La tendencia anti-indígena en la derecha latinoamericana

Los comentarios reaccionarios a años de gobiernos de izquierda en Bolivia y Brasil revelaron un desprecio a las comunidades indígenas por parte de la derecha en ambas naciones. Ahora, en medio de las protestas, es evidente el miedo a un racismo renovado.

Comunidades indígenas en toda América Latina han salido a las calles a manifestar su inconformidad.AFP

27/11/2019

Las comunidades indígenas en América Latina hoy están en la primera línea de las manifestaciones en la región. Por años han sido evidentemente minorías marginadas, empobrecidas y vulnerables, pero ahora, con el regreso de la derecha a muchos gobiernos, temen que sus problemas se profundicen, pues varios líderes de la región, de tendencia conservadora, han demostrado un racismo renovado a través de sus comentarios y al invisibilizar el peligro que estas corren.

Quizás uno de los casos más ejemplares de este miedo es el boliviano. Jeanine Áñez, quien se proclamó como presidenta interina de Bolivia, entró al Palacio de Gobierno con biblia en mano en lo que fue considerado como una pulla a las tradiciones indígenas que tanto defendió el presidente Evo Morales, quien hoy permanece en México en exilio. Áñez y sus aliados no ocultaron sus posiciones sobre los indígenas del país, señalando peyorativamente sus costumbres. Pero lo más preocupante no son sus comentarios, sino su accionar. El gobierno interino llegó con una misión de venganza de derecha que incluye un desprecio a los privilegios que estos recibieron de gobiernos socialistas, según The Washington Post, y ahora ha reprimido a los indígenas que reclaman por sus derechos. Hoy los manifestantes son asesinados a tiros en las calles en el país.

La antipatía contra los indígenas no es nueva y no solo es una problemática boliviana. En Ecuador, Brasil y también Colombia, donde la guerrilla disidente y otros grupos armados continúan luchando en las zonas de conflicto rural de la nación. Cinco líderes indígenas fueron asesinados en la provincia sureña de Cauca en octubre y más de 700 organizadores comunitarios y líderes indígenas han sido asesinados desde 2016 frente a la inoperancia del gobierno. Mientras en Brasil, las políticas de Jair Bolsonaro y sus comentarios han sembrado el odio hacia esta población.

“Nuestras tierras están siendo invadidas, nuestros líderes asesinados, atacados y criminalizados, y el estado brasileño está abandonando a los pueblos indígenas a su suerte con el desmantelamiento continuo de las políticas ambientales e indígenas”, dice la Asociación de Pueblos Indígenas Brasileños. Bolsonaro, quien ha mostrado indolencia frente al exterminio de indígenas, ha impulsado políticas que han devastado la selva, afectando directamente la vida de los indígenas.

Pero, ¿cómo fue que la clase política tradicional y la clase media incubaron tanto odio y resentimiento hacia el pueblo indígena que lleva incluso a abrazar el fascismo viendo al indio como un enemigo? La respuesta, según Álvaro García Linera, la fórmula vicepresidencial de Evo Morales, está en que los pueblos tienen un rechazo a la igualdad, un rechazo a los fundamentos mismos de la democracia sustancial.

“Los últimos 14 años de gobierno de los movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de igualación social… Pero esto dio lugar a que en una década el porcentaje de personas de la llamada “clase media”, medida en ingresos, haya pasado del 35% al 60%, la mayor parte proveniente de sectores populares, indígenas”, escribe García Linera.

A finales del siglo X, los indígenas alcanzaron un grado de visibilidad que hasta el momento no habían conocido. Esto se produjo con el levantamiento de Ecuador (1990), las marchas indígenas de los años noventa en Bolivia, la rebelión zapatista en Chiapas (1994), las acciones desplegadas en rechazo a las celebraciones del “descubrimiento” de América (1992), la presencia india se impuso en el escenario político. Según el vicepresidente de Bolivia, lo que hizo el gobierno de Morales, por ejemplo, fue un proceso de democratización de los bienes sociales mediante la construcción de igualdad material pero que, inevitablemente, llevó a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y políticos poseídos por las clases medias tradicionales.

“Si antes un apellido notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad no sólo se ha duplicado -reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a esos bienes- sino que, además, los “arribistas”, la nueva clase media de origen popular indígena, tiene un conjunto de nuevos capitales (idioma indígena, vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por los bienes públicos disponibles”, agrega García Lineros.

Ante el desplome de las características coloniales, como el imaginario de una superioridad histórica de la clase media frente a las subalternas, los hijos de la clase media se convierten en una fuerza de choque reaccionaria que siente que sus estandartes se van desvaneciendo ante los intentos de democratización, por lo que proceden a derrochar violencia y desbordar odio irracional.

“No sorprende que mientras los indios recogen los cuerpos de alrededor de una veintena de muertos asesinados a bala, sus victimarios materiales y Morales narran que lo han hecho para salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido. El odio racial solo puede destruir; no es un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y moralmente decadente que demuestra que, detrás de cada mediocre liberal, se agazapa un consumado golpista”, concluye el vicepresidente García Lineros.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/la-tendencia-anti-indigena-en-la-derecha-latinoamericana-articulo-893191

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