Pablo Iglesias, o cómo embrollar

Pablo Iglesias es el líder de Unidas Podemos, un partido de simpatías declaradamente peronistas que ahora cogobierna con el PSOE en España.

Iglesias acaba de pronunciar en las Cortes un discurso en el que fustigó a VOX, un ascendente partido de derecha ultrafranquista. Y en esa perorata apostrofó a los de VOX con esta lindeza:

“Ustedes NI SIQUIERA son fascistas, son simplemente parásitos.”

Los afectos a bucear en las palabras van a leer en muchos lados que no se puede definir al fascismo porque es multiforme, y bla bla bla.

Mentira.

El fascismo SIEMPRE tiene por fin derrotar a la clase trabajadora: trastornar sus organizaciones y su ideología, y eliminar, incluso físicamente, a sus activistas más valiosos.

Por ello el fascismo es nuestro enemigo específico, el encargado de garantizar la continuidad del régimen de explotación y miseria en beneficio de las minorías.

Pintar al fascismo como más inocuo que los parásitos sería no tener ni idea: ser lo que Bretch llamó un “analfabeto político”.

Pero Iglesias no lo es, de donde surge que no cree lo que dijo: Iglesias está embrollando; haciendo revoltijo, matete.

Esta finta lo hace merecedor de un posgrado en peronismo.

¡Cum laude!

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