En La Plata los racistas también tienen monumentos que los reivindican

El crimen de George Floyd a manos de policías de Mineápolis desató protestas contra el racismo en todo el mundo. En varias manifestaciones fueron derribadas o vandalizadas estatuas dedicadas a personalidades históricas cuestionadas. Info BLANCO SOBRE NEGRO habló con un destacado antropólogo para repensar algunos monumentos emblemáticos de la capital de la Provincia de Buenos Aires.

17/06/2020

El 11 de octubre de 2016, miembros de distintas comunidades de pueblos originarios llegaron a La Plata para acompañar la restitución de cuatro caciques mapuche. Al ver la estatua de Francisco “Perito” Moreno, algunos se ofuscaron y amenazaron con derribarla. La ceremonia sólo pudo continuar cuando el busto fue tapado con una Whipala, la bandera multicolor de las comunidades.

El crimen de George Floyd en Estados Unidos desató una ola de protestas atravesadas por un enfoque revisionista. Las manchas de importantes personalidades de la historia se volvieron más grandes y sus monumentos pagaron el costo.

En diálogo con Info BLANCO SOBRE NEGRO, el antropólogo del colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) Fernando Pepe, señaló: “En el Bosque platense, frente al museo, se encuentra el Monumento a los Cinco Sabios. Entre ellos se encuentran Carlos Spegazzini y Alejandro Korn, ambos implicados en la muerte de varios prisioneros de la ciencia , cuyos restos en muchos casos todavía están en el museo esperando ser restituidos a sus comunidades. Realmente parece una burla a los pueblos originarios”.

Spegazzini dejó un valioso legado en la descripción de plantas y hongos pero también tuvo una participación oscura en el marco de la política de exterminio de los pueblos originarios.

Su colección de restos humanos indígenas contiene entre cráneos y esqueletos, por lo menos, de 17 personas. Pertenecían a seis pueblos originarios diferentes. Al menos 8 de las víctimas fueron fusiladas y cuatro de ellas conocían personalmente al botánico.

Por su parte, Alejandro Korn fue quien recibió en Buenos Aires a Damiana, una niña aché capturada luego de una matanza en Paraguay. El director del hospicio de Melchor Romero la entregó a una casa de corrección y cuando tenía 11 años la exhibió desnuda ante el investigador alemán Lehmann-Nietsch quien la fotografió.

“De Adolf Lehmann-Nietsch sabemos que está su mascarilla dentro del Museo, exhibida en un laboratorio. En su catálogo se cita claramente la participación de Spegazzini, y en su anexo de Alejandro Korn, como parte de los engranajes del genocidio indígena, su invisibilización y la justificación de los crímenes cometidos”, señaló Pepe.

“Como ejemplo paradigmático del racismo vemos en sus publicaciones cómo encuentra en los rasgos del pueblo Wichí ‘rostros, orejas y narices judías’. Es increíble porque lo escribe en 1908, y ya lo emplea para justificar todo tipo de vejámenes que él mismo comete sobre la población originaria de nuestros territorios”, remarcó Pepe.

El etnólogo Adolf Lehmann-Nietsch, vale aclarar, estuvo en el Museo de La Plata por más de 20 años y fue quien le cortó la cabeza al cuerpo de Damiana para enviarla disecada a Alemania, país al que regresaría con entusiasmo tras el ascenso de Adolf Hitler en 1933.

Otro científico cuestionado que tiene su busto (ya sobre el friso del Museo de La Plata) es Johann Friedrich Blumenbach, creador del “racismo científico”.

En La Plata también se erige frente a la Iglesia del Sagrado Corazón el Monumento a Don Bosco. Los salesianos acompañaron la “Campaña del Desierto” desarrollada durante el gobierno de Julio Argentino Roca.

Las características de esta estatua, que tiene varias réplicas en Argentina e Italia, fueron analizadas por Marcelo Valko, un psicólogo que realizó distintas investigaciones sobre el genocidio indígena.

“Es notable cómo la composición del monumento transmite un mensaje no solo de barbarie civilizada mediante la religión, sino de absoluta sumisión ”, señala en una de sus publicaciones.

La estatua permite identificar a Don Bosco parado entre dos jovencitos. El brazo derecho del santo descansa sobre el hombro de un niño de pie, que se presume blanco. El segundo niño es un indígena que está desnudo y de rodillas, intentando besar la mano tendida de Bosco.

En La Plata también se pueden encontrar varias estatuas Domingo Faustino Sarmiento, cuyos cuestionamientos son más conocidos. Y en el Paseo del Bosque, frente a la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata, tiene un gran monumento el ex presidente Bartolomé Mitre, objetado por su tenaz ideología liberal que soñaba con la construcción de una Argentina europeizada, que reemplazara a su población mestiza, y se integre al “civilizado” grupo de naciones “blancas”.

“Tres razas concurrieron al génesis físico y moral de la sociabilidad del Plata: la europea o caucasiana como parte activa, la indígena o americana como auxiliar y la etiópica como complemento. De su fusión resultó ese tipo original, en que la sangre europea ha prevalecido por su superioridad, regenerándose constantemente por la inmigración; y a cuyo lado ha crecido mejorándose esa otra raza mixta del negro y del blanco, que ha asimilado las cualidades físicas y morales de la raza superior”, escribió Mitre en la “Historia de Belgrano y de la independencia argentina”.

En el hall central del Museo de La Plata aparece el busto de Francisco Pascasio Moreno, su fundador y primer director. “Como sostiene la antropóloga Stagnaro entendemos que el Perito Moreno planificó y participó del genocidio de los pueblos originarios y que el Museo cumplió un objetivo geopolítico claro, declarar la Patagonia libre de indígenas porque se extinguían por la evolución natural, lo cual es una falacia total”, aseguró la antropóloga Victoria Homberger en una nota publicada anteriormente por este portal.

“No hay que ocultar la historia”

“Yo no estoy de acuerdo con la destrucción de los monumentos porque son obras de arte. Además no hay que ocultar la historia, sino que hay que resignificarla y recordarla: Si los quieren intervenir me parece bárbaro, sacarlos también, pero lo mejor es tenerlos bien presentes. Que nadie se olvide, que todos pasen y digan ahí está el muy traidor”, afirmó Fernando Pepe.

Sobre las críticas al revisionismo histórico por utilizar marcos teóricos actuales para juzgar hechos del pasado, el antropólogo señaló: “Eso es una falacia y tampoco hay que olvidarse de que los esclavos negros y los miembros de las comunidades eran parte de la historia de la época y se expresaron en contra de la forma en que eran tratados. Se resistieron, muchos con armas en mano, a ser dominados. También hubo prensa opositora contra Roca y el Perito Moreno por el trato hacia los indígenas, o sea en la época también eran cuestionados e incluso combatidos”.

“El legado de la generación del ’80 es la consolidación de las fronteras externas e internas y la consolidación del Estado nacional , pero a costa del genocidio indígena. Por eso nuestro Estado todavía arrastra severas taras en el abordaje de los conflictos y reclamos de las comunidades además de la enorme deuda con los pueblos originarios. Desmonumentar puede ser un paso no muy importante pero al menos no se perpetúa la historia del vencedor”, concluyó.

Fuente: http://infoblancosobrenegro.com/noticias/28310-en-la-plata-los-racistas-tambien-tienen-monumentos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *