La “conquista para la humanidad” que justificó el coloniaje

Una serie de telegramas demuestran que la crueldad colonialista del Estado argentino contra los mapuches, no se inició con la llamada Conquista del Desierto. La “grande obra de civilización” que fue genocidio.

Hubo que poner distancia hacia la cordillera

25/08/2019

A punto de finalizar noviembre de 1878, la oficialidad del Ejército estaba exultante. Con el disfrute de quien dispone de chiches nuevos, los telegramas iban y venían hacia el Ministerio de Guerra con fluidez. Julio Roca redactaba, daba órdenes y recibía novedades con la firma de sus subordinados, quienes operaban sobre los ranqueles y la gente Namunkura desde Villa Mercedes, Puan, Guaminí y Carhué, entre otros puntos de la frontera. El tucumano ya contaba con la aprobación del Congreso y la gran expedición que proyectaba para el año siguiente avanzaba en sus preparativos, pero pensaba en hostilizar a sus adversarios sin descanso antes de que llegaran los grandes calores del verano pampeano. Además, capitalizaba los éxitos parciales a través de su ampliación en la prensa capitalina y cordobesa, con la mira puesta en el objetivo presidencial.

Para estimular a sus jefes prometía ascensos y halagaba vanidades. En el telegrama que envió al comandante Freire, jefe de Guaminí, ordenaba “no se aparten de lo convenido y sigan el plan trazado […] Si toma a Namuncurá, no tendrá necesidad de esperar llegar al Río Negro para cambiar sus charreteras por las de coronel. Yo tendría un verdadero placer”. Dos días antes, había hecho otro tanto con el coronel Levalle, quien estaba al frente de Carhué: “Baigorrita y Epumer, si es que están con Namuncurá, lo que no creo, deben estar con muy pocos indios. Es necesario que no se aparten de lo convenido y sigan dicho plan. Encuentren o no a Namuncurá en Salinas, es conveniente sigan hasta Tunaque-Trarulauquen o más lejos. Es necesario haga resonar un poco su nombre, Coronel: aquí tiene una buena ocasión y que no la pierda son los deseos de su affmo, amigo”.

Rudencido Roca

Su hermano Rudecindo no necesitaba de lisonjas. Al frente de las tropas en Villa Mercedes, se benefició directamente de la reducción a la esclavitud de los ranqueles cautivos, quienes se convirtieron en fuerza de trabajo en ingenios azucareros de Tucumán y Misiones. De su propiedad, claro… El 26 de noviembre envió un telegrama al inspector general de Armas en el que daba cuenta de sus éxitos militares, luego económicos: “El avance que con una parte de la fuerza a mis órdenes acabo de efectuar sobre las tribus de Epumer y Baigorrita, ha hecho caer en mi poder al cacique Meliqueo, cinco capitanejos, 76 indios de lanza y doscientos treinta de chusma, incluso presentados y prisioneros”. Por las dudas, recordemos que con la expresión “chusma”, los soldados se referían a población mapuche no combatiente, es decir, mujeres, niñas, niños y ancianos.

“Conquista para la humanidad”

En las mismas jornadas del 25 y 26 de noviembre, el inspector general de Armas se anoticiaba de la presentación del “cacique Catrenao con trece indios de lanza y trece de chusma […] Ha sido el brazo derecho de Pincen por su valor y hace tiempo he estado tratando de atraerlo”, informaba desde Trenque Lauquen, Conrado Villegas. En discrepancia con el ministro Roca, opinaba que “sería conveniente dejar estos indios aquí para que sirvan de plantel a los que se seguirán presentando”. Entre ambos ya había surgido una polémica al lograr el uruguayo semanas atrás la captura del indomable Pincén: para estimular la capitulación de los restos de su gente, Villegas quiso retenerlo en Trenque Lauquen pero Roca insistió en su show mediático capitalino. Por su parte, una comunicación de Lorenzo Vintter desde Fuerte Argentino –cercano al Tornquist del presente- indicaba: “llegó al campamento la tribu de Catriel; se compone de ciento cincuenta y uno de lanza y trescientos sesenta de chusma. El cacique Cañumil y Guachiquin que pertenecen a Namuncurá vienen en completa desnudez y nada les basta a saciar su apetito […]” El hambre era tanto o más efectivo que los Rémington.

