Aunque nadie se detuvo a analizar ese renglón, el "staff report" que difundió con inusual demora el FMI el viernes pasado incluye en sus 125 páginas una exigencia referida a las empresas públicas. Las transferencias del Tesoro a esas compañías, precisa el texto, deberán reducirse en un 15% nominal entre 2018 y 2019. Tamaño ajuste, con una inflación interanual que el INDEC estimó esta semana en 29,5%, es impracticable sin una ola de despidos parecida a la de la agencia estatal de noticias Télam. Según la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), el Correo lleva recibidos $759 millones en subsidios en los primeros cinco meses del año. Las firmas ignotas que heredaron los trenes metropolitanos de las fallidas gestiones privadas previas (Administradora de RRHH Ferroviario S.E. y Sociedad Operadora Ferroviaria S.E.) insumieron mucho más: $11.084 millones. De los $2.578 que demandó la SOFSE, 80% fue para salarios. Para cumplir con el FMI, maquinistas y guardas deberían cobrar la mitad en 2019. O muchos de ellos perder el empleo.
El caso de Aerolíneas es especialmente complicado. Con el 65% de sus costos dolarizados (combustible, leasing de aviones, repuestos, amortización de deudas y tasas de uso de aeropuertos y de sobrevuelo), la devaluación hizo trizas su ecuación económico-financiera. A principios de año Dietrich fijó un tope para su subsidio de 90 millones de dólares ($1.800 millones de entonces), de lo cual fuentes de la compañía sostienen que ya consumió cerca del 80%. Pero además, con el barril de petróleo un 43% más caro (¡en dólares!) que el promedio de 2017, el gasto en combustible se disparó. Sus ingresos propios tampoco ayudaron: aunque el año arrancó bien, en el primer semestre transportó 7% menos pasajeros de cabotaje y 2% menos internacionales que lo previsto en su presupuesto. La ganancia por pasaje promedio fue inferior a la del último ejercicio K. Los vuelos también despegan con más asientos vacíos: de un factor de ocupación del 80% en la primera mitad de 2017 bajó al 78% en la primera mitad de 2018.
El presidente de Aerolíneas, Mario DellAcqua, quien pasará en los próximos días al frente de ENARSA pero mantendrá su cargo allí, se lanzó a un raíd de denuncia contra los pilotos, a quienes acusó de violar el Código Aeronáutico por leer ese mensaje desde sus cabinas. La idea fue de un editor retirado del diario Clarín, recién incorporado a su staff directivo como vocero, quien arrimó a la prensa oficialista el video donde se oye a un comandante lanzar su proclama contra las low-cost, convenientemente editada para que no se escucharan los aplausos con los que respondió el pasaje.
Ayer, Dietrich volvió a sorprender con una movida que promete crispar los nervios en el aire: reemplazó al jefe de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), que maneja las torres de control, por un comandante de Austral, Gabriel Giannotti, asesor de DellAcqua y enemigo del gremio de los pilotos. ¿Será verdad que, como suponen los gremios, el Gobierno no quiere volver a pagar el costo político de anunciar despidos masivos como en Télam, sin un conflicto gremial de magnitud que le sirva para justificarlo ante la opinión pública y la Justicia?
Pan y rosas
La consigna "todos somos Aerolíneas", acuñada en el 2000 por los aeronáuticos cuando la SEPI española se disponía a liquidar la línea de bandera, mantiene su vigencia en un país cuya población todavía se muestra más partidaria de un Estado interventor que ninguna otra de América latina. Pero no solo se trata de sentimientos: DellAcqua tardó tanto en actualizar los precios en pesos de sus pasajes internacionales durante la corrida cambiaria que una multitud de viajeros y agentes turísticos compraron centenares de boletos a precio "viejo" y se hicieron de dólares hasta un 20% subsidiados. ¿Cuántos maleteros habría evitado despedir en los próximos meses si hubiera jugado con los mismos reflejos que mostró en sus más de 30 años en Techint?
