“No morir en la cárcel”

“No morir en la cárcel”
Por Mario Hernandez

El reclamo movilizado de cientos de internos del penal de Villa Devoto, en la Ciudad de Buenos Aires, comenzó en la noche del jueves, luego de conocerse el caso positivo de coronavirus de un agente del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que actúa en esa unidad penitenciaria y de que otros seis agentes fueron preventivamente aislados.

En la tarde del viernes, efectivos policiales protagonizaron una fuerte represión contra familiares de los detenidos.

El reclamo en Devoto no es el único. El malestar empieza a extenderse a otras penitenciarías. En Mendoza, en la cárcel de mujeres de El Borbollón también hubo reclamo y la respuesta estatal fue la represión.

Luego que durante semanas el Gobierno diera la espalda a esta situación explosiva en este y otros penales del país, ahora el Estado aparece para reprimir a quienes protestan por condiciones mínimas de sobrevivencia. Las policías Federal y de la Ciudad saturan las calles aledañas al penal de Devoto, buscando impedir que organismos de Derechos Humanos y familiares de los presos se acerquen a conocer la situación.

Con la consigna “No morir en la cárcel” el reclamo en Devoto se inició el jueves a la noche con batucadas y mensajes de audio salidos de los pabellones a grupos de familiares de detenidos, donde se preanunciaba lo que pasaría a la mañana. Todo estalló cuando el Servicio Penitenciario Federal confirmó que además de un penitenciario infectado otros seis fueron aislados preventivamente.

Los internos primero ocuparon dos plantas del penal (que tiene capacidad para 1.683 personas pero alberga a 2.200). El SPF dijo que al mediodía la protesta ya incluía a alrededor del 80 % de los pabellones.

Extracto del Reporte nº 28 de aplicación del DNU 297/2020, 24 abril 2020, por CORREPI

En menos de 24 horas se cayó el cuento oficial de que la muerte de Federico Rey Ramírez, el joven de 30 años muerto en la Unidad 42 de la cárcel de Florencio Varela, había sido apuñalado por otro preso o presos, como afirmó el Servicio Penitenciario Bonaerense en un comunicado.
Como en el caso de José Mario Candia en Corrientes, la autopsia reveló heridas de arma de fuego. Más precisamente, ocho impactos de bala, uno de ellos en la nuca. Obviamente, los únicos que dispararon fueron los penitenciarios. Cerca de un centenar de guardias que participaron de la represión fueron sumariados y se secuestraron las armas que utilizaron.
Otros cuarenta presos resultaron heridos en la represión a la protesta que, como en las cárceles de todo el país, se originó en las condiciones de hacinamiento y la falta de elementos de higiene y medicamentos en medio de la pandemia, situación agravada por el hecho de que el preso contagiado de Covid-19 en la vecina Unidad 23 de Florencio Varela, había estado antes en la Unidad 42.
Con breves intermitencias entre represiones y alguna apertura de “mesas de diálogo” para recibir los reclamos de la población, las protestas se sostienen, como ocurrió el jueves en el penal de Chimbas, de San Juan, y como está sucediendo al momento de cerrar este reporte en la cárcel federal de Devoto, en CABA.
Según están informando varios portales de noticias, en los que ya circulan videos filmados por los propios presos para difundir su reclamo, se escuchan en la zona ruidos de disparos mientras la Policía de la Ciudad despliega personal de Infantería, grupos de dispersión y unidades de bomberos en el perímetro de la cárcel. “Una alta fuente penitenciaria” reconoce que la protesta no se originó en pabellones considerados de “alta peligrosidad”, sino en los de estudiantes del Centro Universitario de Devoto, que agotaron otras formas de reclamo como la difusión de videos de ex futbolistas conocidos para que visibilizara la gravísima situación, en un penal en el que ya hubo casos positivos de Covid-19 entre los penitenciarios y ninguna medida que ayude a descomprimir la superpoblación ni a garantizar el suministro de alimentos, elementos de higiene y limpieza que las familias no pueden proveer a partir de la suspensión de las visitas.

Entrevista a Oscar Castelnovo de la Agencia para la Libertad (APL) 22.4.2020

El 60% de los presos están con prisión preventiva y pueden esperar el proceso en sus casas

M.H.: Primer caso de Covid19 en la cárcel de Florencio Varela, también hay casos en Olmos, Melchor Romero, Campana, Devoto y huelga de hambre en varias cárceles, en la Unidad 31 de Florencio Varela, en la 48 de San Martin, en la 24 de Florencio Varela, en la Unidad 30 de Alvear, en la 33 de Los Hornos, en el Penal 1 de Corrientes, en Paraná. Comentanos cuál es la situación en las cárceles, allí hay 100.000 personas privadas de la libertad en 300 penales. ¿Podríamos hablar de una matanza anunciada?