Pincén, protagonista involuntario de los shows mediáticos de Roca

El hijo de Kalfükura recibió el golpe que había pergeñado Roca casi al finalizar el año. El 22 de diciembre de 1878 informaba el coronel Levalle desde Carhué: “cincuenta y tantos indios de lanza muertos, trescientos prisioneros entre indios de pelea y chusma y treinta cautivos entre grandes y chicos rescatados, seiscientas ovejas, cien vacas y ochenta caballos, son los resultados menos importantes de esta expedición hecha al raso desde el primer jefe hasta el último soldado. Señor ministro: el poder de Namuncurá está destruido; ha huido casi solo en dirección al Colorado, con ánimo, según parece, de alojarse en la falda de los Andes. En el territorio que formaba lo que él llamaba su patrimonio y que está dominado por las fuerzas nacionales desde Salinas Grandes hasta Chadi-Leuvú, no queda una sola toldería […]” Levalle se había tomado muy en serio aquella insinuación de “hacer resonar su nombre”.

A comienzos de enero, se concretó la “captura del bandido Epumer Rosas” y también se supo que diezmadas sus huestes, el longko Baigorrita se dirigía hacia la cordillera. Ante la sucesión de éxitos, el Presidente, Nicolás Avellaneda, remitió una circular para que se leyera frente a las tropas en Bahía Blanca, Fuerte Argentino, Puan, Carhué, Guaminí, Trenque Lauquen, Ita-Ló y Lavalle. En su primer párrafo, decía el mandatario: “Estáis llevando a cabo con vuestros esfuerzos una grande obra de civilización a la que se asignaban todavía largos plazos. La pericia y la abnegación militar se adelantan al tiempo. Cada una de vuestras jornadas marca una conquista para la humanidad y para las armas argentinas”. Ya por entonces, antes de que se desencadenara la Campaña al Desierto propiamente dicha, las víctimas fatales entre los mapuche y rankülche se contaban por centenares; por miles las familias cautivas que fueron conducidas al campo de concentración de Martín García o a los establecimientos azucareros del norte argentino, entre otros destinos igualmente macabros. ¿A qué humanidad se refería Avellaneda? Obviamente, no a la mapuche. Tampoco a la gaucha y montonera, por entonces en completa derrota después de décadas de resistencia. Menos aún a la que hoy llamaríamos afro-argentina. Para el Presidente, humanidad era la europea o al menos, la argentina que suponía encarnar los valores de la modernidad europea.

Modernidad colonial

A diferencia de los sucesos que tuvieron lugar más al norte, recién fue la Argentina sobre fines del siglo XIX la que remató la faena colonial europeísta, con la instalación de instituciones e ideas coloniales. Entre otros factores, la construcción del Estado se expresó con la inmigración de origen europeo, una vez que se agotó la resistencia armada mapuche. Una cantidad considerable de las ciudades o localidades patagónicas de la actualidad se piensan a sí mismas como un producto de la cultura alemana o suiza o italiana o galesa. Los relatos que ensalzan la abnegación de los pioneros, las penurias de los primeros en llegar o la extrañeza ante la ruda belleza de tantos parajes salvajes, no pertenecen a los mapuche sino a quienes usufructuaron la colonización. Tuvieron que transcurrir más de 100 años para que esas maneras de pensar recibieran un profundo cuestionamiento. Si bien nunca hubo una fundación de Patagonia en el sentido formal, la elaboración de sus narrativas fundacionales se abstuvo de tener en cuenta a los indígenas, salvo para su deshumanización e inclusive, ridiculización. ¿Bandido Epugner Rosas? Más bien, longko entre los suyos, es decir, orientador en un sentido político.

Nicolás Avellaneda

La “conquista para la humanidad” del Presidente Avellaneda implicó la apropiación del territorio mapuche -entre otros- y su integración al ideario nacional a partir de las operaciones intelectuales que se dispusieron desde el Estado, autoría del sector que se arrogó su representación a partir de 1861. Si bien fueron los españoles los primeros intrusos que reclamaron para sí tan vasto territorio, la primera organización institucional de origen europeo que se instaló aquí fue responsabilidad del Estado que aún hoy mira todo desde Buenos Aires.

