Desde abril, 19 integrantes de la comunidad aborigen Takuo Poty aprenden a leer y escribir mediante el Programa Provincial de Alfabetización y Educación Básica del Adulto (PPAEBA) 9048. En el espacio, jóvenes y adultos muestran un interés admirable por la enseñanza. En una pequeña aula que funciona como biblioteca o en el patio, junto al maestro Hugo Galarza, la creatividad está a la orden del aprendizaje. Entre tantas tareas, es sorprendente para el educador la predisposición, motivación y alegría con la que buscan aprender.
De blanco, el docente Hugo Galarza, en la clase-taller con los integrantes de la comunidad.
Foto: Carina Martínez
02/09/2018
Estos mayores, con espíritu de niños, valoran de forma distinguida cada oportunidad que llega hasta su comunidad, ubicada dentro de la reserva privada Yaguarondí, a unos 33 kilómetros de San Pedro y a más de 40 de San Vicente. Allí viven más de 100 personas sin energía eléctrica ni agua potable, por lo que saber leer y escribir resulta necesario y es sinónimo de mejores condiciones de vida.
Uno de los primeros egresados que tendrá la aldea, Patricio Fernández, habló con El Territorio e hizo referencia a la envergadura que representa tener la posibilidad de estudiar siendo adulto y poder luego avanzar y ser un profesional.
“Esto para nosotros no tiene precio, poder escribir, leer, expresarme mejor, manejar de forma fluida el español. Todo es muy bueno, tenemos muchas carencias, no tenemos luz, no tenemos acceso seguro al agua, pero tener este espacio donde aprender significa que podremos salir adelante. Lo ideal sería tener una escuela para que los niños cursen la primaria, yo quiero seguir y ser un maestro o profesor”, dijo sin perder la sonrisa.
Para el docente, en tanto, dar clases en la comunidad fue un gran desafío. La aceptación la logró mediante la responsabilidad y compromiso al momento de cumplir con cada una de las ideas planteadas a los alumnos, cacique y anciano.
Las aulas funcionan de lunes a jueves con jornada reducida y si bien el diploma está garantizado para quienes cumplen con los requisitos del programa, los conocimientos son adquiridos también por los menores, quienes no tienen la posibilidad de estar dentro del sistema educativo.
“Con este programa se les da la posibilidad tan merecida a estos jóvenes talentosos de poder culminar la primaria.
El edificio que utilizamos se hizo con donaciones por parte de la biblioteca Palabras del Alma, los chicos reciben material didáctico mediante la donación de docentes, aunque lo ideal sería gestionar un programa para que los 25 niños puedan realizar la primaria”, señaló Galarza.
“Abrimos las puertas a los demás en lo que es facilitar los conocimientos y mejorar la expresión oral, algo que les cuesta mucho”, agregó el maestro.
Ante el escaso manejo del castellano, el docente cuenta con el apoyo de uno de los integrantes, quien hace de traductor. Con esta ayuda es posible avanzar en la adquisición de nuevos saberes, para los cuales se recurre a las más variadas actividades, que por lo general están relacionadas con la idiosincrasia de los guaraníes y la habilidad en manualidades.
Fue así que durante una clase de esta semana se concretó una competencia de barriletes. La seriedad y concentración con la que los alumnos de entre 14 y 45 años confeccionaron sus primeros barriletes fue realmente sorprendente. En este sentido, Galarza detalló: “Desde el programa teníamos prevista esta actividad, hacer esta competencia de barriletes con premios. Hay algunos que nunca tuvieron la oportunidad de ver, o armar uno de estos juegos y por eso se sumaron todos a la actividad”.
Respecto al rendimiento de los estudiantes, el docente destacó: “Algunos están un poco más adelantados en lo que es leer y escribir, tienen letras muy prolijas y lectura fluida, pero a otros les cuesta mucho. Sin embargo, son conscientes de que para tener un futuro mejor deben estudiar y con esa convicción ponen todo su empeño y esfuerzo, para mí trabajar acá es sentirme útil”.