5 años sin Mauricio Andrada

LA JUSTICIA CÓMPLICE SIGUE AVALANDO EL GATILLO FÁCIL
El pasado 12 de febrero se cumplieron 5 años del caso de gatillo fácil donde Mauricio Andrada (17 años) fue baleado junto a Ismael Perussatto (20 años) por el policía del Grupo Halcón Cristian Daniel Duarte. Ismael murió en el hecho. Mauricio sobrevivió un tiempo a las heridas y falleció el 17 de marzo de 2014.
El asesino Duarte declaró que los jóvenes intentaron robarlo en una moto, que lo abordaron, lo golpearon y le apuntaron con un arma. Ante eso alega haber disparado para defenderse 2 veces, cuando las pericias encontraron 4 vainas servidas en la zona del hecho, en calle 71 entre 23 y 24 de La Plata.
Con mucho esfuerzo y con la lucha de la mamá de Mauricio, Claudia Andrada, en 2018 llevamos a juicio oral al policía asesino Duarte. Allí las pericias comprobaron que el policía les disparó a los pibes de costado y levemente desde atrás hacia adelante, es decir con la situación controlada. Pero la justicia cómplice falló absolviéndolo de la imputación de doble homicidio con la excusa de la “legítima defensa” y el “cumplimiento del deber”, en clara aplicación de la “Doctrina Chocobar” que instiga a fusilar como sea a los pibes pobres. El fallo fue apelado a Casación y estamos a la espera de una resolución que haga una correcta estimación de la prueba generada en juicio.

En los fundamentos del fallo el juez Ernesto Domenech realizó una valoración completamente arbitraria de la prueba generada en el debate oral. En principio el juez recogió varios de los elementos desplegados por la defensa de Duarte en su alegato, como ser el carácter de “reincidentes” de los jóvenes víctimas, como si eso justificara su fusilamiento. O bien el argumento de que no fueron asesinadas por la espalda, sino “de costado”, lo que en todo caso no invalida que estaban en situación de huida y no de enfrentar al policía asesino. En cambio el magistrado no valoró la alta preparación técnica de Duarte para controlar sus disparos como integrante del grupo Halcón, un cuerpo de élite de La Bonaerense, elemento que las partes acusadoras habían detallado para afirmar que no actuó justificadamente y que tenía medios para actuar de otra manera. Domenech entendió que el policía asesino no tomó una actitud desproporcionada, pese a que el testigo y taxista Rodolfo Galeano dijo que “temió por su vida” cuando estaba en la línea de fuego de Duarte, quien le asestó un disparo en la llanta y otro en la ventanilla del auto pudiendo provocar su muerte. Además, Domenech dio por cierto que el revólver que se le atribuye a Andrada fue gatillado varias veces, cuando la perito balística que declaró en el juicio dijo que no se lo podía afirmar certeramente. Para completar su desvarío, el juez transformó el dermotest positivo realizado a Perussatto en la afirmación de que el joven le disparó a Duarte antes de huir, cuando en el procedimiento no se le secuestró al joven muerto ningún arma. En la cúspide del disparate, Domenech se dio el gusto de afirmar que “estas muertes no fueron provocadas por Duarte”, cosa que estaba fuera de discusión. El juez Domenech tiene antecedentes en el uso impune de sus decisiones cuando el que mata viste uniforme: en 2004 absolvió al policía Rubén Jara, que en enero de 2002 asesinó a tres personas intentando evitar un robo en un bar de La Plata.

En el fallo de la causa Duarte, los jueces Santiago Paolini y Andrés Vitali sólo se limitaron a acompañar los argumentos de Domenech, sin siquiera tomarse el trabajo de elaborar una opinión propia. Con toda la prueba pericial en contra, los jueces entendieron que Duarte actuó en “legítima defensa” y en “cumplimiento del deber”, cuando en verdad fusiló de costado y desde atrás a ambos jóvenes. En un nuevo fallo que convalida el gatillo fácil se ven los efectos concretos de la “doctrina Chocobar” y se hace urgente redoblar los esfuerzos de la militancia antirrepresiva en nuestra zona.
El asesino Duarte sigue libre y portando un arma. Hace poco fue visto cumpliendo funciones de custodio en el Ministerio de Economía de la provincia, en calles 45 entre 7 y 8 de La Plata.

Desde el Colectivo Contra el Gatillo Fácil, espacio desde el que acompañamos durante 3 años a la familia de Mauricio Andrada y pudimos llevar a juicio oral al asesino Duarte, repudiamos la complicidad judicial con la represión de Estado. Seguiremos luchando para que el caso no quede impune y señalando al asesino Duarte allí donde lo encontremos.
Estamos activando todos los días para seguir denunciando que los hechos represivos como el gatillo fácil, las detenciones arbitrarias y las torturas en comisarías no han cesado en este tiempo, sino que se han incrementado producto de la desigualdad social que se vive, de la creación de una cultura violenta y una marginalidad planificada desde el Estado y por la saturación de los barrios con más Policía que todos los gobiernos vienen practicando, sean más nacionales o más de derecha.
 

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