La política de “tolerancia cero” del gobierno de Donald Trump ha provocado la separación forzosa de más de 2.000 niños de sus padres, que en algunos casos ya han sido deportados. Desde la CLATE reiteramos nuestra postura en defensa del “derecho a migrar” y de enaltecer “la fuerza creativa y los aportes culturales de los expatriados”.
El presidente de los Estados Unidos lleva a cabo una política de criminalización de la migración, que incluye la separación de las familias y su detención indefinida mientras duren sus procesos judiciales, que pueden extenderse por años. La legislación vigente impide mantener detenidos a los menores de edad por más de 20 días. Sin embargo, Trump niega este derecho, a la vez que instiga a que sean deportados sin la posibilidad de presentarse ante un juez.
Estos ataques xenófobos produjeron protestas masivas en todo el territorio estadounidense para exigir la reunificación de las familias de migrantes que fueron separadas en la frontera, así como el fin de la represión sobre ellas y la abolición del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés). Bajo la consigna “Ocupar ICE”, cientos de manifestantes bloquearon edificios del Servicio de Inmigración en las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, Portland, Oregon, y Washington.
Las crueles imágenes de miles de niños y niñas cuyos derechos humanos fundamentales son violados por la política gubernamental de “Tolerancia Cero” constituyen una afrenta para los pactos migratorios internacionales. Cerca de 2000 menores, incluidos bebés, fueron colocados en jaulas, que la administración Trump denomina hipócritamente “refugios para personas de corta edad”.
Los comités de Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares y de los Derechos del Niño emitieron una Observación General Conjunta referida a las obligaciones de los Estados relativas a los derechos humanos de los niños/as migrantes: “Los Comités entienden que la detención por razones de inmigración es cualquier situación en la que un niño se ve privado de libertad por motivos relacionados con su situación migratoria o la de sus padres, independientemente del nombre o la razón dada por la medida de privación”.
Asimismo disponen que “ningún niño podrá ser privado de su libertad ilegal o arbitrariamente, y que esta medida solo podrá ser utilizada como último recurso y durante el período más breve que proceda”. Pero amplían: “Esta medida de último recurso solo puede aplicarse en otros contextos como la justicia penal de menores y no es aplicable en los procedimientos relativos a la inmigración, ya que estaría en contradicción con el principio del interés superior del niño y el derecho al desarrollo”.
Los Comités explican que “todo niño, en todo momento, tiene un derecho fundamental a la libertad y a no ser detenido como inmigrante. La detención de cualquier niño por la situación de residencia de sus padres constituye una violación de los derechos del niño y una contravención”.
Para ambos órganos de protección de los derechos de los migrantes “la detención de los niños y sus familias como inmigrantes debe estar prohibida por la ley y su abolición garantizada en teoría y en la práctica”.
Además, la política intolerante de Trump viola los artículos 16 y 17 de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos Migratorios y de sus Familiares que reconoce de forma amplia el derecho a la libertad de las personas migrantes y sus familiares.
La Confederación Latinoamericana y el Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE) reafirmó su postura histórica por el “derecho a migrar porque migrar no es un delito”.
Subrayó que “en el capitalismo global los flujos migratorios no son valorados. Considerados un peligro, se busca contenerlos mediante políticas de estigmatización, criminalización y control. En contraposición los migrantes defienden su derecho a ser ciudadanos de pleno derecho, organizados y resistentes ante cualquier forma de segregación o xenofobia”.
Desde la Confederación se destacó que “la migración es un fenómeno constitutivo del ser humano”, al tiempo que repudió que “los gobiernos conservadores a nivel mundial pretenden reducirlo a un fenómeno transitorio y temporal”.
Migrar no es excepción, es regla. El éxodo es la historia de nuestros pueblos, de la humanidad. Por eso una de las áreas de trabajo, análisis y formación más importante de la CLATE es la de migraciones, que se constituye bajo el lema “Migrar es un derecho”.
Fuente: http://www.clate.org/nota.asp?id=5692&name=Condena_mundial_a_las_pol%C3%ADticas_migratorias_de_Trump