Regresa Kalfükura, vuelve el equilibrio

La restitución de su cráneo moviliza al conjunto del pueblo mapuche y no debería pasar desapercibida para el argentino. Federal confeso, el gran toki de Salinas Grandes pudo inclinar la balanza para otro lado si Urquiza hubiera demostrado más energía.

Al término del trawün de septiembre

14/10/2018

Aquellos que construyeron el mito de la chilenidad mapuche, soslayaron con esmero que Kalfükura “ocupó el centro de la política argentina durante buena parte de sus largos años en el corazón de las pampas”. La expresión corresponde a Omar Lobos, autor de “Juan Calfucurá. Correspondencia 1854 – 1873”, libro que a través de 550 páginas, reconstruye el talento político que el gran longko desplegó desde Salinas Grandes. El proyecto de restituir su cráneo fue noticia 15 días atrás, cuando diversas expresiones mapuche arribaron a un acuerdo que situó el interés del pueblo por encima de otras consideraciones, quizá sectoriales.

La trascendencia de su accionar queda al descubierto cuando se analizan las relaciones políticas que estableció y cultivó durante 30 años. En ese sentido, el aporte de Lobos parece central: desde sus tolderías en Chiliwe partieron alrededor de 100 cartas hacia distintas direcciones e interlocutores de fuste, entre ellos, Justo José de Urquiza, cuando el entrerriano era presidente de la Confederación. O Bartolomé Mitre, que asumió el Poder Ejecutivo después del triunfo de Buenos Aires.

Tres años antes del desastre de Pavón, Kalfükura apuraba al vacilante vencedor de Caseros para que en una acción conjunta, pusieran en su lugar a los porteños: “(…) quiero acompañar a SE y por eso pido a SE, se apure ir a Buenos Aires, yo quiero que me diga qué mes es el que ha de mover su ejército (Lobos 2015: 232)” [1]. Se quejaba el ñizol longko (lonco principal, lonco entre loncos) porque 2.500 efectivos bonaerenses amenazaban Azul. Para la lógica mapuche de la época, no hay que confundir el espacio territorial que se conocía como Kalfü con los estrechos límites que adquirió la localidad más tarde. “Baldebenitez también tiene mucha gente y éstos tratan de invadir mis campos”, urgía el oriundo del volcán Llaima. Si la figura de Mitre creció, no fue porque a los salineros le faltara determinación. Seis años después, el porteño ya no era el jefe de una provincia díscola, sino el presidente de la República Argentina.

Sello de Kalfükura

El activismo mapuche contemporáneo reivindica a Kalfükura como toki y tiene razón, porque hizo morder el polvo de la derrota a los bonaerenses en entreveros como San Jacinto y Sierra Chica (1855). Pero también es destacable la enorme habilidad política que caracterizó su desempeño al frente de una auténtica confederación, cuyo alcance trascendió la cordillera de los Andes e inclusive, límites étnicos. A mediados de 1864, le escribió a Mitre con la clara intención de lograr un incremento en el volumen de las raciones que estaban fijadas por tratados: “Digo a U. también que vino el cacique Reuque con toda su gente, y vino el cacique Pailacán y el cacique Quelagüeque, chilenos, chegüelchos, pigunchos, boroganos, de toda la nación vinieron, pero no han venido a hacer mal a nadie, han venido a visitarme” (Lobos 2015: 397). Después de enumerar a sus visitantes, Kalfükura insinuaba que a “éstos tengo que darles mis pocas raciones que me pasan a mí”. En diciembre del mismo año, la Argentina ingresaba a la Guerra de la Triple Alianza y Buenos Aires más le valía asegurarse tranquilidad en la retaguardia. Ningún detalle se pasaba por alto en Chiliwe.

