La revolución de las wiphalas

La oposición boliviana con su racismo radical intentó, como en los momentos más oscuros de la conquista de América, desaparecer los símbolos indígenas. En horas el mundo se encontraba redescubriendo la existencia de este emblema y en varios lugares impensados del planeta, apareció flameada, por ejemplo, en la junta de Distrito de Centro de Madrid o en las manifestaciones espontáneas del día domingo a la noche en contra del golpe militar en varias zonas de la Argentina.

“Fanáticos, locos, pero, ¿qué les pasa?”, enviaban a los grupos de Whatssap de oposición boliviana el domingo por la noche cuando ya había cabildos y pronunciamientos en varias comunidades campesinas y en la zona del Alto.  Se veían  tantas lágrimas como rabia en los testimonios del pueblo aymara. Para dimensionar la humillación que implica quemar este símbolo, imaginemos una escena donde al asumir Evo Morales Ayma a la Presidencia en el 2005, a los gritos en el palacio Quemado hubiera trasmitido, en cadena nacional, el comienzo de la quema de biblias o la destrucción de todos los símbolos católicos. ¿Cómo hubieran sentido esa acción irrespetuosa los creyentes católicos del mundo?

Esta ebullición que comenzó a hacerse sentir en el la zona del Alto, al cántico “el Alto de pie, nuca de rodillas” fue creciendo de tal forma que, a última hora del domingo, el mismo Camacho, quien horas antes arengaba con sacar el símbolo de la vida institucional boliviana, pidió en su cuenta Facebook parar con la vejación y explicó: la “Wiphala no representa a Evo Morales, ni  a su movimiento. Respetemos a quienes se sientes representados con su bandera…”, pero ya era tarde, como dicen los alteños, “el león dormido del Alto se despertó, y ya a más de 48 h sigue rugiendo a pesar de los muertos y desparecidos que nos oculta el gobierno inconstitucional de Bolivia.

¿Qué significa?

“La tricolor es símbolo de la unidad de nuestra querida Bolivia y la wiphala es el emblema de la diversidad e igualdad con la identidad de todos los pueblos indígenas. Ningún miembro de la Policía puede mellar esos símbolos patrios; quien lo hace, actúa con el racismo de Mesa y Camacho”. Ese fue el Tweet de Evo Morales en respuesta a la humillación que sintió su pueblo.

“Nunca más volverá la Pachamama, volvió la biblia”, gritó el domingo Fernando Camacho, líder de la oposición boliviana, luego de ya consumado el golpe de estado.  A partir de ese momento, comenzaron a mostrar por redes sociales cómo los policías  despegaban y cortaban la wiphala de sus uniformes, también se comenzó, en cadena, a bajar las wiphalas de las instituciones bolivianas y a quemarlas y decir palabras humillantes hacia estos dos símbolos indígenas.

La wiphala es el emblema del Tawantinsuyu, el territorio que abarcaba la civilización inca, que geográficamente iba desde el sur del Ecuador hasta el norte de la Argentina. Dentro de este espacio, existen cuatro tipos de wiphalas en Sudamérica: la Collasuyu, en Chile, la Argentina, Bolivia y el Perú; la Antisuyu, en Bolivia, el Perú, Ecuador y Colombia; la Chinchasuyu, en el Perú, Ecuador y Colombia y el Cuntisuyu en algunas zonas del Perú. Cada una tiene un color diferente en la banda diagonal del centro.

Entonces, cuando el domingo se quemó ese símbolo ancestral se ofendió todas las naciones indígenas que habitan en el espacio antes mencionado, lo cual nada tiene que ver con el partido político del Movimiento al Socialismo (MAS).

El estandarte de la Wiphala tiene una forma perfectamente cuadrada, dividida a su vez en siete cuadrados por lado que hacen que el total de cuadrados sea 49. Dentro del emblema, se hallan representados los colores del arcoíris puestos de modo diagonal. Esta simbología y los trazos se encuentran estrechamente relacionados con la chakana andina, ya que crea el ordenamiento paritario al mundo cosmogónico andino desde la dualidad masculino-femenina o yanantin y desde la doble dualidad o tawantin dividida en cuatro cuadrantes.

Según la explicación de Arnaldo Quispe, la palabra Wiphay es voz de triunfo, usada hasta hoy en las fiestas solemnes y en actos ceremoniales, por su parte lapx-lapx producido por el efecto del viento, que origina la palabra laphaqi, ‘fluir de un objeto flexible’. Juntando los dos sonidos Wipahy-Lapx, tenemos la Wiphala. La terminación “-px” se perdió por el efecto de la pronunciación de la palabra.

Aunque parezca difícil de entender, el concepto de la Wiphala en el mundo andino precolombino no ha existido como el concepto de “bandera” como tal, y más bien todo apunta a la existencia de un emblema a modo de estandarte cuadrado, tal como viene reproducido en la actualidad.

Vaso ceremonial con la Wiphala.

La evidencia más coherente de este emblema se encuentra dentro de los vasos ceremoniales K’ero o Quero, en los cuales se aprecia claramente una fila de personas, una de las cuales porta consigo un estandarte cuadrado con la forma de la Wiphala.

Sin embargo, en la actualidad, son los pueblos aymaras bolivianos los principales sostenedores de la existencia de la Wiphala desde tiempos remotos, y, por si fuera poco, se ha convertido en un patrimonio y en un emblema nacional del Estado Plurinacional de Bolivia. Esta es la razón por la que la Wiphala del Collasuyu es la más difundida dentro de las naciones andinas, que se caracteriza por la diagonal.

Cada uno de los siete colores que la componen representa un significado. El rojo es el planeta Tierra, la expresión del hombre andino. El naranja es la sociedad y la cultura, la preservación y procreación de la especie humana. El amarillo es la energía y fuerza, expresión de los principios morales. El blanco es el tiempo, la expresión del desarrollo de la ciencia y la tecnología, también del arte y el trabajo intelectual. El verde es la economía y la producción andina, riquezas naturales de la superficie y el subsuelo, la flora y fauna. El azul es el espacio cósmico, el infinito, la expresión de los sistemas estelares y los fenómenos naturales. Por último, el violeta es la política y la ideología andina, la expresión del poder comunitario y armónico de los Andes.

Ese león dormido que se levantó logró revertir la intención de la oposición boliviana que, con su racismo radical, intentó, como en los momentos más oscuros de la conquista de América, desaparecer los símbolos indígenas. En horas el mundo se encontraba redescubriendo la existencia de este emblema y en varios lugares impensados del planeta, apareció flameada, por ejemplo, en la junta de Distrito de Centro de Madrid o en las manifestaciones espontáneas del día domingo a la noche en contra del golpe militar en varias zonas de la Argentina.


Fuente: http://www.redeco.com.ar/internacional/bolivia/27854-la-revoluci%C3%B3n-de-las-wiphalas

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