La única verdad es la realidad

La pandemia del Covid 19, como hemos mencionado en artículos anteriores, no ha venido sino a reforzar procesos previos del sistema social en que vivimos, tales como sus aspectos de crisis y mayor destrucción de nuestras condiciones de vida. Cualquier avance progresivo que pueda darse en este contexto, como siempre ha sido, dependerá de la capacidad de las masas para organizarse y luchar por ellos.

Paciencia para las mayorías y rapidez para la burguesía

Miembros del gobierno, o personas afines al mismo, han lanzado ideas como impuestos a las grandes fortunas, unificación del sistema de salud, estatizaciones y/o expropiaciones, pero nada de eso parece en vías de hacerse realidad, lo que sí avanza es el deterioro de las condiciones laborales y de vida de las grandes mayorías.

El llamado impuesto a las grandes fortunas, al que el mismo presidente le rebajó el precio al llamarlo contribución solidaria por única vez, duerme “el sueño de los justos” y a más de dos meses de su anuncio ni siquiera hay proyecto en el Congreso. El sistema impositivo argentino es regresivo y parece que seguirá siendo así.

Esto contrasta con la velocidad con la que se aprueban normas y medidas contrarias a los intereses de la clase trabajadora, tales como las suspensiones y despidos, las rebajas salariales, la postergación indefinida de las paritarias en un contexto inflacionario, el pago de aguinaldos en cuotas, la regulación del teletrabajo en el sector privado (con una supuesta reglamentación en los papeles pero que ya sabemos que quedan en la letra muerta si la organización obrera no controla su aplicación, por ejemplo, que los patrones se hagan cargo de los costos que tengan en sus hogares les laburantes para poder trabajar) y la teleeducación con docentes precarizades.

Incluso, para avanzar en este sentido la burguesía se aprovecha del comprensible miedo a la movilización que genera el coronavirus, el clásico argumento conformista de que “hay otros que están peor”, o que es momento de “poner el hombro” heroicamente ante la crisis.

Con palabras no comemos

El gobierno ni siquiera presenta la voluntad política de avanzar en medidas progresivas, como aumentos salariales o impuesto a las grandes fortuna, a pesar de que las propias encuestas de medios de comunicación burgueses dan un apoyo popular mayoritario a medidas como éstas.

Pero la inacción no solo revela la falta de voluntad gubernamental, además deja en evidencia que la opinión mayoritaria no alcanza para forzar políticas favorables a las clases trabajadoras, sino que solo se pueden lograr si traducen sus aspiraciones en acciones de presión concretas.

Estas limitaciones se observan en el plano específico de la pandemia si se analiza lo que ocurrió con la cuarentena. La misma se fue deshilachando al calor de la habilitación de actividades productivas tanto en CABA como en provincia de Buenos Aires, bajo la presión de la burguesía como por el funcionamiento de facto de actividades no habilitadas, pues ante las magras ayudas estatales (que no puede dar más en la medida que no cobra impuestos a quienes pueden pagarlos) la clase trabajadora o no puede resistir las imposiciones de patrones inescrupulosos o debe salir a changuear.

Los protocolos para habilitar actividades, en la gran mayoría de los casos, son a medida de los empresarios con la excepción de los pocos lugares donde la organización obrera permite imponer un control en favor de la vida de les trabajadores mediante la amenaza efectiva de medidas de fuerza (Aceiteros, trabajadores del neumático, ferrocarril Sarmiento, Línea 60).

Esto parece continuar así, aún sabiendo ya que tendremos nuevas restricciones a la circulación entre el 1 y el 17 de julio, impuestas por el crecimiento exponencial de casos. La negativa a dar nuevas ayudas que permitan a la clase trabajadora cuidarse en igualdad de condiciones ponen en duda la efectividad de la medida.

Para peor, la ausencia de voluntad política del gobierno sumada a la debilidad de la organización y conciencia de la clase trabajadora, más la parálisis de una izquierda sumida en el parlamentarismo, permiten que sectores minoritarios, pero con amplia llegada los medios de comunicación burgueses ganen la agenda pública, imponiendo la idea de un “comunismo al acecho” y jugando a una bolsonarización política en caso de que la pandemia y la economía se terminen de desmadrar.

Viejos problemas que siguen creciendo

Seguimos observando una profundización de los procesos previos en cuanto a la contradicción capital-naturaleza. En Argentina la pandemia no ha sido obstáculo para que sigan avanzando los proyectos extractivistas y el desmonte a gran escala. Lo mismo en el plano internacional, pese a las cada vez más alarmantes señales, como los casi 40 grados en el Ártico.

En el plano represivo, también se profundizan aspectos previos, mientras la policía aprovecha para ensañarse y matar en los barrios populares, deja hacer en los barrios más ricos. Mientras algunos se escandalizan con el espionaje macrista sigue avanzando la legalización del espionaje estatal de un modo menos “cabeza” por parte de la ministra Frederic.

Todo esto se da en un contexto mundial en que la burguesía sólo puede relanzar sus ganancias mediante una mayor destrucción del planeta y un deterioro de las condiciones de vida de las mayorías. De allí lo dificultoso de avanzar en medidas progresivas y la necesidad burguesa de en simultáneo brindar ayudas sociales para evitar la muerte por inanición mientras que se potencian los aspectos más represivos del Estado burgués. El discurso de una supuesta “amenaza comunista” es el relato necesario para permitir una escalada represiva a la vez que se estigmatiza cualquier medida mínimamente progresiva.

Es necesario prepararse ideológica y organizativamente para este escenario creciente, difundiendo los ejemplos de organización de la clase trabajadora a los largo y ancho del mundo. Mostrando, en el corto plazo, ejemplos locales, como los de La Nirva o Penta, o internacionales, como las movilizaciones en EE.UU., que permitieron avanzar sin impactar negativamente en los números de la pandemia. Sólo se requiere organización para luchar en forma segura. Solo la organización y la lucha podrán lograr que las buenas intenciones se transformen en realidades, el sistema no va a ceder nada, porque hoy necesita más bien lo contrario, seguir arrebatándonos vida.

Horizonte Comunista

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