La protesta amenazada

La International Network of Civil Liberties Organizations (INCLO) reconstruyó once historias de personas heridas durante protestas en distintas partes del mundo.

Sobre esto hablamos en Niceto, en una entrevista colectiva.

El domingo 14 de abril, la artista y activista Nadya Tolokónnikova, integrante de Pussy Riot, Daniel Sandoval, docente villero, y Paula Litvachky, directora del área Justicia y Seguridad del CELS participaron de una entrevista pública sobre el derecho a la protesta.

La entrevista -a cargo de Florencia Alcaraz, integrante de LatFem y NiUnaMenos- se realizó antes del recital que Pussy Riot dio en Buenos Aires, como parte de su gira sudamericana.

Allí hablaron acerca de las consecuencias directas e indirectas de la represión estatal, las estrategias para superar el miedo y la importancia de la organización popular como forma de resistencia.

Nadya y Daniel son parte del proyecto Unhealed Wounds que reúne historias de personas heridas por las llamadas “armas menos letales” durante protestas sociales en sus países: Nadya en Rusia, lastimada con un látigo y rociada con gas pimienta cuando se manifestaba durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, y Daniel en la Argentina, herido en un ojo durante la movilización contra la reforma previsional en el Congreso. Sus relatos hablan de la intolerancia de los Estados hacia la protesta social y de la falta de dispositivos para permitir la disidencia y proteger a quienes se manifiestan. Se trata de un derecho fundamental en nuestras democracias, que está íntimamente ligado al goce del resto de los derechos fundamentales.

La responsable del proyecto es la International Network of Civil Liberties Organizations (INCLO), una red de organizaciones -incluida el CELS- de todo el mundo que advierte contra la fuerza policial durante manifestaciones públicas, y su amenaza contra el Estado democrático.

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