La comunidad aislada antes de tiempo que ahora no tiene leña para el invierno

Un asentamiento Mapuche de Aluminé necesita insumos para poder calefaccionarse. Entre los problemas con los que conviven se suma la incomunicación.

31/05/2020

El sistema educativo prendió las alarmas del coronavirus en la Comunidad Mapuche Catalán cuando suspendieron las clases a nivel nacional y les propusieron un escenario conocido: la cuarentena. “Acá hay muchas casas que pasan aisladas en los inviernos porque la nieve les tapa todos los caminos”, describió el líder Vidal Catalán y explicó a LMN: “Acá no hay casos de COVID-19, pero el problema pasa por el frío”.

Esta comunidad mapuche se encuentra en el departamento de Aluminé, entre el Lago y el Río Aluminé. El lonco, que asumió hace un año y medio su cargo, tiene 36 años y relató: “La cuarentena nos agarró en el momento en que salimos a recolectar la madera para pasar el invierno”.

“Veníamos arrastrando algunas problemáticas y el coronavirus las agudizó, pero el que más nos sigue preocupando es el tema de la leña”, comenzó el líder y explicó: “A mediados de marzo nos mandaron a encerrarnos en nuestras casas y tuve que exigir a los del Comité de Emergencia para que nos habiliten salir a buscar madera para poder sobrevivir a la época fría que se viene. El de Aluminé lo aprobó con algunas recomendaciones: poder salir solo tres personas por familia, con tapabocas y mantener la distancia social”.

Vidal Catalán desarrolló que repartió “una declaración jurada a cada familia para que pueda circular” y así obtuvieron algo de madera. “La realidad es que nosotros necesitamos aproximadamente 35 metros cúbicos por familia para pasar el invierno y ahora solo tenemos 15. Además del problema que hay con las gárrafas”, expuso.

“Se suman dos conflictos fundamentales para estas comunidades que no tenemos conexión de gas y estamos en estas zonas tan frías. Nosotros generalmente utilizamos las garrafas para cocinar y la leña para calefaccionar”, describió y apuntó: “En abril la Provincia solo mandó 40 bonos gasíferos -que cada uno representa una garrafa de 10 kilos- y somos 125 familias en la comunidad, ¿cómo hacemos para repartirlas?”.

Más allá de la cantidad que es muy importante, “no avisan con tiempo” que van a repartir y eso es un problema: “Nos notifican con una semana de anticipación y no llegamos a avisar a toda la Comunidad que el camión va a llegar ese día, acá hay casas que no tienen red móvil”, explicó.

La incomunicación en la Comunidad Catalán también es una complicación, ya que “hay algunas casas que no cuentan con datos móviles, ni internet y otras tampoco tienen televisión”. En este marco, la información por la pandemia que pone en jaque al mundo entero pasó por el CPEM 79: “La escuela fue la vía para que toda la comunidad se diera cuenta que era algo importante y el canal principal para que se enteren, porque los chicos les explicaron a sus padres lo que pasaba”, describió.

“Lo que se nos hizo difícil fue contarle a las personas lo que estaba pasando con claridad y recomendarle que no se sobreinforme. Recorrí junto con dos agentes sanitarios todas las casas de la comunidad y en su totalidad estaban al tanto y cumplían con las medidas de seguridad”, explicó el lonco.

Al iniciar la cuarentena, este asentamiento mapuche “respetó desde el principio los requerimientos nacionales y provinciales”, y sufrió, como todo el país, el freno de la economía: “La comunidad tiene una organización de productores que comercializan la lana de manera comunitaria. Se hace un lote muy grande, certificado por la calidad, con otras tres comunidades cercanas y se hace una venta grande de más o menos de 40 mil kilos para vender. La vendemos por licitación a otros comerciantes, pero toda esta operación quedó parada por el coronavirus y ese dinero no ingresó en ninguna de las familias”, describió.

Vidal Catalán también sostuvo que la mayor cantidad de las personas se dedican a la actividad ganadera (de ovejas, cabras y vacas) y otro tanto a las huertas, dos sectores que sufren las consecuencias pandemia. Pero puntualizó a los “changueros”: “Entre el 10 o 15 por ciento de las personas que viven acá hacen trabajos rápidos o de corto tiempo en Villa Pehuenia o algunos en Aluminé, y ellos se ven muy afectados por la situación, porque el ingreso en sus casas es de 0 pesos”.

Por su parte, el lonco dejó en claro que no hubo ningún contagio en la Comunidad, aunque “tampoco se tuvieron que hacer testeos porque nadie presentó síntomas”, y expuso su realidad: “Acá nos falta algo más de complejidad en la sala de salud, porque cualquier cosa que pase relacionado al COVID-19 no estamos preparados para nada”.

