“Parásitos”: la belleza cinematográfica como diagnóstico de la barbarie capitalista y de los problemas actuales de la clase obrera

Según la crítica especializada, ‘Parásitos’ es la mejor película del director Bong Joon-ho, y eso significa mucho considerando que el coreano es autor de obras como ‘Memories of Murder’ (2003), ‘The Host’ (2006) y ‘Rompenieves (Snowpiercer)’ (2013).

Por Fernando Gustavo Armas.

Como bien dice uno de esos críticos: “…la película va sometiéndonos a una sucesión de giros argumentales que nos incapacitan para adivinar qué pasará después, conectando cada escena con la siguiente con precisión de relojero suizo pero sin dejar que el mecanismo se deje ver. Y así confirma a Bong no solo como un maestro a la hora de juguetear con los géneros y los tonos y oscilar con enorme gracia entre la comedia amable, el drama doméstico, la sátira salvaje, el suspenso, el terror y la más conmovedora tragedia; también como un cineasta único a la hora de contemplar el mundo a la vez con persuasiva crueldad y con mordaz humanismo.” (Alejandro Alegre, “El Confidencial”)

Me quiero detener, no obstante, en lo que considero la esencia de esta obra maestra del cine: la lucha de clases es presentada como el empoderamiento que logra la familia obrera de la mansión de la familia burguesa, a través de un cuidado y programado plan de conquista de puestos de trabajo que penetran la vida íntima de la familia Park. En efecto, los puestos de profesor y terapeuta, de ama de llaves y chofer, que la familia Kim logra, simbolizan mucho más que “trabajos”: dan cuenta, en su conjunto, de la potencialidad de una verdadera célula obrera detrás de un objetivo.

Pero al mismo tiempo, esta célula obrera carece absolutamente de conciencia de clase: no tiene el menor escrúpulo en “caminar sobre los cadáveres” de otros trabajadores para lograr su objetivo. La despiadada lucha de “pobres contra pobres” está presente a lo largo de todo el relato.

La “movilidad social” que logran o con la que sueñan (es interesante en este sentido el final de la película), parte de una ambición de convertirse ellos mismos en burgueses.

Esta tensión entre potencialidad de la “célula obrera-banda Kim”, e impotencia para seguir con el propio plan trazado cuando se les cruzan otros trabajadores con sus propios intereses, estalla dramáticamente, poniendo claramente de relieve la “falsa conciencia” (¡burguesa!) que domina hoy día a los superexplotados coreanos, como parte de la clase obrera mundial.

La película refleja con maestría la desigualdad y el contraste social: la lluvia torrencial es una catástrofe hídrica para los Kim y los pobres que viven en el subsuelo de la gran ciudad, y es apenas una suspensión de un campamento cumpleañero para los Park.

Corea del Sur está densamente poblado (supera los 50 millones de habitantes), y se lo considera un país desarrollado. Entre las décadas de 1960 y 1990 contaba con una de las economías de más rápido crecimiento del mundo. ​ A la rápida transformación en una economía rica e industrializada en este corto tiempo se le llamó “el milagro del río Han”. Esta oleada de crecimiento se logró a través de la fabricación orientada a la exportación y a una fuerza de trabajo altamente cualificada. En 2009, era el noveno país con mayores ingresos por sus exportaciones.

Como el más grande de los cuatro dragones asiáticos, la economía surcoreana es la cuarta más grande en Asia y la 13.ª más grande en el mundo. Es un importante socio comercial de las economías más grandes del mundo, por ejemplo, es el tercer socio comercial más importante para China y Japón, el séptimo para Estados Unidos​ y el octavo para la Unión Europea.

Su capital, Seúl, cuya área metropolitana supera los 20 millones de habitantes (2ª en el mundo), constantemente está situada entre las diez ciudades financieras y comerciales más importantes para la economía global y fue nombrada la sexta ciudad económicamente más poderosa del mundo, según la revista Forbes. El PIB per cápita nacional es de alrededor de US$ 30 000.

Este contexto hace aún más valiosa y valiente la crítica al capitalismo como sistema que hace “PARÁSITOS”. La propia homogeneidad étnica que tiene Corea, y que se expresa en la película, le permite a Bong Joon-ho subrayar los abismos y las contradicciones DE CLASE. También la película denuncia en varias escenas el machismo patriarcal, pero lo hace como accesorio de la denuncia de la opresión de clase.

Asímismo, el título es todo un diagnóstico: lo que podría suponerse que los “parásitos” son los Kim, que se van infiltrando en la mansión de los Park, esa interpretación va quedando de lado al mostrarse con crudeza y belleza cinematográfica que los que “usurpan lugares”, son los que trabajan, y que los que detentan la propiedad privada, o sea los burgueses Park, son los únicos parásitos.


Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2020/01/29/cine-parasitos-la-belleza-cinematografica-como-diagnostico-de-la-barbarie-capitalista-y-de-los-problemas-actuales-de-la-clase-obrera/

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