“No queremos ser traductores, sino enseñar”

Desde la aldea Ysyry, ubicada en El Dorado, su cacique reflexionó sobre la pedagogía aplicada a los jóvenes que busca preservar y reforzar las raíces culturales de los pueblos originarios.

26/04/2019

Educadores mbya guaraní de Misiones se reunieron para establecer líneas de trabajo que permitan fortalecer las tradiciones y acceder a la formación de los más jóvenes. Entre sus principales preocupaciones se encuentra el espacio que ocupan en las escuelas y la manera en que los chicos aprenden sobre sus raíces.

Uno de los participantes del plenario fue el cacique de la comunidad Ysyry de Mado, Karai Tataendy, quien es también docente del aula satélite de la Escuela Intercultural Bilingüe 956 de Eldorado.

“Los representantes guaraníes participamos en este encuentro con el Ministerio de Educación para fortalecer la enseñanza en las distintas escuelas que actúan bajo el formato intercultural bilingüe. Como somos de distintas comunidades, algunas tenemos más dificultades que otras. Sin embargo, en materia educativa tenemos un mismo objetivo: la enseñanza de nuestra cultura”, detalló a PRIMERA EDICIÓN el cacique.

En cuanto al contexto dentro de las comunidades de la provincia, añadió que “nuestra realidad es que no todas tienen la suerte de contar con una escuela intercultural bilingüe como establecimiento. Entonces, tenemos que generar este espacio para los chicos. Fuimos cerca de 24 representantes de comunidades y los docentes a cargo de estos espacios. En Misiones tendremos aproximadamente 18 escuelas interculturales”.

El lugar como docentes

Respecto a las dificultades que se presentan, Karai contó que “en ciertos casos tenemos algunos inconvenientes con los docentes que vienen de fuera de la comunidad, porque no todos los educadores mbya cuentan con un espacio para estar con los chicos. Sobre el lugar que ocupamos,planteamos que no queremos estar como traductores en las clases, como suele suceder, sino enseñar a nuestros niños en la comunidad, porque para eso nos pagan”.

Puntualmente sobre el caso en la Escuela Intercultural Bilingüe 956, este docente mbya aclaró que “en la comunidad Ysyry, planificamos las clases al estar en contacto con los demás docentes para distribuir los horarios y coordinar todo lo que vamos a dar. Por ese motivo, diariamente me encargo de estar en contacto con los chicos para estar atentos a la escritura, lectura y áreas como ciencias sociales y naturales. Resulta un trabajo pedagógico que demanda mucho tiempo para los docentes mbya que tienen que estar presentes para enseñar a los niños de la comunidad”.

Conservar las tradiciones

Karai Tataendy remarcó que “en mi caso particular, al ser también el cacique, estoy muy al tanto del sistema de enseñanza de nuestros abuelos. Consulto mucho con los ancianos y ancianas, además de visitar distintos lugares con los alumnos para comprender y entender la educación en general. Al regresar, nos sentamos y evaluamos lo aprendido, de la misma forma que lo hicieron nuestros antepasados”.

Entre las actividades que se buscan preservar en las comunidades guaraníes aparece la figura de la fogata como espacio de encuentro y momento de aprendizaje: “Significa mucho para mí porque fue la forma en que me enseñó y me habló mi abuelo. La ‘tataendi’ es una palabra que para el lenguaje de la humanidad, como le decía mi abuelo, lo tratan como un simple fuego, una llama, pero también tenemos un contacto con nuestra espiritualidad que va mucho más allá de toda nuestra imaginación. Alrededor de la fogata es donde nos sentamos todos para tomar mates y compartir con nuestros ancianos. Es un espacio donde nos transmiten la sabiduría y enseñanza sobre temas como los aspectos de la educación actual, la salud y por sobre todo el respeto, ya que esos son nuestros principales ejes”, resaltó.

En crecimiento

En la Escuela Intercultural Bilingüe 956 “actualmente tenemos 50 alumnos de primaria, otros 15 chicos en nivel inicial y unos 15 en secundaria. Como organización, hace tres años estamos en una nueva construcción. Anteriormente teníamos una escuelita de madera y tuvimos que luchar para un lugar adecuado para los chicos. En su momento nos pasó que una parte de la escuela se cayó sobre una niña y a partir de eso decidimos empezar a mover todo para tener una escuela de material.Ahora sucede que van creciendo los chicos y cada vez tenemos más alumnos, por lo que necesitamos incorporar otra aula para continuar con las clases”.

Acerca de cómo los jóvenes de las nuevas generaciones conservan sus tradiciones, Karai aseguró que “hay mucho interés por parte de los alumnos y fortalecemos en gran medida la enseñanza de nuestros abuelos. Dentro de nuestra comunidad, los propios chicos se organizaron en un grupo que se llama tataendi, los ‘llama de fuego’, donde todas las tardes organizan fogatas para compartir unos mates, contar historias y realizar el tangará, que es el baile tradicional. Además contamos con los senderos donde se cultivan plantas medicinales y está la casa sagrada, que forman parte de las cosas que buscamos fortalecer y que forman parte de la comunidad guaraní”.

Sus comienzos

El representante mbya recordó que “entre el 2006 y 2008 estuve dando clases bajo un árbol porque no teníamos ningún tipo de construcción. Gracias a los padres conseguimos un pizarrón, tizas, cuadernos y lápices”.

Una identidad

“Dalmacio Ramos es mi nombre en español, pero en realidad me siento más identificado con Karai Tataendy al estar relacionado con lo espiritual, porque así fue que me nombró mi abuelo por parte de Dios”, contó el cacique.

Fuente: http://www.primeraedicion.com.ar/nota/100111458/no-queremos-ser-traductores-sino-ensenar/

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