– ¿Qué piensa sobre política del aislamiento?

Te voy a ser sincero, el aislamiento es algo cotidiano en esta comunidad. Sé que algunos de los trabajadores claramente le modifica la vida, como te comenté, pero la realidad nuestra es que todos los inviernos la nieve aísla a muchas familias porque los caminos se tapan y es imposible llegar a ellos.

– Y…¿cómo hacen para pasar los inviernos de esa manera?

Se junta la leña para calefaccionarse y comida para algunos días. Y luego, en medio del invierno, cuando la temperatura y el clima ayudan, van buscando más provisiones. Pero algunos están 15 o 20 días mínimo sin poder moverse de sus hogares.

– ¿Cómo tomaron la primer nevada del año?

Bien, nevó poco. Más que nada acá tiene que llover y no pasó. Cayó esa nevada y dos tres heladas y nada más. El clima está cada vez peor y, claramente, es una de las consecuencias de la contaminación.

La comunidad lleva a cabo diferentes medidas para cuidar el medio ambiente, entre las que se destaca la siembra de árboles dentro de las cientos de hectáreas en que están distribuidas las familias.

“La nieve duele” y la (in)comunicación aísla

“En la situación en la que estamos ahora se agudizó con la pandemia, la nieve duele si no podemos conseguir la calefacción necesaria o si nos cierran los caminos y no tenemos la maquinaria para poder abrirlos”, aseguró el lonco y explicó: “Además, el precio. Acá el gas es imprescindible para que las familias puedan cocinar y te pueden llegar a cobrar 1000 pesos por una garrafa de 10 kilos. No existe el precio de la garrafa social y lo insólito es que estamos en una Provincia que lo produce”.

Por otro lado, lejos de las bajas temperaturas pero cerca de la conexión, el trabajo central cuando se decretó el aislamiento no fue avisar a todos lo que sucedió, sino informarlos de una forma correcta: “Por lo general se fueron enterando todos de lo que pasaba por la escuela. Unos días antes las familias ya sabían que los niños no iban a ir a la escuela y la razón. Entonces empezaron a interesarse por la información”, contó y detalló: “Hay algunos que lo hicieron a través de sus radios, otros de su televisión y otros se acercan a las localidades para que le agarre internet y poder saber”.

“Lo que más trabajo nos costó es contarle a cada persona que no se debía sobreinformar y llevar tranquilidad, porque los medios estuvieron y están hablando todo el tiempo del coronavirus y eso no hace bien tampoco”, agregó.

“La falta de conexión de ahora nos imposibilita que los chicos puedan tener clases normalmente. Y es una cuestión complicada: hace algunas semanas traje impresiones para los más chicos y la semana pasada un cuadernillo para el secundario, pero siento que no alcanza”, explicó el lonco y marcó lo que le sucede a las casas que no cuentan con servicio de internet ni buena conectividad.

– Relacionado a la pandemia, podría describir a su comunidad en una palabra….

Cuidadosa.

– ¿Por qué?

Lo dije en el sentido de que está cumpliendo las normas. La gente tomó conciencia de lo que pasaba y siento que también se cuidó de la información. No hay que sobreinformarse y fue cuidadosa entre los extremos.

Más allá de las problemáticas que presenta las comunicadas, el lonco dejó en claro: “En esta semana de Revolución de Mayo estaría bueno que haya sido realmente patriótica y que no nos excluyeran. Nosotros no queremos que se vuelvan a las costumbres antiguas, nosotros tenemos nuestra cultura y nuestras formas, pero lo que necesitamos es ser escuchados y ser parte”.

“El Estado toma decisiones y no nos consulta. En la escuela o la secundaria no nos tienen en los libros de historia”, profundizó.

Entre la problemática diaria y la lucha por la reivindicación de los derechos y de la historia, el lonco desea cerrar la entrevista con un mensaje para toda Argentina: “Me parece que se podría hacer otra revolución que podría causar una interculturalidad, que podríamos festejar todos. Por ahí nosotros no tomamos que Argentina se independizó, sino que en algunos lugares se olvidaron de nuestros antepasados. Tenemos que ser cuidadosos y solidarios. Ayudar a los vecinos y las personas que la están pasando mal. Esto en algún momento va a pasar”.

La nota se realizó gracias a la voluntad y a la conexión de Juana Jara, abogada que vive en la comunidad.

Fuente: https://www.lmneuquen.com/la-comunidad-aislada-antes-tiempo-la-pandemia-que-ahora-no-tiene-lena-el-invierno-n708919

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