Son esas ineficiencias las que en el Fondo no pueden entender. Como tampoco aceptan que sigan bajando las retenciones a la exportación de granos en plena crisis. El razonamiento que hacen en la calle 19 es inapelable: los ingresos del fisco, en términos reales, están cayendo. Nicolás Dujovne celebró ayer que, en el primer semestre, el gasto en pesos creció 19,3% y la recaudación un 26,3%. Pero la inflación interanual del 29,5% supera ambas evoluciones. Y al Fondo no le alcanza con ver que el déficit baja. Exige un horizonte de repago de los us$ 15.000 millones del desembolso inicial antes de girar los 35.000 millones adicionales que Macri, Dujovne y Caputo dieron por hechos, pero que el reporte del viernes pasado reveló que solo se firmaron de modo "precautorio".
Por la rebaja de las retenciones, el Fondo estima que el fisco sacrificó como mínimo u$s 5.500 millones desde que asumió Macri. Pero la forma en que las bajó el Gobierno, además, mostró su peor cara cuando el INDEC dio cuenta de que solo durante junio la harina aumentó de precio un 25% y el pan, un 10%. La quita inmediata de las retenciones al trigo y al maíz generó una diferencia de rentabilidad inédita respecto de la soja. Eso explica que, según datos del Ministerio de Agroindustria, la superficie sembrada con trigo haya crecido un 41% y la de soja haya caído durante dos años seguidos. Y que igual el pan se haya alejado de la mesa de los argentinos.
El Gobierno tampoco se muestra muy interesado en cobrarles impuestos a quienes los dejaron debiendo. Si activara las más de 9.000 causas que tiene pendientes el Tribunal Fiscal, por ejemplo, podría aspirar a recuperar unos $82.000 millones en recaudación al tipo de cambio actual. Son tasas aduaneras que no pagó algún importador, redeterminaciones de impuestos pendientes, vencimientos y multas que evadieron empresas o particulares y otros agujeros por los que se escurren los fondos públicos. Es el cuádruple de lo que anunció con bombos y platillos que ahorrará recortando viáticos, asesores y pasajes a los funcionarios. Claro que, para eso, debería haber más técnicos y administrativos en el Tribunal y no menos.
Preguntas frecuentes
La esperanza oficial está cifrada en repetir la secuencia de 2016 y 2017: un año de caída después de la "normalización" y otro de recuperación, coronado por un triunfo electoral. Pero el razonamiento hace abstracción de que ya no es tan fácil echar culpas y de que esta crisis se sentirá más, porque la devaluación fue mayor, las supertasas de interés que frenan una suba mayor del dólar ahogan el consumo y el poder adquisitivo ya viene golpeado. En 2016, además, el oficialismo tenía el crédito internacional abierto y aún transitaba un romance con la mitad de la sociedad y todo el establishment. Lo único que sigue intacto es la dispersión opositora.
Anoche, en el aniversario de la Bolsa de Comercio, el aplauso que coronó el discurso del Presidente en el viejo recinto fue tibio. No había ni rastros del entusiasmo del año pasado. Y no fue solo por los millones que perdieron los operadores con menos reflejos a la hora de bajarse de la bicicleta financiera junto a los grandes fondos globales. Faltaban mística y futuro. Como en la conferencia de prensa de anteayer en Olivos, no había anuncios para hacer ni horizontes que trazar.
El mundo de los negocios sabe que la dialéctica de las crisis económica y política que atraviesa el Gobierno adquirió un ritmo vertiginoso. La interna sin cuartel que disparó el caso de los cientos de aportantes truchos a la campaña bonaerense de Cambiemos recién empieza a mostrar sus consecuencias. Cuando Christine Lagarde abandone el país, el lunes, quizá se precipiten nuevos cambios de figuritas. Mientras tanto, Macri pidió tener la fiesta en paz.
]]>El objetivo inmediato visible, concreto y primario del préstamo extraordinario del Fondo Monetario a la Argentina por 50.000 millones de dólares es el salvataje del BCRA cubriéndole el mega-canje de las Lebac, una bola de nieve por deuda inmanejable que fue generada por la administración Macri en sus dos años y medio de gobierno e instrumentada bajo la responsabilidad operativa de Federico Sturzenegger al frente del Banco.
Nos encontraríamos ante uno de los negociados más grandes de la Historia Financiera de la Deuda del Estado Argentino donde hay funcionarios superiores que endeudaron irresponsablemente al país, beneficiarios privados muy fuertes – algunos de ellos ligados a esos funcionarios – que obtuvieron y siguen obteniendo enormes ganancias por especulación monetaria y cambiaria; y todo ello contra pérdidas incalculables que, a través del Plan de Ajuste en curso, paga todo el Pueblo Argentino.
