El gran periodista y escritor anarquista abrió debates y transformaciones en la provincia de Buenos Aires. Desde su intento por cambiar el nombre a la ciudad de Rauch, hasta poder lograr desplazar el nombre de Julio A. Roca en las calles y escuelas bonaerenses.
La muerte de Osvaldo Bayer todavía impacta en el corazón de quienes conocieron su vida y su obra, dedicada en gran parte a revelar crímenes que el Estado argentino cometió en doscientos años de historia, a partir de episodios de los que poco o casi nada se había denunciado hasta el momento.
En la provincia de Buenos Aires, Bayer también dejó su huella al denunciar el genocidio cometido contra las poblaciones originarias de estas tierras, en especial el de los Ranqueles, a mano del coronel prusiano Federico Rauch. Similares episodios sangrientos como el que pudo esclarecer en la investigación que tituló “La Patagonia Rebelde”.
En 1963, durante el gobierno de facto de José María Guido, tutelado por las Fuerzas Armadas, el escritor había promovido una consulta para cambiar el nombre de la ciudad bonaerense de Rauch por el de Arbolito, un cacique ranquel que había logrado ajusticiarlo.
Ese acto le costó permanecer preso en la cárcel de mujeres, por orden del general Juan Enrique Rauch, en ese entonces ministro del interior de la dictadura y bisnieto del coronel.
“Este pueblo lleno de niños y árboles no merece llevar el nombre de un genocida”, insistió Bayer en esa ciudad durante un acto realizado en 2003.
“Ese coronel prusiano era de una crueldad terrible. A los indios les hacía el degüello corbatita para ahorrar en balas. Yo no podría vivir en una ciudad llamada así”, había expresado.
Para el escritor anarquista, sin la “ética” no se puede dar un “paso adelante pensando en nuestros hijos y nietos”. Quizás ese era el motor que lo impulsaba a cambiar nombres que –con memoria- no podían menos que molestar y ofender en la historia.
El intento de Bayer no pudo concretarse, pero sí marcó un nuevo paradigma en el país y en el territorio bonaerense. La campaña “Chau Roca” destronó su nombre en varias ciudades del sur y de otros puntos de Argentina, así como también se buscó el reemplazo del Monumento al ex militar y presidente argentino por el de la Mujer Originaria, en Capital Federal.
Sin embargo, en la provincia no todas fueron negativas. En la localidad de General Pinto, una multisectorial que reunió a pueblos indígenas y organizaciones sociales concretó el cambio de la calle Julio Argentino Roca por el de Pueblos Originarios. El hecho tenía la marca indiscutible de la lucha incansable de Osvaldo Bayer.
Al igual que en esa ciudad, también en Vedia una multitud impulsada por la obra del viejo escritor, logró cambiar el nombre que pasó a homenajear a las poblaciones nativas.
Similares propuestas de cambio de calle se realizaron en Tandil, Ayacucho y Azul, pero hasta el momento no tuvieron el visto bueno por parte de sus Concejos Deliberantes.
De todas formas, en Tandil la escuela Primaria Nº 7 también dio el salto de conciencia al cambiar su nombre de Julio Argentino Roca al de Pueblos Originarios. En cada una de esas localidades, las luchas de Bayer permanecerán en la memoria.
Fuente: Info Cielo
