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Villanos
Por La Retaguardia - Sunday, Jun. 24, 2018 at 12:59 PM

23 de junio de 2018 | El diputado Jair Bolsonaro del Partido Social Cristiano dedica su voto “a la memoria del Capitán Carlos Alberto Brillante Ustra”. Es la discusión por la destitución de Dilma Rousseff y el Capitán Ustra fue uno de los torturadores de la presidenta. Bolsonaro quiere ser presidente de su país y se postula como candidato. Propone ametrallar las favelas. En Argentina, con el debate en Diputados por el proyecto de ley para legalizar el aborto, escuchamos provocaciones semejantes. En escenarios y contextos diferentes se puede ver la misma raíz sanguinaria. (Por Paulo Giacobbe para La Retaguardia)

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Recién comenzado en la Cámara de Diputados el debate que culminará con la media sanción, el diputado del PRO Nicolás María Massot va a sacar a relucir la tradición de su apellido a los gritos: “Hablo desde la juventud que cree en la política para poder cambiar la realidad, con las leyes y la política, Pietragalla, no para que las leyes y la política meramente reflejen lo que ya ocurre, porque es un fracaso de la política. ¿Está claro? Esa es la juventud que yo quiero representar, la que llegó para cambiar las cosas. La que llegó al Estado, no para que el Estado claudique en su deber primero, no para que el Estado haga un renuncio público que es lo que nos estamos planteando acá, para que, precisamente porque fracasamos, porque la política fracasó, entonces el camino fácil sea que no se note. Eliminemos al otro, eliminemos derechos. ¿Y vos dónde estás parado hoy, Juan? Nunca en democracia nos animamos a tanto, Juan. Ni en democracia ni de otra manera ¿Dónde estamos parados hoy?”

La diputada Mayra Mendoza lo corrige:

- En dictadura sí se animaron.

-Tampoco en ese momento, Mayra, nos animamos a tanto. -le contestó Massot utilizando una primera persona del plural heavy.

Muy aplaudido por sus pares el diputado Massot. A continuación habló justamente Mayra Mendoza, que comenzó diciendo que no iba responder a los violentos que carecen de argumentos.

Luego vendrán los descargos de Horacio Pietragalla, Victoria Donda y Juan Cabandié, todos nietos recuperados. En el medio el diputado del PJ, José Orellana, que sobre el final de su discurso dijo: “Yo acá veo muchos pañuelos verdes que hablaron de la ESMA, si estas mujeres a las que le rindo mi honor, mi homenaje, hubiesen abortado, algunos que están sentados acá no hubiesen sido diputados y esas mujeres les dieron la vida”.

No se entiende bien qué quiso decir el diputado. Ninguno de los diputados y diputadas, ni yo que escribo esto, ni quien lo lea, ni tampoco quien no lo lea, ni el diputado, podríamos hacer o dejar de hacer algo, si no hubiésemos nacido ¿Eso qué tiene que ver con los partos clandestinos en la ESMA?

Los dichos de MaSSot y animarse

En Argentina se pudo demostrar judicialmente que existió un plan sistemático de robo de bebés. Se tardó más de quince años, pero ahí está la sentencia.

La filmación la toma de espaldas. Adriana Calvo relata crimen tras crimen, horror tras horror, frente al tribunal que va a juzgar a las juntas militares. Será la primera testigo en relatar el Terrorismo de Estado: “Mi trabajo de parto comenzó alrededor de las siete de la noche, supongo era de tardecita ya, era mi tercer hijo, ya sabía que iba a nacer muy rápido. Yo ya estaba prácticamente con contracciones de parto, llegó un auto, un patrullero, me subieron al auto y salimos de la comisaría 51”. Cuenta Adriana que iba acostada en el auto, vendada y con las manos atrás. Todo el tiempo gritaba que estaba por nacer. Ellos la insultaban y le decían que era lo mismo porque los iban a matar a los dos. Adriana no sabe cómo, pero logra sacarse la ropa interior: “Les grité, íbamos a toda velocidad por la ruta que une La Plata con Buenos Aires, iba el auto a toda velocidad, y yo les grité ya nace, no aguanto más, y efectivamente nació, nació mi beba, pararon en la banquina, estábamos exactamente frente al laboratorio Abbot, creo que es en el cruce de Alpargatas; mi beba nació bien, era muy chiquita, quedó colgando del cordón, se cayó del asiento, estaba en el piso, yo les pedía por favor que me la alcancen, que me la dejen tener conmigo, no me la alcanzaban”. Con un trapo sucio ataron el cordón y siguieron camino. La beba lloraba y no se la daban.  “Ese día hice la promesa de que si mi beba vivía y yo vivía, iba a luchar todo el resto de mis días por que se hiciera justicia” dijo Adriana Calvo y cumplió.

