-Tecnología CRIPSR/Cas9 y el CIMMYT en el desarrollo agronómico en México-


Pawo Wróbel

Los humanos han modificado la vida durante miles de años usando la selección de la crianza, hemos fortalecido los rasgos útiles en las plantas y animales. A través de los siglos, nos hemos vuelto muy buenos en ello, pero nunca entendimos realmente cómo funciona, hasta que descubrimos el código de la vida: el ácido desoxirribonucleico, ADN. Una compleja molécula que guía el crecimiento, desarrollo, función y reproducción de todo lo que está vivo. La información está codificada en la estructura de la molécula; se emparejan cuatro nucleótidos y crean un código que lleva las instrucciones; cambia las instrucciones y cambiarás al ser que las lleva.
Desde el momento en que los científicos biólogos descubrieron el ADN, éstos han soñado con modificarlo y adecuarlo a las proyecciones colectivas que existen respecto al desarrollo humano, puesto que representa el núcleo constitutivo de toda la existencia del hombre, en cuanto a términos biológicos. CRISPR/Cas 9 es percibida en este marco como la herramienta capaz de hacer realidad casi todas las promesas imaginables: mejorar el estudio de enfermedades, tratar directamente el cáncer o el sida, recobrar la terapia génica, mejorar los cultivos transgénicos y hasta crear seres humanos con características prestablecidas y controladas. “Si el ADN es el libro de la vida, CRISPR es la piedra Rosetta para entenderlo y reescribirlo”.
Debido a la enorme trascendencia que ésta herramienta tiene, que en 2015, la revista Science le otorgó el título de avance científico más importante del año.
Así mismo, ha significado un enorme hito en la búsqueda por la eficiencia (se han reducido 99%; en lugar de un año, lleva pocas semanas para llevar a cabo un experimento que básicamente todos con un laboratorio pueden hacer) y eficacia en los procesos de investigación genética, en términos de costos y tiempo empleado; modificar el genoma costaba hace un par de años 5.000 euros, con un uso limitado ahora es casi ubicuo y es realizable por 60 euros. En ese mismo sentido, lo que representaba toda una obra de ingeniería el hecho de modificar una parte del genoma humano, ahora es posible solamente “con escribir las veinte letras de un ARN”.
Años atrás, la modificación genética controlada en el sector agrícola y ganadero se realizaba a través de la incrustación de un gen en posiciones aleatorias del genoma, junto con secuencias de bacterias, virus u otras especies que dirigían la expresión del gen. Empero, dicho proceso es ineficaz, siendo su mayor crítica el hecho de mezclar el ADN de distintas especies, posibilitando que dicha inserción interrumpiera otros genes.
Con CRISPR, el proceso plantea un cambio enorme: la facilidad y bajo costo pueden hacer de la edición genómica una opción viable para cultivos especializados más pequeños, así como para animales. Durante los últimos años, ha sido utilizado este método para modificar cerdos de raza pequeña, así como hacer trigo y arroz resistentes a graves enfermedades.
En suma, parece no existir aspecto de la vida humana que no pueda ser trastocado y modificado, con aras al desarrollo y progreso, por la herramienta CRISPR/Cas 9, las expectativas a futuro sobre las aplicaciones concretas de esta innovación científica en estado de investigación parecen abarcar lo que el límite de la imaginación humana comprende; una nueva era en la humanidad se muestra cada vez más presente y real, con la ciencia biológica – genética como medio y soporte, proceso en el que sin embargo no sólo están involucrados idearios caritativos, filantrópicos o humanistas que buscan el “bienestar común”, sino por el contrario, está permeado por una gran cantidad de factores externos que lo condicionan y lo hacen posible, tales como pretensiones económicas, intereses corporativos, batallas jurídicas sobre la autoría de los descubrimientos, y todo un conglomerado de actores, organizaciones trasnacionales y académicas, que mediante la financiación directa e indirecta transforman la serie de sucesos que envuelven a la vanguardista tecnología, con el fin de que éstos convengan más a sus aspiraciones personales, privadas.
En un mercado que actualmente, sin aún explotarse todas sus capacidades y proyecciones, como lo es CRISPR/Cas9, con un valor de 46´000 millones de dólares, no es de extrañarse que cientos que divergentes intereses se pronuncien en aras de recibir una porción de la utilidad; fin que es conseguido de manera más directa y legitima a través de la propiedad otorgada a través de medios jurídicos tales como las patentes, punto en el cual el Derecho, su configuración y ordenamiento juegan un fundamental papel para que efectivamente la soberanía popular, la decisión mayoritaria y el bienestar de la población general no esté supeditada a los intereses financieros de un grupo selecto de individuos, y más aún en un tema tan destacado y trascendental como lo es la modificación del genoma humano, clave para la evolución del hombre.
En ese contexto, cobra vital importancia el desempeño eficaz o ineficiente de las organizaciones internacionales no gubernamentales supeditándose los intereses mercantiles y económicos de empresas transnacionales respecto al tema. Es decir, evaluar las acciones y modo de operación de las organizaciones encargadas a nivel internacional de regular la aplicación de la tecnología y la ciencia con un estricto sentido ético, es indispensable para entender cómo y por qué dicho sentido puede o no llevarse a la práctica empírica, y a la realidad observable; lo cual repercute directamente en la vida personal y colectiva de los habitantes donde dichas tecnologías se aplican.
En ese sentido, y de manera específica, la cooperación internacional agraria se enfrenta a una situación dicotómica: por una parte, el beneficio que obtienen los más grandes cultivos para exportación en las más grandes economías; y por otro, las persistentes condiciones de pobreza estructural rural en los Estados en desarrollo.
Debe promoverse una cooperación estratégica multilateral, afianzada con las mayores organizaciones internacionales públicas (y privadas) en la materia , a fin de financiar los proyectos agropecuarios necesarios, en todas las áreas y aristas que se planteen convencionalmente como necesarias y/o urgentes; promoción de innovación tecno científica, y de políticas públicas locales, regionales y estatales.