O.C.: La matanza ya empezó, hay un muerto por represión en el Penal Nº 1 de Corrientes y unos cuantos heridos que todavía no sabemos la gravedad. Los pibes estaban en huelga de hambre, estaban jugando un partido de fútbol, la pelota se fue y uno se trepó a la reja interna y se desató una represión hacia el conjunto y ya contamos un muerto.
La matanza empezó mucho antes. Los genocidios tienen muchas etapas, etapas de estigmatización, etapa de realización y después una etapa de consenso buscando una posverdad o un correlato que garantice la impunidad.
Unos días antes de que empezara la pandemia, cuando ya en otros países estaba haciendo estragos, nosotros alertamos que la cárcel es un sitio por excelencia para el contagio. Hay roedores, cucarachas, suciedad por todos lados, no llega detergente, ni lavandina, ni jabón, el alcohol en gel está prohibido de cualquier forma. Y por otra parte los penitenciarios se roban todos los elementos de higiene entonces no les llegan a los presos.
Los familiares tuvieron prohibidas las visitas, pero los penitenciarios no se quedaron a hacer la cuarentena con los presos, por lo tanto, son los principales transmisores del virus hacia adentro de las cárceles y también hacia afuera, al lugar de la comunidad donde habitan.
Esta situación exigía que los gobernadores de provincia, el propio Presidente, para las cárceles federales, pudieran determinar conmutaciones de penas y que las distintas instancias jurídicas, desde las Cámaras, las Cortes, los jueces de ejecución pudieran otorgar libertades morigeradas, anticipadas, arrestos domiciliarios. Y nosotros dijimos, que salvo los genocidas, detenidos por delitos de lesa humanidad, que salvo un violador o un femicida serial, tenían un rango muy amplio de presos para empezar a dar estas libertades morigeradas.
Por empezar, el 60% está con prisión preventiva, o sea, que todavía no sabemos si son culpables o inocentes y pueden esperar el proceso en sus casas con una pulsera.

M.H.: Ese 60% no tiene sentencia firme.

O.C.: No tiene, pero la cuarentena la podés hacer para empezar porque tenés casa, tenés espacio, heladera con alimentos, agua. Hay 8 millones de argentinos que no tienen agua potable. Esto al margen de las cárceles. Pero adentro el accionamiento es ley de rigor, en una celda que es para 2 hay 9, en un pabellón que es para 20 hay 60. No existe posibilidad alguna de evitar el contagio. Nosotros solo decimos lo que va a suceder si no se toman las medidas que ya debieron tomarse.
En Devoto ya sacamos una nota esta madrugada, porque un pibe se cosió la boca en una huelga de hambre llamando la atención porque no responden si quiera el hábeas corpus que presentó para su libertad y es asmático de nacimiento, está en el factor de riesgo y si se contagia tiene una muerte segura.
Todos los penales que mencionaste y alrededor del 30% de los penales de todo el país están en huelga de hambre, estamos hablando de unos cuantos miles de presos. Si no se toman las medidas, o se toman con cuentagotas esto va a terminar mal.
Qué sentido tiene para la sociedad que una mujer embarazada esté presa, o una mujer con hijos de 2, 3, 4 años esté presa con ellos, que una mujer que tiene un hijo afuera esté presa por vender 2 gramos de marihuana o lo que fuere, cuando eso es un delito de la pobreza; es resultado de un Estado que no garantizó ni el trabajo ni la salud ni la integridad de esa mujer, el empresariado que tampoco vio sus necesidades, ahora sí le va a garantizar el encierro, la agonía y si sigue así, la muerte.
Entonces hay que tomar decisiones que ya tomaron otros países. En EE UU, la Suprema Corte del Estado de California determinó liberar 45.000 presos, y estoy hablando del Estado más punitivo de la Tierra, con el mayor índice de prisioneros y el mayor índice de delitos, o sea, que no les sirve para nada salvo para generar dinero, porque las cárceles yanquis cotizan en Wall Street. Parece que seguimos ese modelo pero eso va a generar un gran problema, hacia el interior de los penales y también hacia afuera, hacia el conjunto de la comunidad. No se entiende bien qué están haciendo, a no ser que quieran abonar el camino a un genocidio claro y evidente.

M.H.: La Gremial de Abogados interpuso una denuncia penal contra las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense, el Gobierno y el ministerio de Justicia por la situación en las cárceles de total abandono ¿ha tenido alguna repercusión?

O.C.: Repercusión en cuanto a los medios alternativos sí, en cuanto a la respuesta nada. Sí la difundieron por un montón de medios como ustedes, nosotros y otros compañeros. Pero no dieron respuesta. Es más, hay instancias judiciales como la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires que recomendó a los jueces otorgar las libertades, pero después los jueces toman las decisiones cómo y cuándo quieren.
Para un juez de clase media acomodada, tiene más entidad su perro, que lo lleva a la peluquería, al psicólogo, que un morocho de La Matanza a quien condenó a estar ahí sin saber si cometió o no el delito. Esa es la realidad. No empezó ahora con esta gestión, desde siempre. A partir de la dictadura, por tomar una etapa, la etapa constitucional, las cárceles no hicieron más que crecer en número de edificios y de presos. Menem tenía menos de 30.000, cuando asumió Kirchner había 46.600, cuando asumió Cristina 52.000, se fue con 70.000 y Macri dejó 100.000. O sea, el Estado de punición no bajó el delito ni fue una solución para nadie, fue un problema que ahora con la pandemia se agravó.

M.H.: ¿Querés agregar algo más?

O.C.: Estamos a tiempo de evitar una hecatombe, que vamos a lamentar, porque después vendrán los homenajes a los muertos que hoy son seres humanos con vida, a los que hay que atender. Los genocidios pueden realizarse, la historia tiene muchos, pero siempre tienen culpables, entonces se están buscando y generando un problema grave para todos nosotros.

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