La deforestación es una de las principales causas de las inundaciones que afectan a Chaco

Los desmontes para la explotación sojera están causando desastres en el norte del país. En la región chaqueña ya hay más de 2 mil personas evacuadas.

Desde hace por lo menos cinco días distintas regiones de Chaco vienen siendo golpeadas por terribles inundaciones, dejando un saldo de más  de dos mil evacuados y dos muertos. Una de las causas de este problema, que ocurre cada vez con más frecuencia, tiene que ver con la deforestación de bosque nativo para la explotación sojera y de otros granos.

Las principales zonas afectadas son las del sudoeste: Las Breñas, Pinedo, Charata, Hermoso Campo, y Gancedo, donde llovió unos 300 milímetros. Es la tercera vez en el año que esta región queda bajo el agua y el servicio meteorológico pronostico que las precipitaciones continuaran en los próximos días.

Pero las fuertes lluvias que causan las inundaciones tienen una causa más profunda que tiene que ver con el desmote y deforestación del bosque nativo para sembrar soja y otros cereales. “Los suelos con bosque nativo absorben mucha más agua que los suelos con soja, ya que la misma casi no tiene raíz. Por eso se habla de desertificación, porque transforma al suelo en algo no permeable” explica Ramiro, biólogo y militante del Frente de Organizaciones en Lucha y de Tierra Para Vivir.

Según la Revista Geográfica Digital elaborada por la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste  “el Centro-Sudoeste se ha consolidado como el área núcleo de la producción agrícola del Chaco, donde se asienta el 70% de la superficie sojera de la provincia, el 80% de las tierras dedicadas al algodón, girasol, sorgo y trigo y, aproximadamente, el 70% del área sembrada con maíz”.

A su vez, según un trabajo realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA, el INTA y la Red Agroforestal Chaco, esta región Argentina “presenta una tasa de desmonte de hasta 2,5% anual, muy superior a los promedios de Sudamérica (ubicada en 0,51%) y del mundo (0,2%), debido al crecimiento exponencial de la producción agropecuaria”.

Mientras que un análisis de Greenpeace aporta que Chaco es la segunda provincia que más desmontó en los últimos tres años, después de Santiago del Estero, “se deforestaron 33.972 hectáreas, de las cuales 14.744 hectáreas eran bosques protegidos”.

Las consecuencias de la tala indiscriminada la padecen los productores, pero más aún las familias más pobres que pierden lo poco que tienen con cada nueva inundación. Valeria, militante del FOL en Chaco cuenta que hay zonas como el Espinillo, cerca de Castelli, que esta vez no sufrieron la inundación directamente, pero que a diario quedan aislados porque con cualquier llovizna no pueden transitar por los caminos de tierra.

Además agregó que en esos pueblos “la mayoría de las casas son levantadas en barro y en algunos lugares viven en carpas que hacen con lonas negras. Entonces si llueve mucho adentro es todo barro, quedan como en un charco, porque no tienen ni piso”.

Valeria cuenta que ante estas situaciones la gente queda indefensa, ya que el Estado no da respuesta, no recorren los barrios “y para darte una leche están tres o cuatro días y te hacen ir mil veces”. Las y los vecinos tampoco tienen la posibilidad de acopiar mercadería y agua para afrontar esos momentos, ya que no pueden llegar a fin de mes siquiera.

El problema de las inundaciones por lo tanto es complejo y tiene raíces profundas en la forma de producción de Argentina, en la falta de planificación e intervención del Estado para cuidar los suelos y los recursos naturales.

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