Mientras el Frente de Izquierda, trabajadores de La Virgina y la Corriente Clasista y Combativa iniciaron la jornada bien temprano con diversos cortes en los ingresos a la ciudad, los principales sindicatos y sectores gremiales coincidieron esta vez en el carácter activo del paro. A media mañana, calle Corrientes reflejaba mojones de concentración. Bancarios, canillitas, docentes privados, un sector de estatales, se juntaban en la intersección con San Lorenzo.

El Sindicato de Empleados de Comercio garantizó con recorridas y movilización un paro contundente que mostró un centro comercial de persianas bajas. Frente a la Bolsa de Comercio, en Corrientes y Córdoba, la CTA Autónoma, Amsafe Rosario, ATE Rosario, Aceiteros, COAD, Siprus, la Multisectorial 21 F, organizaciones sociales y políticas y realizaron un concurrido acto. Allí también pasó una ruidosa columna de la Unión Obrera Metalúrgica que marchó por la ciudad.

Más cerca del mediodía el Movimiento Obrero Santafesino, integrado por un importante número de organizaciones gremiales, preponderantemente de extracción kirchnerista, realizó otro acto en la esquina de la Anses, en Sarmiento y Rioja. No obstante allí coagularon también parte de quienes previamente habían estado en otras iniciativas en el marco del paro.

Con sus particularidades, cada una de las expresiones populares manifestó el rechazo a las políticas de ajuste del gobierno de Mauricio Macri, se exigió la derogación de la reforma previsional y la anulación de todo intento de reforma laboral. Los despidos, el crecimiento de la pobreza y la indigencia, la precarización laboral y de la vida de la comunidad, fueron parte de las fuertes críticas de los sindicalistas, quienes apuntaron que el proyecto político del macrismo es el programa del Fondo Monetario Internacional.

Fortalezas y debilidades

Sin dudas la jornada fue elocuente para demostrar el descontento de la mayoría de la población sobre el rumbo económico. Rosario tuvo de los niveles más altos de adhesión al tan ansiado paro nacional. Un paro que tuvo muchas idas, vueltas y suspensiones por parte de la Confederación General del Trabajo. Y que fue arrancado por el descontento de las bases en todas las centrales y en los sectores internos que también esperaron al triunvirato mientras realizaban declaraciones más o menos altisonantes en los medios de comunicación.

No es novedad que el campo popular en su conjunto y el sindical en particular muestra una disgregación importante, vinculada a una crisis de la representatividad general y la inexistencia de figuras políticas que coagulen cierta expectativa de salidas progresistas al momento actual. Pero también está en debate el concepto de autonomía y unidad. Desde dónde y hacia dónde y con qué nivel de tolerancia en las diferencias y su expresión en escenarios compartidos.

Más allá de ese aspecto presente en distintos períodos históricos, al menos en esta etapa no suma a la desmovilización sino que da lugar a diversas expresiones contundentes, que aunque aun no logran amalgamar un cauce a mediano plazo, colaboran en la generación de fuerzas y fogoneo de nuevas experiencias de unidad.