¿Es la pobreza el verdadero problema?

El «problema» no es la pobreza sino la riqueza, que para concentrarse necesita expandir la pobreza. Si no se comprende esta lógica del capital no hay forma de resolver el «problema de la pobreza».

Los datos oficiales muestran el crecimiento de la pobreza y asociada a ella el fuerte endeudamiento de las familias. Si se lo analiza en un período mayor surge el carácter crónico ligado a la lógica de la acumulación del capital en este período histórico.

Periódicamente el sistema estadístico oficial nos brinda datos de la actividad económica (evolución del PBI, salarios e ingresos populares, desempleo, inflación) que muestran una fuerte correlación con la pobreza (medida por ingresos) y ahora con el endeudamiento familiar.

Pobreza en ascenso.

Los datos del Indec correspondientes al primer semestre de este año arrojan que la pobreza llegó al 35,4% y la indigencia al 7,7%. Proyecciones hechas al tercer trimestre muestran que la tasa de pobreza sería del 36,7% y la de indigencia del 8,3% (16,5 y 3,7 millones de personas respectivamente). Si se estiran estas proyecciones al 31 de diciembre de este año la pobreza rondaría el 40%.

Todo es resultado del derrumbe de la actividad económica, de un promedio de caída del 20% en los salarios reales y jubilaciones y unas tasas de desempleo y subempleo que afectan a más del 20% de la población económicamente activa.

Si se relaciona el ingreso promedio de los hogares (siempre al primer semestre) con el costo de las Canastas Básicas Alimentaria y Total la brecha es del orden del 39% y 37% respectivamente. Esta brecha, que tiende a agrandarse al paso de los meses porque el costo de los alimentos crecen más que el promedio y salarios y jubilaciones lo hacen muy por debajo, explica cómo el crecimiento de la pobreza y la indigencia se está nutriendo de sectores de clases media y media baja (medidos por ingresos).

A pura deuda.

Una de las consecuencias de este crecimiento de la pobreza y de la brecha entre ingresos y gastos es el endeudamiento de la familias. Según el informe Estabilidad Financiera que dio a conocer recientemente el Banco Central, el nivel de endeudamiento de los hogares es el más elevado desde el 2005. A mediados de este año el nivel de endeudamiento era en promedio de 2,4 salarios netos, mientras que en 2005 alcanzaba a solo 1,8 salarios. Si entre 2016 y 2018 el crédito crecía bajo las formas de préstamos hipotecarios o prendarios (compra de viviendas, equipamientos del hogar, refacciones) ahora lo hace por el uso de tarjetas o créditos personales (destinados más al pago de tarifas y a los consumos para la vida cotidiana, alimentación, higiene personal, limpieza del hogar). Esto se da en clientes de bancos que tienen un empleo formal pero que sus ingresos ya no le alcanzan para cubrir los gastos corrientes de una familia tipo. El diario Clarín del viernes pasado tituló una de sus notas «Se piden más micropréstamos para pagar deuda y llegar a fin de mes».

Si se analiza la información según los estratos de ingresos familiares el mayor nivel de endeudamiento se encuentra en el primer decil (el 10% más pobre) alcanza al 46,7% de sus ingresos (33,9% en 2016) mientras que en el último decil (el 10% más rico) el endeudamiento es de solo 25,7% (20,1% en 2016). Para completar el cuadro: la tasa de morosidad de los préstamos para consumo está en el 5,4% mientras que en 2015 era de solo 2,1%.

Un hombre busca ropa y comida en un contenedor de basura en el barrio de Villa 20 en Buenos Aires, el 11 de enero de 2019. Ronaldo Schemidt / AFP

Pero esta información está centrada en los créditos formales que se registran en bancos y otras instituciones financieras. Dirigentes de organizaciones sociales señalan que en los barrios de ingresos medios y bajos hay un circuito financiero que comienza por la tarjeta de crédito y el pago mínimo, cuando esto ya no es posible se recurre a la financiera del barrio, cuando este crédito llegó al límite al usurero y finalmente se cae en el dealer de la zona, el que coordina la venta de drogas al menudeo, y que siempre dispone de efectivo para prestar por día. Es obvio que en cada instancia de este circuito el costo de financiamiento crece en proporciones más que usurarias. Consolidando unos niveles de pobreza de los cuales es difícil salir. «La pobreza que más se reproduce y cuesta bajar», tituló La Nación días atrás.

