El Movimiento Popular Neuquino (MPN) como partido logró en esta última elección el voto de solo el % 23,30 de la ciudadanía neuquina. Lo demás votos lo aportaron partidos satélites. El “libre juego de la democracia” que el sistema partidocrático ha elaborado le permite perpetuarse y promueve que el pueblo sea un actor político, pero pasivo. Por eso asumimos la democracia participativa que se ejerce cada día y supera a la democracia representativa que el poder real ha creado para que votemos cada 4 años delegando nuestra suerte en una elite partidaria cada vez más alejado de nuestra realidad.
Ahora…haber obtenido el porcentaje más bajo de su historia como partido político, hará que la lógica de poder del MPN se modifique a cumplir con todas las normas de derecho indígena que ha violado en las últimas décadas? La deuda que ha acumulado el MPN con el pueblo mapuche en 6 décadas es interminables, pero lo podemos sintetizar en la negación a construir el Neuquén intercultural desde la Autonomía y Libredeterminación mapuce que la Constitución y las nuevas normas establecen. Esta negación genera una amenaza para el desarrollo y la proyección del pueblo mapuce, más allá que somos reconocidos en banderas e himno en la Provincia. Se trata de salir de los simbolismos o de los afiches de turismos y aplicar políticas territoriales y culturales que el Estado nos adeuda. Cuáles son esas deudas?
– La seguridad territorial (propiedad comunitaria de la tierra) ante el abuso de empresas, megaproyectos, municipios, terratenientes que amenazan nuestra seguridad constantemente. La ley de Relevamiento Territorial 26.160 ha quedado muerta a pesar que es obligación del gobierno aplicarla desde hace 13 años
– La urgencia en que nuestro idioma y cosmovisión sean resguardados de la extranjerización y colonización religiosa en un nuevo modelo educativo pluricultural y plurinacional. Debemos dar un enorme salto y jerarquizar una educación “intercultural” reducido hoy a escasas horas de “lengua mapuche” y además del sistema escolar recuperar el sistema educativo propio que permitió perpetuar una identidad milenaria a pesar de 200 años de represión.
– La obligación jurídica de aplicar el derecho a la Consulta y el Consentimiento en todo proyecto que afecta a nuestros territorios para favorecer su propia estrategia de desarrollo sin importar la suerte de nuestros territorios. La falta de aplicación de este derecho genera una total inseguridad en la vida interna de las comunidades y en consecuencia genera inseguridad en cualquier proyecto que ingrese a nuestros territorios
– Nuestra institucionalidad propia que es negada y reprimida para obedecer lógicas de un modelo de estado ya avejentado y obsoleto en muchos aspectos. Y que generan desintegración cultural. Nos referimos a nuestras instituciones educativas (Nor Kimvn), instituciones jurídicas (Nor Feleal) instituciones políticas (Kvme Feleal) instituciones sociales (Melí Folil Kvpan) institucionalidad religiosa (Pijan Kuse/Gempiñ), institucionalidad medicinal (Lawen Kimvn) etc
– Reconocimiento y apoyo a modelos propios de desarrollo comunitarios basado en la defensa de la naturaleza y su biodiversidad desde los principios del KVME FELEN – Buen Vivir. Esos Planes de Vida son alternativas a la petrodependencia en que nos tienen entrampados y alejados de la comprensión y valor de vivir de y para la tierra.
– Claras y concretas políticas de restitución territorial a generaciones enteras de pu mapuce que han sido empujados a abandonar sus territorios comunitarios y conforman hoy una mayoría cultural reprimida culturalmente en las principales ciudades de la Provincia. Los principales conflictos que se prevén serán desde esa realidad negada por la política pública
Es el horizonte que nos moviliza como pueblo preexistente mapuce y que un proceso electoral no lo detiene.
Fuente: Confederación Mapuche de Neuquén