Punta Querandí, el predio que les devuelven a pueblos originarios tras años de conflicto

Está en Dique Luján, y confirmaron que era un sitio arqueológico cuando una vecina encontró cerámicas antiguas. El Municipio logró un acuerdo con una empresa inmobiliaria. Cómo mantienen sus tradiciones milenarias quienes ahora quieren recuperar restos óseos de sus ancestros.

16/03/2020

Entre el arroyo Garín, la calle Brasil y el Canal Villanueva están las dos hectáreas de Punta Querandí, donde los pueblos originarios recuperaron un terreno. (Lucía Merle).

Pocos saben que en pleno conurbano bonaerense existe una comunidad aborigen pluriétnica. En el corazón de Tigre, identidades kolla, qom y guaraníes fundaron Punta Querandí, un predio de dos hectáreas en el que descendientes de pueblos originarios luchan para preservar sus costumbres y legado. Durante 16 años enfrentaron una disputa judicial por un proyecto inmobiliario que podría haber cambiado por completo sus “tierras sagradas”.

Ahora, tras un largo conflicto y muchas mediaciones con la constructora Eidico, la Municipalidad de Tigre intervino para lograr un acuerdo histórico: les devolvieron la propiedad de parte del terreno.

Se trata del primer reconocimiento a naciones ancestrales en el Gran Buenos Aires. Y todavía queda pendiente un pedido que lleva 10 años: la restitución de 50 cuerpos humanos, excavados por arqueólogos en la región, que fueron derivados a diferentes instituciones. Esperan una resolución para mediados de abril.

https://www.facebook.com/puntaquerandi/videos/578009256392597/

“Lloramos de la felicidad”, cuenta Santiago Chara, de etnia toba, sobre el momento en el que conocieron la noticia. “Me emociona que reconozcan nuestra cosmovisión”, agrega Reynaldo Roa, guaraní. A la par, ambos referentes del Consejo de Ancianos de la comunidad indígena local, cruzan en bote 20 metros del arroyo Garín para llegar al asentamiento, límite entre Tigre y Escobar, donde se formó Punta Querandí.

Entre la calle Brasil, el Canal Villanueva y el Arroyo Garín, las edificaciones de barro, con techos de paja y puertas de caña, contrastan con las colosales casonas de la costa opuesta. Es un espacio concurrido, desde los ’60, por lugareños que pescan y nadan. También lo fue 1.000 años atrás, pero quienes iban eran querandíes, chanás y guaraníes.

Para llegar a las que consideran “tierras sagradas”, deben cruzar en bote el Arroyo Garín. (Lucía Merle)

Así lo evidenció el hallazgo (2004) de una vecina, quien encontró, entre las plantas, piezas de cerámica antigua. Como ya se habían detectado restos óseos (donde hoy se sitúa el country Santa Catalina), el área se convirtió en un sitio arqueológico. Aquel descubrimiento unió a la comunidad aborigen.

“En febrero de 2010 entraron topadoras y excavadoras”, recuerdan los integrantes de Punta Querandí. Se rumoreó que construirían un amarradero de yates u otro country. Y por eso organizaron el primer acampe, con 15 carpas. Hoy lograron un acuerdo para conservar su patrimonio.

La Maloka es uno de los sitios ceremoniales de Punta Querandí. Todos los días alguien se queda a dormir y cuidar el lugar.

“Estamos orgullosos de ser partícipes en la reivindicación histórica para los pueblos originarios de Buenos Aires”, expresó el intendente Julio Zamora, quien los visitará este mes para firmar el convenio. Por su parte, desde la constructora Eidico detallan: “Acompañamos la iniciativa. La cesión de la parcela resuelve el conflicto y beneficia a todos”.

Con el tiempo, los árboles y las plantas deforestadas volvieron a crecer. Y las carpas fueron reemplazadas por edificaciones de madera. “A medida que se fortalecía la naturaleza, también lo hicimos nosotros”, comenta Pablo Badano, vocero de la comunidad.

En 2004, una vecina encontró piezas arquelógicas milenarias que confirmaron que en lugar habitaron pueblos pre hispánicos.

En el lugar cosechan, tienen huerta y vivero, y mantienen sus tradiciones en sitios ceremoniales: el Opy, un santuario guaraní; la Apacheta, para las ofrendas a la Pachamama; y la Maloka, donde hacen las asambleas. Allí, llegan a recibir hasta a 200 personas en fechas especiales, y a todos los cruzan en embarcaciones. Además, se turnan para que todos los días haya alguien custodiando estos espacios.

Para preservar sus prácticas milenarias, dictan talleres abiertos al público, como cestería con totora y alfarería. Así, buscan reproducir la esencia de los objetos situados en las vitrinas del museo, donde cada pieza añeja reconstruye su historia.

Reynaldo Roa muestra las cosechas de la huerta que unas 15 familias mantienen en el lugar. (Lucía Merle).

“Encontré mi lugar de lucha para recuperar el respeto hacia los pueblos originarios. Somos un ejemplo para otros”, sostiene Santiago Chara, quien disfruta con sus “hermanos” el territorio sagrado, a 50 kilómetros de la Capital Federal.

Ahora esperan poder recuperar los 50 restos óseos de pobladores que habitaron la zona 500 años antes de la invasión española a América, hallados en las últimas décadas en toda la región. “Queremos que nos den los cuerpos para enterrarlos en donde estaban”, dice Reynaldo Roa. En abril, les adelantaron, podrían entregarles los restos de uno de ellos, encontrado exactamente en Punta Querandí.

Santiago Chara, descendiente de tobas, ingresa al espacio donde funciona Opy, el santuario guaraní de Punta Querandí.

En el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Capital Federal) están los siete restos óseos encontrados en Villa La Ñata y Punta Querandí. Pero es una incógnita la ubicación de los otros 42, descubiertos hace un siglo en lo que hoy es Nordelta. “Podrían estar en Europa o Estados Unidos”, dicen.

Fuente: https://www.clarin.com/zonales/anos-conflicto-devuelven-tierras-tigre-comunidad-pueblos-originarios_0_MAtzXv1P.html

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