Unos años antes de que el Ejército de Roca se dirigiera hacia el oeste y el sur, los referentes políticos y la prensa pusieron en marcha el dispositivo que logró inculcar una colonización del ser. Según Walter Mignolo, éste consiste en acuñar la idea de que algunos pueblos no forman parte de la historia porque en realidad, sus integrantes no son seres. No calificaban para formar parte de la “humanidad”. No eran humanos… A la luz de estos conceptos, reflexiónese sobre el comportamiento del Ministerio de Seguridad, los juzgados federales, gobiernos provinciales, Gendarmería Nacional o Prefectura Naval desde mediados de 2017 hasta hoy. Podrá advertirse que aquel concepto selectivo de humanidad, es decir, la colonización del ser, todavía está vigente en la Argentina.

Fuente: https://www.enestosdias.com.ar/4055-la-conquista-para-la-humanidad-que-justifico-el-coloniaje

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  • La importancia de la Historia para poder entender el por qué y para que de las sucesivas transformaciones del mundo: Entre 1850 y 1880, hubo otra transformación de orden mundial que nos compete y que muy pocos conocen en profundidad, cuando comenzó la entrada en la fase imperialista del reparto del mundo y el origen de las conquistas coloniales. Peter Worsley, un antropólogo ingles, señala como fecha clave para la constitución de la Antropología como disciplina científica el año 1885, coincidente con otro acontecimiento en la historia mundial para tener en cuenta: el Congreso de Berlín. Para la “Historia Oficial” siempre ha sido un hecho aislado, al que nunca se le ha dado gran trascendencia, por lo cual es probable que se tenga que hacer un esfuerzo de memoria para ubicar este acontecimiento, donde el Congreso de Berlín de 1885 representa el momento culminante de la consolidación del mundo colonial. Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Inglaterra, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Rusia, Turquía y EE.UU, se reparten África y establecen zonas de influencia. Francia, por ejemplo, colonizará el Norte de África (Túnez, Argelia), Senegal, Congo “Francés”, Somalía. G.Bretaña colonizará Egipto, África oriental y Sudáfrica. Bélgica el Congo “Belga”. España, el Sahara “Español”, Guinea “Española”, Portugal, Angola y Mozambique. Y como vemos, el mundo es repartido entre las grandes potencias según sus “necesidades” y posibilidades concretas de dominio: en algunos casos se dará la ocupación directa (Asia y África) o privará la influencia (países latinoamericanos, áreas subdesarrolladas de la propia Europa y sectores del continente asiático. Se pueden sintetizar así las áreas sobre las que se ejerce la penetración: a) Áreas con independencia política reciente, en proceso de unificación nacional, con organizaciones económicas paracapitalistas (Países latinoamericanos). b) Áreas con independencia política antigua, sin unificación nacional, con predominio de formas socioeconómicas precapitalistas (China, Sudeste asiático, Norte de África). c) Áreas con grupos étnicos tribales, sin organización nacional y con formas económicas no capitalistas y no feudales (casi toda Áfriva y Oceanía). Y el acceso a la fase imperialista de estas tres áreas será distinto. Por ejemplo, G. Brtaña actuará igual en a) yb): invierte capitales en sectores monoproductores complementarios a sus manufacturas. Penetra comercial e industrialmente, liquidando la producción autóctona, local, da empréstitos (viejo FMI ¿…?), obtiene la concesión de los servicios (ferrocarriles, electricidad, etc.). En las áreas c) se desarrollan inversiones monoproductoras; actuarán como zonas de fuentes de reserva de materias primas en origen y en bruto para luego trasladaras a su país y manufacturarlas para comercialización y consumo interno y exportar los excedentes con la obtención del valor agregado correspondiente. Como bien lo señala Worsley (1966, 13-14): “La cultura hunana ha sido una pero sólo objetivamente, existió “en sí”, pero no para los hombres. Pues la sociedad humana sólo vino a existir subjetivamente, los hombres sólo adquirieronn el conocimiento de que formaban parte de unsólo sistema sicial a través del control y vigilancia del Imperialismo europeo. Y en este proyecto expansionista, ningún país, ninguna región quedaba aislada, o se era Metrópoli con una realidad robada o se era colonia con una realidad usurpada, dependiente y sometida a su entero capricho. La unificación del mundo en un sólo sistema social era un hecho inconstrastable. Este orden mundial estaba fundado en la conquista y era mantenido por la fuerza. Pero en este proceso de expansión primero y consolidación colonial después, la propia Europa se transformó: la Nación-estado pasó a ser una categoría