En su testimonio, (que se puede leer completo aquí)  Adriana relató el calvario de otras secuestradas en distintos centros clandestinos del Circuito Camps. A Silvia Mabel Isabela Valenzi la habían llevado al hospital de Quilmes en el momento del parto. Con asistencia de partera y enfermera. Estuvo internada y volvió al centro clandestino sola. Silvia está desaparecida y su hija fue robada. Cristina Marroco “había hecho un aborto porque estaba embarazada de dos meses, y por las torturas creo, había hecho un aborto”.

Adriana Calvo contó que Patricia Uchanski asistió al parto de María Eloísa Castellani, “fue en el piso del pasillo, tirada; Patricia la atendió, nació sola, era una nena, después que nació le alcanzaron un cuchillo de cocina; con eso Patricia cortó el cordón y se llevaron a la beba; cuando yo la conocí a Eloísa todavía tenía pérdidas, tenía leche, se sacaba la leche porque los pechos se le hinchaban mucho”. Esa nena fue robada. Adriana definió como “experiencias terribles” en ese lugar el parto de Inés Ortega, de 16 o 17 años. Cuando llegó el momento del parto la llevaron al cuarto de las torturas. “La subieron a la mesa y vendada, oíamos sus gritos, oíamos las risas de los guardias, oíamos los gritos del médico y por fin oímos el llanto del bebé; había nacido un varón en perfectas condiciones aunque no lo crean; lo oímos durante un día que lo tuvieron en una celda chiquita que había al lado de la nuestra; ella nos contó después que la dejaron con su bebé; después le dijeron que el coronel lo quería ver y que se lo iban a entregar a los abuelos; Inés no volvió con nosotras, nunca más aparecieron ni Inés ni su bebé, ella le puso Leonardo y nació el 12 de marzo de 1977, y estaba en perfectas condiciones”.

Finalmente, Adriana Calvo es dejada en libertad a tres cuadras de la casa de la madre. Pero antes sobrevivió una eternidad con su hija en el campo de exterminio: “Mi beba, mi beba estaba llena de piojos, igual que yo, mi beba estaba desnuda. Estuvo todo el tiempo con un pañal... que eso fue lo que conseguí, que un guardia que se apiadó de mí me trajera un pañal, y en el momento en que me liberaban, me trajeron un enterito color celeste, con un pañal estuvo quince días. Tenía el privilegio de que me dejaban ir al baño una vez al día para lavar el pañal, y me trajeron un cajón de escritorio para poner a mi beba. Se llenó de pulgas. Yo pasaba el día sacándole las pulgas. Nunca había visto piojos, creo que eran piojos blancos, nunca los había visto. Después me dijeron que se llaman piojos de costura, yo estaba llena de piojos... y mi bebita también. Me dieron mi beba y la pude vestir”.

Nicolás Berardi tenía un año y ocho meses cuando una patota comandada por Ramón Camps, Miguel Etchecolatz, el ejército y otras fuerzas represivas atacó la casa de la Ciudad de La Plata donde vivía con sus padres, Marisa Gau y Adolfo Berardi. Marisa estaba embarazada, casi a término. Sus padres son asesinados: “Yo estoy peleando para que se recuerde también a los hijos muertos durante los embarazos como fue el caso de mi mamá que perdió un bebé o beba, para que no figuren más técnicamente como aborto porque eso, involuntario, no fue aborto” explicó Nicolás, quien fue apropiado por la familia Aquiles Caputo, un suboficial de La Plata. Sus abuelos logran recuperarlo de manos de Miguel Etchecolatz: “Le pidieron insistentemente por mí y  terminó poniéndome en el medio entre mi abuela y él en la Jefatura, con su arma arriba de la mesa. Si yo no respondía a mis abuelos y me iba para su lado, me quedaba con él y me entregaba a los apropiadores. Por suerte mi abuela, entre varias cosas que mencionó, nombró cosas que decían mis viejos, como Bichicuí, que era como me llamaban mis padres; me fui para el lado de ellos, y recién me entregaron como a los quince días porque mis abuelos me fueron a buscar a la casa de estos suboficiales”, relató Nicolás.

Al otro día del ataque a la casa donde vivía Nicolás, las fuerzas represivas atacaron la casa de la calle 30, en la misma Ciudad, asesinando a todos sus ocupantes y robándose a Clara Anahí de tres meses. Su abuela Chicha Mariani la sigue buscando.