Bajo ese marco destaca la labor del Centro Internacional para el Mejoramiento del Maiz y el Trigo, con sede en Texcoco, México; de donde más del 70% del trigo que se siembra en los países en desarrollo y más del 50% de las variedades mejoradas de maíz se derivan.
Al ser en gran medida de competencia e interés directo del CIMMYT el mejoramiento genético agronómico de las semillas de maíz y trigo, a través de la creación y/o modificación de variedades de dichos cultivos para su mejor aprovechamiento y calidad nutricional para el consumo humano, la tecnología de edición genómica conocida como CRIPSR/Cas9 es de especial interés para el centro de investigación.
Puesto que, a pesar de la creencia popular generalizada mediatizada y radicalizada, los cultivos genéticamente mejorados (GM), que están normativizados y regulados por estrictos y seguros estándares de producción, son perfectamente consumibles por el humano, sin consecuencias secundarias previsibles, pero sirviendo, entre otras muchas cosas más, como un catalizador que ayuda a reducir el uso de los pesticidas en la producción agrícola.
Ello lo afirma la Academia Nacional de Ciencias (NAS) de los Estados Unidos, a través de un comité compuesto por 20 científicos del más alto nivel, representantes de distintas ramas disciplinarias afines.
Conclusión (anterior mencionada) que se basó en pruebas que datan a 20 años atrás (desde que se comercializaron los cultivos GM); las cuales constan de 900 estudios y publicaciones, 80 ponencias, 700 comentarios y documentos redactados por la sociedad civil, así como
Regresando a la tecnología CRISPR-Cas9, DuPont Pioneer es líder mundial en sus aplicaciones avanzadas agronómicas agricultura, desarrollando el primer maíz modificado con dicha tecnología, compañía que ha establecido una alianza público-privada de investigación con el CIMMY; a fin de –atender las necesidades de los pequeños agricultores-. Específicamente, en el tercer trimestre del 2016, DuPont y el CIMMYT firmaron un acuerdo de colaboración para el desarrollo conjunto de cultivos GM, mediante CRISPR-Cas.
Empero, con base en el comité de organizaciones no gubernamentales del Grupo Consultivo Internacional de Investigación Agrícola, uno de los más grandes fracasos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), es que éste no ha respondido a las demandas de información sobre la situación de la –contaminación- de maíz en el Estado mexicano.
Y, es que lo cierto es que el CIMMYT, como uno de sus principales flaquezas, justamente considerables como fracasos, estriba en el aumento exponencial que la injerencia e inversión privada multinacional ha sido llevada a cabo dentro del CIMMYT ; la cual, a pesar de realizarse aparentemente en aras de un progreso, cooperación y desarrollo para el bienestar humano a través del mejoramiento en la investigación agro científica, lo cierto es que dichas inversiones privadas han repercutido directamente en la acción de la organización, estando ésta cooptada por los intereses particulares de sus inversores, tal el caso del director de la Fundación Novartis, una de las productoras de transgénicos, miembro del consejo directivo del CIMMYT; y bueno, sobre Novartis y sus polémicas mucho hay que decir.
Así mismo, el CIMMYT ha sido acusado por instancias de la sociedad civil de denigrar a los países africanos por ejercer su derecho soberano de negarse a recibir granos transgénicos como envíos de ayuda alimentaria, es decir, cuasi obligar a dichos países a aceptar, usar y desarrollar el uso de las variedades agrícolas.
Así, CIMMYT fracasó en su papel como responsable encabezar acciones decisivas para evitar posterior contaminación transgénica en los campos de los agricultores, al ser la instancia encargada de la protección y desarrollo de dichas variedades de semillas.
Por ello, dicha pasividad refleja su abandono de responsabilidad para con los agricultores de subsistencia mexicanos, dejando entrever que los intereses del CIMMYT se basan en los macro proyectos, las macro investigaciones y la macro producción, más que el ejercicio real en beneficio de los más pequeños productores. Y no solo ello, sino que además pone en jaque la pertinencia real del centro frente a su responsabilidad ética-científica sobre el devenir del maíz mexicano.
Dicha ambigüedad, afortunadamente, no ha sido criticada solamente en instancias mexicanas, sino que, al ser el CIMMYT una organización verdaderamente transnacional, su crítica ha hecho eco en la sociedad internacional.
Durante la reunión del Protocolo de Diversidad Biológica en abril de 2002, se pronunciaron al respecto, los miembros representantes de la mesa.
Pues, el caso representó además una dura crítica al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en donde se permitía la importación de granos de maíz y trigo genéticamente modificados a México, bajo la salvedad de que éstos no repercutieran en las variedades mexicanas; pero, con base en el investigador y botánico, Antonio Serratos, la existencia generalizada de rasgos transgénicos entre las variedades tradicionales en México indica una grado muy notable de diseminación, considerando que el maíz transgénico se liberó para su comercialización desde los Estados Unidos, en 1996.
Y, aquí se demuestra que el problema de raíz es estructural, aunque claro, sin negar la participación de ello por parte del CIMMYT; muestra clara de ello es
la presentación de México en la iniciativa del Grupo de Países Megadiversos, a comienzos del siglo XX, con miras a -proteger la biodiversidad, basándose en la propiedad intelectual y promover la biotecnología “para incrementar el valor de la biodiversidad. ” Por ello, la prensa mexicana internacional cuestionó directamente al gobierno mexicano de que si dicho liderazgo internacional no era una contradicción directo bajo un contexto en el cual las variedades de maíz mexicana habían sido contaminadas por transgénicos extranjeros; el gobierno mexicano respondió cínica y fríamente: “la biodiversidad es mucho más que el maíz.”
A día de hoy, la importación de más de 6 millones de toneladas de maíz estadounidense anualmente al territorio mexicano sigue vigente, y creciendo.
En ese sentido, en ese contexto general, en el caso específico mexicano, se requiere:
• Consolidar el trabajo de investigación con colaboradores existentes e identificar nuevos colaboradores.
• Aumentar los esfuerzos colaborativos con el sector industrial agrario.
• Fortalecer las relaciones con asociaciones de agricultores y el sector semillero.
• Nacionalizar la producción y explotación de los campos mexicanos, para el verdadero uso, disfrute, goce y aprovechamiento del pueblo mexicano.