Toda la nación

Rewkekura tenía su espacio territorial en la cuenca de río Aluminé, provincia de Neuquén en el presente. Paillakan controlaba parte del río Limay al sur del Kaleufu. Quelagüeque, ¿sería Sayweke? Aquella descripción de Kalfükura siguió con mapuche que tenían sus ruka al otro lado de la cordillera, más gente de Boroa, de Purran e inclusive gününa küna. El propio Kalfükura decía: “de toda la nación vinieron”. Resulta coherente entonces, que la restitución de sus restos también tenga carácter nacional. “Nos juntamos las comunidades, algunas de Buenos Aires, la Zonal Trawün Ko de la Confederación Mapuche (Neuquén) y nosotros, que habíamos peticionado los restos del toki”, le dijo al que firma Alejandro Nahuel, vecino de Santa Rosa e integrante de la agrupación mapuche Newen Lelfün Mapu. “Propusimos volver a enterrarlo donde fue saqueada su tumba por una cuestión espiritual. Llegamos a un acuerdo: primero se lo va a reintegrar a los familiares por línea directa, es decir, a la comunidad Namunkura de San Ignacio, y luego será entregado para esta zona. Para mí está de más decir Neuquén o La Pampa porque nuestra idea es que no se genere rivalidad entre provincias. Esto es para la nación mapuche”, estableció.

Omar Lobos con Susan Foote, en las recientes III Jornadas de Historia Mapuche de Concepción

El camino continuará en el próximo trawün, que se celebrará 30 y 31 de octubre. “Se van a decidir los pasos para su eluwün (enterratorio). Van a venir pillankuze y la Zonal Williche, con el longko Namunkura. Ahí vamos a definir cómo va a ser su reintegro a la mapu. Además, se va a trazar la Ruta de Kalfükura con hitos históricos, por los lugares donde se considera que estuvo y reivindicando su figura, que todavía está bastante vapuleada por la historia nacional”, recordó Nahuel.

De las conversaciones también participan organizaciones que se reivindican rankül mapuche, más allá de las rivalidades que sobre todo en La Pampa, existen con algunas agrupaciones que sostienen que se trata de pueblos diferentes. “Convocamos a una comunidad de General Acha porque la longko y la inan longko (que sigue al longko) son descendientes de los Namunkura, nacieron en la sierra de Lihuel Calel y tiene una rica historia. Los invitamos porque en general se considera que los Namunkura sólo están en Neuquén pero en esta zona también hay sangre Kura”, resaltó el mapuche de La Pampa”.

Vuelve el equilibrio

Si bien la restitución tendrá fuerza simbólica y carácter de reparación histórica, sus efectos se multiplicarán en otras direcciones. “La importancia de que regrese el toki a su lugar, donde fue enterrado y adonde había decidido morir, tiene que ver con una cuestión espiritual. Vemos lo siguiente: al regresar el toki a su lugar, donde desarrolló su potencial y donde fundó una confederación mapuche, para nosotros es una vuelta del equilibrio”.

Por otro lado, “para los que estamos en esta zona del territorio también es muy importante porque la provincia de La Pampa siempre se caracterizó por reconocer un solo pueblo originario (el ranquel), que para nosotros además sería una parcialidad. Entonces, el regreso del toki nos va a traer más newen y potencial para decir: nosotros también estamos… Aunque sabemos bien que somos un solo pueblo, el Estado provincial también va a tener que reconocernos”, aventuró Nahuel.

“Al regresar el toki a su territorio, regresa el equilibrio. Regresa a la nación mapuche, por eso tenemos que estar todos involucrados”, resaltó. El retorno “va a fortalecer a todas las comunidades, a todos los lof y sobre todo en este momento, cuando de nuevo decir mapuche es decir extranjero, indio chileno… Más allá del cráneo, es una cuestión simbólica que está cargada de newen (poder o energía). Va a ser una restitución política y espiritual. Kalfükura dijo: en los hijos de mis hijos renaceré. Y así es, estamos renaciendo y su vuelta nos va a dar más newen del que tenemos”, insistió.