arcaica, los estados nacionales incluían también las colonias y dependían de ese mundo externo para obtener materias primas y expandir mercados. Las colonias significaban, pues, una perfecta solución estructural a los problemas del desarrollo y proporcionaba la solución que Europa necesitaba para exportar su propia crisis. Y nuestro país no estuvo ajeno en todo este proceso de transformacion y avanzada colonial, porque a partir de que se asienta el proyecto oligarquico-conservador de fines del siglo 19, cuando el puerto de Buenos Aires y la burguesía agroexportadora se impone sobre el resto del país y se sella el triunfo unitario en Pavón con Bartolomé Mitre como jefe indiscutido, y hacia 1880 con el general Julio Roca con el broche de oro de la Campaña del Desierto y como hacedor principal de la colonización interna incluyendo la extinción de las innumerables tribus de los originarios propietarios ascentrales de la tierra y del reparto final del país ya en manos de esa burguesía liberal que asociaba el comercio a la propiedad del territorio, donde el derecho a la propiedad privada y la ley del beneficio fue erigida como ley divina, al pié de su altar se ofrecían en sacrificio el cuerpo y la sangre de miles de seres humanos inocentes, y en función de ella el colonialismo extranjero y sus cómplices connacionales, los enemigos realistas y hacendados criollos que no dudaron en perseguirlos y exterminarlos como animales pues estaban dispuestos a todo para expandir sus haciendas y no perder ningún privilegio, tal el estilo devenido de Europa. Como se verá, siempre la situación colonial fue y sigue siendo una situación de alcance total. Y a partir de comzar a reiterar sus avanzadas expansionistas modernas, estas siempre han dependido de tres empresas que han sido creadas a estos fines. La Empresa Material, que se encarga del control monopólico de la tierra productiva o de cualquier otra que esté en condiciones de serlo, e imponiendo un sistema político-económico que sólo dependa de sus propias decisiones y conveniencias. La Empresa Administrativa, que se encarga de controlar las autoridades locales en conciliábulo, el control de la justicia y en permanente oposición a cualquier iniciatíva política de origen nacional. Por último, la Empresa Ideológica, que se instala en los Ministerios de Educación locales para realizar una acción directa con un aprendizaje importado y la transmisión de modelos culturales en función del prestigio del colonizador o grupo dominante. ¿Y por qué tres empresas? Porque Mitre, Roca, Echeverría, Alberdi e incluso Sarmiento, ya se murieron, y por tal circunstancia, los creadores de “Civilización y Barbarie” han ido evolucionando y para eso crean un nuevo Congreso de Berlín en los años setenta, pero esta vez, en Norteamérica, mediante el programa de reformas impulsado por el neoliberalismo en América Latina y en constante expansión progresiva en casi todos los países de la región. Tratando de imponer un conjunto de reformas orientadas a garantizar un riguroso programa de ajuste económico como producto de la mal llamada crisis de la deuda externa. Y la ortodoxia neoliberal promovida por los organismos internacionales, especialmente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, comenzo a ser asumida por las élites políticas y económicas locales, como la única receta válida para superar el déficit público y estabilizar las economías regionales. Este núcleo de doctrinas coloniales modernas, así como la retórica que constantemente pretende darles sustento y legitimación discursiva, se ha fundado en un extratégico acuerdo global que ha ido penetrando capilarmente en el sentido común de las administraciones gubernamentales latinoamericanas. Los medios académicos y periodísticos constantemente han popularizado este conjunto de propuestas y discursos con el nombre de “Consenso de Washington” que subyace en todas las decisiones políticas, económicas y pedagógicas de algunos gobiernos de centro derecha de esta región. Y he aquí el por qué de las tres empresas para lograr el control total del nuevo sistema colonial: la empresa material y la administrativa no pueden por sí solas obtener el control; es preciso lograr la colonización de la personalidad, es decir, que el colonizado tenga absoluta certeza de la innata superioridad del colonizador. Tanto esto, el llamado Consenso de Washington resume ciertas dimensiones: da cuenta del programa de reformas institucionales que apuntan a lo laboral, o en el ámbito previsional, y en este caso puntual de colonización de la personalidad, la reforma educativa y, al mismo tiempo avalando la retórica desplegada por el gobierno que las impulsa y pretende legitimarlas.

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