Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Del keynianismo al minimalismo
Por Raúl Crespo - Saturday, Jan. 20, 2018 at 3:11 PM
rcpuma061@yahoo.com

Frenar el consumismo derrochador

John Maynard Keynes y su teoría del “empleo, el interés y el dinero” en la depresión de 1929 propuso una formula rápida para sacar a millones de personas del desempleo. La escuela capitalista clásica sostenía que los precios se ajustan automáticamente, Keynes propuso que los salarios sean rígidos aun con un alto desempleo, argumentaba que los salarios suben o bajen obstaculizan la contratación de personas porque en crisis las empresas cuidan los costos de producción, en esas condiciones Keynes sostenía bajar el desempleo reduciendo el salario real.

Baja o congelación del salario, aumento de la inflación, reducción y baja de la demanda comercial, mayor gasto público sobre todo en la construcción que es un sector fuerte en mano de obra es, uno de los modelos utilizados en los socialismos del siglo XXI en sus mejores momentos hasta que llegaron las crisis políticas y económicas en donde el incremento de la inflación abarato la mano de obra en países con soberanía financiera también incentivo a las empresas a producir más, no solo para obtener un mejor precio de sus productos sino por la alta recaudación en impuestos que obtienen los Estados.

Se manipularon los gastos, formula rápida más rápida que el modelo clásico capitalista que sostenía que el empleo y la producción solo crecen mejorando la productividad. Esta fórmula de Keynes fue acogida por la política latinoamericana nacionalista y populista después por los socialistas populistas y por una parte de las izquierdas democráticas que vieron en el gasto y en la deuda publica la fórmula perfecta para popularizarse en el poder dejando de lado una mejor apertura de mercados locales e internacionales y a los organismos multilaterales de crédito.

La fórmula de Keynes también sirvió para enriquecer más rápidamente a los demagogos presidentes de países que se endeudaron con fuerza. Más deuda más gasto público y más corrupción sin mejorar la productividad, es la fórmula de Ecuador.

Keynes formulo esta posibilidad para dar empleo a miles de trabajadores en la gran recesión de 1929-1930, por esos mismos años apareció el PIB que ha reinado por casi 100 años; su aporte se limita a valorar la producción de bienes y servicios por un periodo determinado. En sus inicios revoluciono el sistema económico porque no había muchos indicadores y en la gran recesión toda teoría era bien venida para salir de la crisis.

Hoy existen otros indicadores que hacen competencia al PIB, indicadores supuestamente más eficientes para medir el desarrollo de la población, incluso, hay indicadores que miden la felicidad incorporando aspectos ambientales, religión, compras, etc.

Por los mismos años de la gran depresión el economista Simón Kurnets, ganador del Nobel de economía, en 1971 presentó al Congreso en los inicios de la década de los 30 un informe llamado “Ingreso Nacional” que dio origen al PIB, políticos y economistas tomaron este indicador para establecer datos confiables de la economía estadounidense.

El mismo Kurnets dijo “es muy difícil con el PIB deducir el bienestar de un país a partir de su ingreso nacional, es necesario considerar cantidad y calidad del crecimiento, es lo que los gobiernos no hacen por interés político, considerar la calidad del crecimiento de la población por fuera de la macro economía.

El PIB no refleja la desigualdad y no distingue la producción entre armas, alimentos, enseres, tampoco considera si un país vive en democracia o no, sin embargo, al PIB se lo mantiene en el sistema global porque fue creado en Estados Unidos. Nadie en los socialismos, por fuera del manifiesto comunista, ha impulsado otros indicadores como fórmulas para superar la pobreza, inequidad y la corrupción del modelo neoliberal al dio de hoy.

En 1989 se creó el bienestar económico y social. En 1990 el índice de desarrollo humano, en el año 2014 se creó el PIB verde, en el 2006 el índice del planeta feliz, en el 2010 el índice del progreso social, en el 2012 el informe de la felicidad mundial y estoy seguro que vendrán otras tonterías para entretener a los ignorantes.

Antes éramos considerados países del tercer mundo hasta que alguien dijo que no hay tercer mundo, se nos llamó entonces países subdesarrollados hasta que otro protesto por el crecimiento de los BRICS, hoy se nos conoce como naciones en vías de desarrollo y con esta afirmación vivimos entretenidos hasta contentos con los mismos problemas que cuando nos conocían como naciones del tercer mundo.

Los países que administran el sistema capitalista que rige el mundo nos llevaron al consumismo y al desperdicio, ejemplo: La FAO denuncia que se votan al año 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, es decir, algo más de 1.3 toneladas por cada uno de los 800 millones de personas que sufren de hambruna.
Ninguno de esos indicadores descritos arriba de este artículo considera los cambios climáticos que agotan más rápidamente los recursos renovables y esto es un asunto peligrosísimo parta la cultura de la humanidad que ya vive momentos mucho más dramáticos en el sur del planeta.

En este contexto la variable cultural más pobre del capitalismo es el conformismo derrochador que tiene como objetivo sostener el consumismo, no por necesidad sino por una cultura impuesta que hoy es universal más conocida como globalización cuya propaganda y publicidad está saturada de marketing estratégicos para cada región y sostener al dólar como moneda hegemónica en el comercio mundial.

Las tarjetas de crédito que sirven para vaciar las cuentas y adquirir más deuda ayudo al minimalismo que surge de una máxima de Albert Einstein “haz todo tan simple como sea posible pero no más simple”.

Es complicado para los minimalistas atacar el sistema, tampoco se oponen a lo teorizado por Adam Smith “la riqueza de las naciones”. El minimalismo busca el intercambio de bienes y servicios…es posible; el dinero que se genera mediante el trabajo lo importante no es acumularlo desmedidamente sino utilizarlo más eficientemente.

Disfrutar plenamente lo que se tiene es la principal virtud del minimalismo, esta corriente se nutre de la vida sencilla y de lo mejor de la opulencia que ofrece la vida occidental.

El minimalismo se abre paso en Europa, EEUU, capitales del consumismo y de la amoralidad que crea y sostiene la violencia y el caos. Hay que organizar los hábitos mentales del mundo implantado en el cerebro mediante un lavado cerebral de masas mediante el marketing consumista ya establecido en las sociedades cuyo sistema privilegia la producción, uno de los ítems del desarrollo, a gran escala para bajar costos y el problema mayor es, que la globalización y su estrategia consumista y derrochadora absorba el minimalismo para desaparecerlo o sea absorbido para que termine en tiendas exclusivas.

¿El minimalismo real será posible? ¿El ahorro para una casa antes que para un vehículo? ¿El ahorro a partir de no consumir licor, cigarrillos, tecnología y vestuario innecesario? Son unas de las interrogantes que el minimalismo tendrá que dilucidar con el pasar del tiempo con la concientización de la población mundial.

agrega un comentario