Megacanje de las LEBAC
El BCRA llegó a acumular una deuda por Lebac, Leliq y Pases Pasivos superior a 1.5 B$ al 31.5 pasado (antes del Acuerdo con el FMI), pagando para ello altísimas tasas de interés en medio de una corrida contra el dólar que mermaba las reservas del Banco y era liderada por ciertos bancos y fondos de inversión que no renovaron gran parte de las letras para pasarse al dólar y salir del país (con el Morgan Stanley a la cabeza – cuya identificación ha trascendido por la prensa - y otras entidades que el gobierno mantiene en secreto).
Esto hizo que el BCRA perdiese unos 12.000 millones de dólares de sus Reservas Internacionales en dos meses (Mayo y Junio) y que elevase vertiginosamente los intereses a pagar a niveles récord del 47 % anual por colocaciones a 27 días de plazo en su última renovación, del 19.6.
La asistencia del FMI – como regla de su función en esta materia para todas las Crisis de Deuda – no tiene por finalidad ayudar al país deudor (en este caso, la Argentina) sino prestarle divisas para que el gobierno no interrumpa los flujos de pago a los acreedores del Estado, es decir, para sostenerlo financieramente a los efectos que el país no incurra en cesación de pagos: en buen romance, para que con esta ayuda artificial e igualmente impagable no blanquee su Default.
La peculiar característica de esta operación es que la misma no tiene por finalidad directa darle la totalidad de los recursos al Tesoro sino darle la mitad al BCRA (7.500 MD) para reponer parte de las reservas perdidas y la otra mitad sí al Tesoro pero para que éste las use para contener el tipo de cambio – vía subastas de 100 millones de dólares diarios en el Mercado Mayorista – y a la vez le compre progresivamente las Letras Intransferibles que el BCRA tiene en su poder desde la época del Kirchnerismo (y que hoy suman 65.400 millones de dólares).
El Megacanje en curso de las Lebac por LETES/BT está introduciendo un muy importante cambio en la estructura del endeudamiento argentino:
La colocación de más deuda dolarizada por parte del Tesoro, la baja del plazo promedio de los vencimientos por creciente desproporción de obligaciones a corto plazo y las sobre-tasas de interés comprometidas, como deudas más caras, no sólo aumentan el riesgo-país sino que además agravan sustancialmente la Crisis de Deuda que hoy vive la administración Macri y que adicionalmente va a dejar como herencia al próximo gobierno.
Requerimientos y condicionalidades del FMI
La finalidad primaria declarada del préstamo condicionado del Fondo Monetario es bajar el monto del endeudamiento en letras del BCRA y mejorar su Hoja de Balance, una expresión bajo la que se incluye el saneamiento financiero-contable del Banco, si bien esto último no por virtudes propias sino por salvataje con nueva Deuda del FMI.
En contraprestación por esta asistencia financiera del FMI el gobierno argentino queda comprometido a efectivizar varios puntos importantes:
Este conjunto de principales medidas a implementar asumidas por la administración macrista con el Fondo se inscribe en el contexto de un régimen de Tipo de Cambio Flotante, entendido como producto de la libre Oferta y Demanda del Mercado lo que, en la práctica, constituye una ficción porque el Mercado de Cambios no es libre sino fuertemente concentrado, condicionado y administrado por grandes grupos financieros locales e internacionales, que actúan a caballo de la permisividad irrestricta del movimiento de entrada y salida de capitales del país.
En este contexto de requerimientos o exigencias de tipo inmediato se inscriben también varias condicionalidades fácticas clave que surgen del acuerdo Stand-By con el FMI:
Notablemente, en ningún lugar se dice de dónde van a salir los recursos para poder pagar este mega-préstamo del FMI, que obviamente se suma a la Deuda Total del Estado Central – 335.000 millones de dólares al 31.12.2017 según la última información oficial disponible – y que así duplica el aumento de la Deuda para este año, que según el Presupuesto 2018 está previsto en 46.500 millones de dólares.
Algunas conclusiones
El gobierno Macri está experimentando las consecuencias de la nueva Crisis de Deuda producida por culpa de su Política de Gobernar con Deuda, en alianza con los capitales especulativo-financieros locales e internacionales.
