen 1.200 millones de dólares, los tentáculos del banquero no reconocen fronteras y pueden arrastrar al círculo rojo por una pendiente ingobernable. A través del Grupo Vizora, que conduce su hija Milagros, tiene inversiones inmobiliarias en San Isidro, Tigre y Puerto Madero; está asociado con David Martínez en la energética Genneia, es dueño de frigoríficos y negocios agropecuarios con Cabaña Juramento, Frigorífico Bermejo e Inversora Juramento y se quedó en 2011 con el hotel Four Seasons de Carmelo, Uruguay.

Durante los años kirchneristas, Brito exhibía además una línea directa con Sergio Szpolski. El dueño del Grupo 23 que bajó la persiana y dejó un tendal de periodistas en la calle pagaba los sueldos de sus empleados a través del Banco Macro. No sólo eso: solía argumentar que lo hacía con fondos que Brito le giraba en descubierto. Algo parecido sucedía incluso con Matías Garfunkel y Cristóbal López hasta que el empresario patagónico compró el Banco Finansur.

El banquero financió la construcción de Madero Center, el edificio en el que funcionaba La Rosadita de Puerto Madero. Le vendió dos departamentos a Cristina Kirchner y se quedó con una oficina en la que atendía a interlocutores influyentes. En Madero, la desarrolladora Vizora tiene uno de sus emprendimientos exitosos, Zencity, junto a la familia Fernández Prieto, emparentada con la herencia de Julio Grondona y de nexos también con ministros de lo que fue el kirchnerismo en el poder.

El dueño del Macro mostraba también una cercanía con un personaje quizás menor que apareció envuelto en la trama de Odebrecht: su amigo Jorge “Corcho” Rodríguez, con el que compartía desde barrio, hasta gimnasio y campeonatos de polo. Cercanos también a la hora de elegir barrios privados en San Isidro, Rodríguez conoció a Julio De Vido -desaforado y preso en un proceso inédito- a través de Brito. 

Letra P habló con Rodríguez Pagano para esta nota y el vocero del Macro quedó en responder las preguntas pero prefirió después el silencio.

Brito junto al ministro Rogelio Frigerio y el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti.

DEL MACRO A MACRI. Durante los años kirchneristas, Brito tuvo una excelente relación con el Gobierno que sólo se quebró en 2013, cuando tuvo que ejercer el rol de padrino de Sergio Massa y empezar a apostar por otra cosa. La amistad había nacido a fines de los años 80 en el Club de paddle San Jorge, en Boulogne, San Isidro, cuando el fundador del Frente Renovador apenas salía de la adolescencia. Pero se enriqueció a partir de 2002, cuando Massa ocupó la jefatura de la Anses y abrió una ventanilla directa para el Macro que se advertía también en el auspicio del banco en la camiseta de Tigre. Fue Massa el que presentó a Brito con Boudou, algo que quizás a esta hora el banquero esté lamentando.

Curiosidades de la historia, en el club de paddle de Boulogne, Brito era el presidente y el vicepresidente era Macri. Compartían la pasión pero algo falló más adelante: dicen que el líder del PRO se disgustó cuando le pidió al banquero para una de sus empresas algo que no consiguió y se enojó más todavía cuando Brito apostó por Massa en 2015. Calabria no olvida. El ahora Presidente prefiere al cuñado de Brito en el Macro, Delfín Ezequiel Carballo, un especialista que conoce demasiados secretos y tal vez por eso suele tomar distancia. Brito tuvo que renunciar porque su llamado a indagatoria provocó que las acciones del banco cayeran un 14% en pocos días.

Diciembre promete ser un mes movido para el dueño de Mamá Ganso. El domingo estará pendiente de las elecciones en River Plate, donde su hijo será el candidato a vicepresidente de un Rodolfo D’Onofrio que va por la reelección. Enfrente estará el reincidente Antonio Caselli, que tiene el respaldo de Gerardo Werthein y vínculos con el sector ultramontano de la Iglesia Católica. Después, se verá si cuando en las fiestas habrá motivos para brindar.

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