Un problema global.

Muchos analistas del tema asignan los actuales niveles de pobreza al desastre económico del gobierno de Macri, y algo hizo indudable, mientras que otros lo ubican en los últimos 8 años, en que la economía se estancó. Sin embargo si se analiza un período histórico más extenso, últimas tres décadas por ejemplo, la tasa de pobreza según ingresos promedia el 25%. Algunos estudios llegaron a la conclusión de que si la economía argentina lograra crecer al 3% acumulativo durante 5 años, la tasa de pobreza podría reducirse solo al 20%, pero que este sería un piso duro de perforar.

En 1974 se la estimaba en un 4%, a fines de esa década llegó al 7%. En 1989 con la hiperinflación bajo el gobierno de Alfonsín llegó al 47%, luego de 8 años de gobierno de Menem bajó al 27%, llegó al 54% con el estallido de la Convertibilidad con de la Rúa y luego de 12 años de gobiernos Kirchner bajó al 29%. Se estima que a fin del gobierno de Macri rondará el 40%.

La pobreza estructural no es solo un problema argentino, es global. Más de 820 millones de personas pasan hambre todos los días en el mundo. Según la Unicef uno de cada tres niños está desnutrido o sufre de sobrepeso.

¿Y la riqueza?

La conclusión es obvia: la pobreza es un problema crónico, estructural, que no se resuelve solo con una mejor distribución de los ingresos. Incluso en los períodos en que la pobreza bajó, creció la brecha de desigualdad social; esto fue común a la mayoría de los gobiernos progres de la región. Es que la tasa de acumulación en la parte superior de la pirámide social es mayor que la tasa de crecimiento de los ingresos en la base inferior.

Pero en este tiempo las desigualdades sociales, necesarias para la acumulación del capital, se han acrecentado a partir de la salida de la crisis capitalista mundial de los años ’70 del siglo pasado bajo la hegemonía del capital financiero. El «problema» no es precisamente la pobreza sino la riqueza, que para concentrarse necesita de la expansión de la pobreza. Si no se comprende esta lógica del capital no hay forma de resolver el «problema de la pobreza».


Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).

2 Comments

  • Sí, pero todo bien que supones bien, únicamente será bien, si es ya verdad (avalada por la razón o por la realidad). Si no, ése bien que supones, !está equivocando a todos! ¡Nunca juguéis con la verdad!

    LO QUE LA VERDAD NO PUEDE EVITAR SOBRE ELLA MISMA:
    1) Ser acusatoria. La verdad, para ser realidad, se ve obligada a decir siempre causas y causantes de las cosas. Si no, no sería verdad.
    2) Parecer resentimiento. La verdad es insistente o reincidente sobre cualquier resistencia de personas que la rechazan o la niegan. Por eso siempre está a vueltas sobre lo mismo que es polémico o que «hiere» o que molesta. Eso siempre parece puro resentimiento, pero no lo es.
    3) Levantar ampollas o desarrollar intolerancia a los que han estado aislados de ella. Sí, los que han vivido contra ella o sin ella, por impulso egocéntrico, ¡ya no la aceptan!, y así dictan siempre (con tantos recursos de poder e influencias que inmoralmente tienen) un impedirla atroz a todas horas.
    A partir de ahí se desarrollan siempre unos AYUDANTES DEL VETAR A LA VERDAD, porque les hiere, les molesta, les estropea negocios o recibir más premios literarios, etc. Pero, en realidad, vetar a la verdad (o a quien la muestra racionalmente) es el mismo mal.
    También, esos AYUDANTES DEL VETAR A LA VERDAD nunca jamás de los jamases
    reconocerán ser ayudantes del vetar a la verdad. Ellos se guisan una serie de seudosabidurías que desarrollan (para intoxicar a la sociedad y pudrirla) como si nada o por sus intereses, y ellos se lo comen tal guiso en total corrupción, sí, tras pisotear realmente a la pobre ética.
    ¡Nunca juguéis con la VERDAD! ¡Y dejadle siempre una puerta abierta!
    José Repiso Moyano
    https://delsentidocritico.blogspot.com/

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