Luego, respecto a la legislación mexicana en la materia, Garbiñe Saruwatari Zavala, jefa del Departamento de Estudios Jurídicos, Éticos y Sociales del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), es una de las autoridades más influyentes respecto a la legislación de la tecnología de modificación genética de Latinoamérica ; y, el Inmegen, como centro de referencia tal y como lo marca la Ley de los Institutos Nacionales de Salud, “pero sobre todo, los legisladores, que son los que tienen que analizar la pertinencia de actualizar la legislación sanitaria”, afirmó Zavala en Junio del 2016.
México, afirma la especialista el gobierno mexicano, para poder llevar a cabo un exitoso seguimiento al respecto, en especial mediante la revisión y análisis de la Comisión Nacional de Bioética, éste último debe ratificar el Convenio de Oviedo de 1997. Esto haría que el mencionado fuera una legislación vigente, con carácter obligatorio, lo cual posibilitaría que se planteara únicamente el investigar en células somáticas (células que representan la totalidad de las células del organismo); medida fundamental respecto a la legislación mexicana referente al tema.

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• Regalado, Antonio. 2015. “El hallazgo biotecnológico del siglo está envuelto en una guerra de patentes”. MIT Technology review, Traducido por Lia Moya, Septiembre de 2015.
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• CIMMYT, Mollins Jolie, ““CIMMYT 50” delegates tackle obstacles to achieving global food security”, http://www.cimmyt.org/cimmyt-50-delegates-tackle-obstacles-to-achieving-global-food-security/
• Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, http://www.cimmyt.org/
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Pawo Wróbel

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