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Triaca veta a piqueteros de la futura CGT
Por Mariano Martín - Wednesday, Apr. 04, 2018 at 7:49 AM

Miércoles 4 de abril de 2018 | La inclusión de los movimientos sociales en la CGT se truncó antes de siquiera negociarse. A la previsible resistencia de los sectores más tradicionales de la central sindical se sumó una conversación discreta entre el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y uno de los triunviros de la organización, Juan Carlos Schmid, en la que el funcionario descartó de plano un aval administrativo a cualquier resolución en ese sentido. En esa línea la reunión del Consejo Directivo de este jueves y el próximo congreso de renovación de autoridades, pautado para junio, se dará en los parámetros habituales y con los gremios que históricamente formaron parte de la estructura de la principal organización sindical argentina, sin incorporaciones del sector social.

 Triaca veta a pique...
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El proyecto, aunque frustrado, llegó a tener promotores influyentes. Entre los movimientos sociales lo impulsaron el referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Juan Grabois, cercano al papa Francisco, y dirigentes del Movimiento Evita y de Barrios de Pie, mientras que en la CGT tuvo padrinos como Schmid y el jefe del gremio de la construcción (Uocra), Gerardo Martínez, a su vez integrante del sector interno de los "independientes" de diálogo permanente con el Gobierno.

De hecho, la actual conducción de la CGT que arrancó en agosto de 2016 lo hizo con la premisa, entre otras, de integrar a su estructura las organizaciones sociales. "Hemos iniciado un acercamiento para ampliar nuestros reclamos a sectores antes no contemplados, como trabajadores informales, desocupados y precarizados", le dijo entonces Martínez a este diario. Desde entonces la idea tuvo un impulso inicial y varias reuniones bilaterales que apenas fructificaron en acciones coordinadas que luego perdieron intensidad.

Incluso la CTEP reclamó su inclusión en la reunión del Consejo del Salario del año pasado con el auspicio de Schmid, pero en esa ocasión Triaca finalmente optó por marginarla a pedido de otros gremialistas de peso que amagaron con ausentarse si debían compartir la mesa de negociaciones. El recelo entre el sindicalismo peronista y la dirigencia social no es nuevo. Un exponente de esa aversión era el metalúrgico Juan Belén, que solía llamar "zurda loca" a cualquier expresión gremial o social que no estuviera formalmente incorporada a los gremios tradicionales. Pero incluso el propio triunviro portuario sufrió en carne propia señalamientos de sus pares y por parte de algunos hasta el mote de "trosko" por su preferencia por los dirigentes sociales.

A pesar de ese rechazo Schmid acudió al Ministerio de Trabajo para sondear la posibilidad de abrir un espacio en el congreso de renovación de autoridades que se reunirá antes del mundial de fútbol. Cerca de Triaca explicaron que el ministro le expuso algunas razones jurídicas: por un lado, la CTEP cuenta desde 2016 con una "personería social" que la emparenta en algunos aspectos con los sindicatos, pero que dista de la "personería gremial", el máximo reconocimiento que la ley argentina reserva para las organizaciones que ostentan el monopolio de representación consagrado por el modelo local. A eso se suma la dificultad para contabilizar a trabajadores que se desempeñan en la economía informal.

Pero también hubo razones políticas. Las 62 Organizaciones, el sello más afín a Mauricio Macri y a Triaca, es además el más refractario a cualquier acercamiento al sector social y cualquier indicio de avance para incluir los movimientos sociales hubiese bastado para ahuyentarlas del proceso de reestructuración en marcha. Con menos vehemencia la postura se replica en la mayor parte de los sectores tradicionales de la CGT, que ante este panorama optará por reciclarse a la vieja usanza y sin añadidos externos.

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