Descontrolado el manejo de las variables Tipo de Cambio-Tasas de Interés-Inflación y sin poder eludir las responsabilidades propias por el fracaso de su gestión a dos años y medio de su mandato, el presidente Macri recurrió de urgencia al FMI y a la Banca Internacional para que lo salven de la nueva Crisis de Deuda que él mismo generó.
Como contrapartida de este salvamento externo aceptó la intervención de las Cuentas Fiscales por parte del FMI, la toma de más Deuda Externa e Interna y particularmente – dentro de esta última – el traspaso de Deuda intra-Estado (en pesos-Lebac y en dólares-Letras Intransferibles) a Deuda Nueva y dolarizada con Terceros (FMI y Fondos Privados de Inversión, con inclusión de Fondos Buitre en la toma de deuda local).
Todavía no se sabe si esta nueva ola de endeudamiento y esta política financiera de altísimas tasas de interés contra el dólar – que provocan recesión en la actividad económica, desempleo y pobreza – van a conseguir su objetivo y hasta tanto esto no se vislumbre el problema va a seguir con final abierto.
Es posible que la verdadera angustia del presidente Macri sea hoy que sus mandantes del Capital Financiero, dada la ineptitud y corrupción financiera de su gobierno, no le vayan a soltar la mano y lo dejen caer como al presidente Pedro Kuczynski, del Perú.
]]>Las fuentes consultadas indicaron a BAE Negocios que la caída del empleo se da principalmente en la obra pública, donde a pesar del discurso oficial sobre la normalidad en los planes, existen retrasos en los plazos de ejecución. Como adelantó este medio, las transferencias de la Nación a los distritos pasaron de un tiempo promedio de 60 días a 120 días. "En el ámbito privado, hay un parate, pero no tiene comparación con el sector público", ampliaron.
"En el mejor escenario, julio tiene una pérdida de puestos de trabajo de entre 1.000 y 2.000 operarios de la construcción", apuntaron. "El gobierno dice que las obras siguen en marcha con absoluta normalidad, pero la realidad marca otra cosa. Las provincias y las empresas ya no cobran a 60 días sino a 120 días en todo el país", expresaron fuentes del sector. Esta coyuntura ha provocado un debilitamiento en la cadena de pagos debido a que el freno o la desaceleración de los proyectos en marcha afecta el pago a los proveedores.
De acuerdo con un informe de la consultora Economía & Regiones, los metros autorizados disminuyeron 22,6% interanual en mayo y un 6,6% en el acumulado de los primeros cinco meses del año. Si bien las empresas fueron 19.072 en el mes de mayo, ya se está observando que las mismas emplean menos personas, de acuerdo con las fuentes.
Los puestos de trabajo registrados en el sector alcanzaron a 425.655 en abril, todavía reflejando la tendencia alcista del sector en el primer cuatrimestre. "En cuanto a perspectivas, en el corto plazo, el 34,2% de las empresas que realizan principalmente obras privadas esperan que la actividad disminuya. Mientras el 50,9% de las que realizan principalmente obras públicas esperan que sea menor", detalló Economía & Regiones.
El consumo de cemento a granel (asociado a grandes obras de infraestructura) cayó 2,3% en mayo, y el consumo en bolsa disminuyó 5,8%. Las caídas más pronunciadas se dieron en Catamarca (-28%), Jujuy (-17,6%) y Entre Ríos (-16,3%). En sentido contrario, Misiones (+39%), La Pampa (+23,7%) y Mendoza (+11,9%) fueron las provincias con mayor suba interanual en mayo, según la consultora.
Licitaciones en caída
Asimismo, según un informe de la Fundación Capital, "las licitaciones presentaron una caída del 42% interanual en el período enero-mayo" y del 57% interanual en el quinto mes del año.
La partida de gastos de capital dentro de las cuentas públicas presentó una baja del 20,9% interanual en los primeros cinco meses. "La construcción privada mostró un estancamiento en los últimos meses, en línea con la volatilidad cambiaria y el encarecimiento del crédito. La superficie permisada para construir obras privadas, que puede considerarse como indicador adelantado de la dinámica del sector, presentó una merma del 22,6% interanual en el quinto mes del año", destaca el informe.
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