La tradicional paciencia guaraní se está agotando como la selva

La idea de la selva misionera se va transformando cada vez más en una leyenda, en un cuento de los abuelos, pero la Comunidad Ka’a Kupe se niega a dejar que esto pase sin actuar.

15/05/2020

“Nosotros estamos aquí en el monte, venimos a ver lo que hicieron los no indígenas. Ya han volteado mucho de nuestro monte, no queremos venir más para ver esto. Y si siguen tumbando vamos a volver siempre para evitarlo. Nosotros mezquinamos el monte, en el monte encontramos de todo: alimentos, remedios por eso lo cuidamos. Aquí a mi lado hay un gran árbol caído, que los no indígenas cortaron. Ya no queremos que se lleven más árboles como este, demasiados han cortado, por eso exigimos que los atajen para que no entren más a nuestro monte.”

Mariana Benítez (17 años- Miembro de la Comunidad Ka’a Kupe-Campo Grande Misiones)

Tuvieron que dejar la tranquilidad y seguridad de sus casas e ir a en la zona de desmonte protegiendo los árboles de la voracidad de la motosierra, que no se detiene a pesar de la epidemia, denunciaron este hecho por los medios masivos de comunicación ante el silencio del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables.

Llegaron tarde, ya la empresa CARBA SA había sacado todos los árboles apeados del lugar.

La idea de la selva misionera se va transformando cada vez más en una leyenda, en un cuento de los abuelos, pero la Comunidad Ka’a Kupe se niega a dejar que esto pase sin actuar.

Más allá de un Ministerio de Ecología que avala, una jueza que se demora en actuar – como siempre que el reclamo es desde las Comunidades- una policía que no toma las denuncias, las Comunidades Mbya han decidido continuar su lucha. Quieren poder mirar a sus hijos a la cara cuando les pregunten qué hicieron por su selva, cosa que más de un funcionario responsable no podrá hacer.

El “TERRITORIO ES VIDA” dice uno de los carteles, el otro recuerda el artículo de la Constitución Nacional que reconoce su preexistencia, en la provincial se negaron a reconocerla, sin otra arma que sus cuerpos y convicciones decidieron enfrentar a las máquinas.

Al Estado provincial solo le interesa sacarlos de las plazas de Posadas para que no los vieran los turistas o acaso hablaran con ellos, problema que hoy, gracias a un virus, no tienen.

La solidaridad global de su lucha no se entiende, el beneficio no es solo para las Comunidades, es para la provincia, el país y la humanidad toda, sin rédito económico.

Quieren una selva verde no un inmenso cementerio rojo.

Fuente: https://www.facebook.com/295083397531896/posts/1129444254095802/

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