Leer es muy bueno: se disfruta y…

…abre la mente (pero, ojo, solo si se lee reflexionando y “dialogando” con el texto).

Porque, veamos: por ejemplo, hay gente que ha leído y releído la Biblia (ambas partes, “Antiguo” y “Nuevo” testamentos), y no ha encontrado nada erróneo, nada a todas luces falso, y LO QUE ES PEOR, nada moralmente reprochable en el dios de la Biblia y en sus acólitos.

¡Y la ha leído letra por letra, palabra por palabra!

Bueno, ahí está la trampa. Leer p-u-e-r-t-a, puerta, esté escrito en la Biblia o en cualquier otra parte, no lleva a ninguna confrontación, como no sea con la ortografía.

Es que hay que leer y confrontar ideas, no letras o palabras. Son las ideas las que tienen que quedar rebotando entre todos nuestros grupos neuronales: ellos deben examinar todas sus posibles relaciones con lo que sabemos y lo que somos; iluminar lo que creíamos y ahora descubrimos que era falso; desnudar las inconsistencias del propio texto y su inconsecuencia con lo que ha expresado antes.

Así, y solo entendido así, leer es un disfrute provechoso. ¡Más: una aventura! (que puede arrojarnos en un lugar distinto a aquel desde el cual partimos). Una aventura, como la vida misma, que si no entendemos que nos estamos jugando el pellejo en ella, no sirve de nada, como no sea para matar el tiempo… o sea, la más valiosa y la más insegura de nuestras posesiones.

@juandelsur2

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