¿Por qué los restos mortales de Kalfükura están dispersos y en poder de una repartición estatal? En una columna que Lobos publicó ocho días atrás en el diario pampeano “La Arena”, reprodujo la profanación, descrita por Estanislao Zeballos, quien seguramente utilizó como fuente el testimonio del teniente Nicolás Levalle, hijo del coronel del mismo nombre. Transcurría noviembre de 1878 y su columna iba en persecución de Namunkura, hijo de Kalfükura que por entonces, buscaba refugio para su gente en la sierra de Lihuel Calel. Las tropas acamparon en Chiliwe y a través de los baquianos, supieron que en el Médano Negro que podían divisar desde sus tiendas, “estaba enterrado el famoso cacique Callvucurá”, quien había dejado de existir cinco años antes.

Alejandro Nahuel

Después del trabajo con palas, los profanadores dieron con el hallazgo que procuraban: “¿Quién era el difunto tan distinguido y lujosamente sepultado? No era fácil saberlo; pero por el hilo se saca el ovillo. Sobre la primera capa de tierra estaban los huesos secos de un caballo. Era el parejero de batalla del finado, que había sido enterrado con su amo en la misma sepultura”.

“Hallazgo descollante”

Prosigue el texto de Zeballos: “A la derecha y cerca de los huesos de la mano se veían dos espadas rotas. Con el cráneo del caballo relumbraban las cabezadas de plata que fueron recogidas en fragmentos. Entre las espadas había una dragona de oro, ya destruida; pero que hubo de ser muy rica. El finado vestía uniforme de general según las presillas de la blusa reducida a polvo. Los pantalones tuvieron una lujosa guarda de oro, que también se conservaba mal. Complementaban la mortaja unas botas de cuero de lobo, no menos deterioradas. A los pies se veía otro par de botas idéntico al que calzaba el finado; y formando un semicírculo unas veinte botellas de anís, caña, ginebra, aguardiente, pulcú o licor de manzanas, coñac y agua. Caballo, armas y bebidas: todo para el viaje de la otra vida, lo que revela que estos indios, como casi todos los indígenas, conservan una noción oscura de la inmortalidad del alma. (…) Tal fue el hallazgo descollante del cementerio de Chilihué. ¿Quién era el muerto que con tanto lujo había vivido? Era inútil preguntarlo porque nadie lo sabía. El teniente Levalle empaquetó las prendas y se guardó el cráneo del finado, dando por concluida su campaña. Los indios amigos supieron con terror lo que había pasado y uno de ellos pronunció una palabra que fue un rayo de luz: ‘Callvucurá’, había dicho. Y revisando las prendas de plata se leyó en el cabezal del freno: ¡‘Cacique Callvucurá’!”

Figura descollante del pueblo mapuche, sí… Pero también para -al menos- un sector del argentino. Llama la atención que el pensamiento “nacional y popular” no haya reparado significativamente en sus posturas: “Mi querido hermano y jefe Urquiza, veo que esos porteños y salvajes unitarios están muy malos [2] para con usted pues es preciso un poco detenerlos, muy bien usted sabe que aborrecen a todos los federales y que no quieren nada la federación y yo también estoy sabiendo por estos lados las mismas noticias y estoy sujeto a obedecer a las órdenes que me da mi jefe pero en todo caso, hagan algún movimiento esos salvajes mándeme avisar con tiempo con las órdenes necesarias que estoy dispuesto a obedecerlo y defender la federación hasta la muerte” (Lobos 2015:292). Kalfükura remitió esa carta en marzo de 1861, nueve meses antes de Pavón. Mapuches y argentinos tienen a derecho a soñar qué tan distinta hubiera sido su historia, de aceptar el entrerriano las recomendaciones del inmenso toki.

Bibliografía

Lobos, Omar: “Juan Calfucurá. Correspondencia 1854 – 1873”. Colihue. Buenos Aires, 2015.
Lobos, Omar: “Ante la tumba profanada, el trawun decide la restitución”. http://www.laarena.com.ar/caldenia-ante-la-tumba-profanada-el-trawun-decide-la-restitucion-2016390-5.html. Recuperado el 13 de octubre de 2018.

[1] Modifico la ortografía y gramática del original para facilitar la comprensión de las y los lectores.

[2] Subrayado que me pertenece.

Fuente: https://www.enestosdias.com.ar/3012-regresa-kalfukura-vuelve-el-equilibrio

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