Silvia Suppo fue secuestrada, torturada, violada y como consecuencia de esa violación, llevada a abortar. Ella misma lo relató cuando declaró en el juicio de los crímenes de Lesa Humanidad  en Santa Fe. “Hay que reparar el error” le dijeron.  Su testimonio permitió meter preso al juez Víctor Brusa y a cinco policías más. Silvia Suppo fue asesinada en 2010 y no quedó claro el móvil del crimen. 

En el libro Putas y Guerrilleras,  Miriam Lewin y Olga Wornat cuentan que Silvia Suppo se preguntaba: “No me arrepiento del aborto. Peor hubiera sido el embarazo. Es una atrocidad dejar avanzar un embarazo producto de la violación, yo no hubiera podido. Por favor, ¿qué hubiera sido de mí?”

También suman el testimonio de otras dos secuestradas: “Al entrar yo en la Cuarta estaba embarazada, entonces pedí un médico, fue y sólo me preguntó el nombre. Sufrí un aborto en junio. Me llevan al hospital a hacerme un raspaje, con mucho personal armado”, relató Susana Molina.

Y María Cecilia Mazzetti, en ese momento de 17 años, dijo: “Me empiezan a golpear, les digo que estoy embarazada pensando que eso iba a mitigar la situación, pero fue peor, me decían que era el hijo de un guerrillero, y que ese bebe no debía nacer. Me golpearon cada vez más fuerte, y me decían que si yo me caía al piso no me iba a levantar más”.

Los delitos sexuales no eran un hecho aislado. Torturaron bebes y niños con sus padres. Pasándoles picana y otras prácticas. Los mencionados son apenas unos pocos casos entre miles. Y sí, se atrevieron a un genocidio y a más que “tanto” también.

Noticias de Roma

Dando la impresión de haber seguido de cerca el debate y quizás haciendo suyas las palabras del diputado Massot, el Papa Francisco ex Bergoglio opinó al respecto: "Todos se escandalizan por lo que hacían los nazis por la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos". La comparación llama la atención. Vía Vaticano muchos criminales de guerra nazis pudieron huir a destinos más amigables que la horca. Pero amén de eso, la dictadura argentina fue eclesiástica, no solo cívico militar. (Y no entremos en detalle del rol de la Iglesia en el golpe de 1955). Los archivos que el alto mandatario pontificio nunca abrió pueden servir para recuperar la identidad de los bebés robados, hoy personas adultas, pero que sus familias siguen buscando. Uno de los nexos entre los militares y las nuevas familias fue el Movimiento Familiar Cristiano. El ex Bergoglio tiene para aportar al Estado Argentino algo más que sus presiones sobre las leyes.

Durante el debate en Diputados, Horacio Pietragalla mandó a Massot a leer el Nunca Más y Victoria Donda le recomendó un libro de ficción basado en la Alemania nazi y la dictadura argentina.

Juan Cabandié también se tomó unos momentos para contestarle a Massot: “Si se pretende caer con todo el peso de la ley a las mujeres que hacen un aborto, y se pretende al mismo tiempo mandar a sus casas a personas que han cometido vejaciones, violaciones y también matado niños, que son aquellos que cometieron delitos en la dictadura, estamos ante una contradicción importante. Por eso me parece que tenemos que poner con claridad a qué se refería ese diputado que mencionaba antes, adónde estaba parado yo. Y algo que me dijo Nora Cortiñas cuando nos saludamos acá en los pasillos: durante los tiempos de dictadura, las mismas personas que algunos funcionarios actuales intentaron mandar a sus casas con el argumento de que son viejitos, también cometieron delitos contra mujeres, contra hombres y contra niños. Y los mataron, los asesinaron. Algunos nacimos y pudimos vivir, otros no. Me comentaba Norita Cortiñas algo que es doloroso recordar, pero que muchas veces en la tortura se introducían cucharas en los genitales de las mujeres para aplicar picana en esos lugares y que se destruya todo lo que alcanzaba el metal. La verdad cuando el diputado se preguntaba dónde estoy parado, bueno, yo estoy parado del lado de las mujeres, que están bregando por este derecho. Estamos ante un momento trascendental, salga la ley o no salga y espero que salga, los abortos se van a seguir practicando”.

Lo dicho por el diputado Massot no es compatible con la democracia. Es un intento más de licuar el genocidio. Que además sea aplaudido en el Congreso es grave. Bajeza institucional sería el lugar común, pero no es solo eso. Es un paso más que dan quienes anteriormente se sacaron una foto con un cartel diciendo: “Nunca más a los negocios con los DDHH” y hoy impulsan la salida del ejército a la calle.

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