La planta villense perteneciente al Grupo ArcelorMittal, fue escenario de un nuevo hecho que comprometió la vida e integridad de sus trabajadores. Dos de los tres contratistas afectados están fuera de peligro. Otro tiene el 50% del cuerpo quemado y las vías aéreas comprometidas, permaneciendo estable pero en riesgo.
El incidente se generó el martes al mediodía en la sala de control eléctrico de la planta de reducción directa de Acindar, en Villa Constitución. Brando Díaz, Juan González y Rodolfo Sarmiento, fueron los tres operarios de la contratista IMESA afectados. Realizaban, al momento del hecho, la alimentación de agua en la acería. Una tarea para la cual se frena la producción una o dos veces al año.
Por cuestiones que aún intentan establecerse, se produjo en la subestación eléctrica situada en la sección de Reducción Directa (REDI), la descarga eléctrica que afectó interna y externamente a los obreros. La Fiscalía de Villa Constitución investiga las causas. “Las causas del evento están siendo investigadas conforme a los procedimientos previstos para estas situaciones. Acindar compromete todos sus esfuerzos para esclarecer de manera completa lo acontecido y mantener informada al respecto a la comunidad“, declaró la patronal en un comunicado.
Pese a la gravedad de lo sucedido, “los directivos de Acindar poco después que trasladaron a los heridos querían volver a arrancar con los trabajos, pero se logró no hacerlo, ya que ahora hay que peritar las máquinas para ver por qué ocurrió” señaló el integrante de la Comisión Interna y referente de la UOM Villa Constitución, Silvio Acosta.
Según indicó la Agrupación Verde y Negra de metalúrgicos, Acindar facturó 36.486 millones de pesos en 2018. “Tiene tercerizada a gran parte de sus trabajadores, donde se realizan los trabajos más peligrosos y con menos controles en seguridad. En la actualidad hay 1100 trabajadores propios y 800 contratistas que hacen el mismo trabajo, la tercerización acarrea flexibilización y precarización laboral”, afirmaron.
Morgue fabril
Lamentablemente, en los últimos años hubo varias víctimas fatales en Acindar Villa Constitución. En 2013, Roberto Daniel Sosa, murió tras ser aplastado por una viga. En 2008, Nicolás Correa y Alfredo Dianda, ambos de 22 años, murieron por las quemaduras tras la explosión del horno número 4 de la fábrica. Y hubo otros incidentes ‘con suerte’ que podrían haber sido fatales, como las explosiones en 2015: una en abril sin heridos y otra en julio, con dos operarios con heridas leves.
Según los datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, en 2018 murieron casi 2 trabajadores por día en Argentina en siniestros laborales. Y los datos no incluyen al 40% del trabajo en negro y son cuestionados como insuficientes por abogados laboralistas.
En el caso del martes, obreros de base de la planta aseguraron que los propios directivos, ni bien sucedido el hecho, reconocían la obsolencia de los trajes inífugos que hubieran evitado el desenlace. Al margen del riesgo de vida, por ahora sorteado por los tres afectados, vale aclarar que las quemaduras generan diversos grados de invalidez y modifican la vida personal y laboral de quienes las sufren. Pero lo importante para Acindar una vez sacados los heridos fue, sin embargo, reanudar la producción sin saber a qué riesgo sometía al resto de sus empleados.
“La tragedia remite etimológicamente al castigo de dios y, en Acindar, no hay dioses y hay dinero suficiente para proteger la vida de los trabajadores que producen la riqueza. Acindar fue la empresa número 56 entre las mil que más facturaron en Argentina. Factura 100 millones de pesos diarios. Es una empresa que debe hacer valer ese dinero para cuidar la vida de quienes producen esa riqueza. No es una tragedia, es una decisión política”, subrayó el legislador Carlos Del Frade en la Sesión Ordinaria de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe de este jueves.