Denuncian esterilización forzada a mujeres migrantes en Estados Unidos

Una enfermera de uno de los centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos denunció que se realizaban histerectomías a las reclusas sin su consentimiento de forma sistemática. “Cuando conocí a todas estas mujeres que habían sido sometidas a cirugías, pensé que esto era como un campo de concentración experimental. Era como si estuvieran experimentando con nuestros cuerpos”, relató una migrante encarcelada.

Mujeres y niños en un centro de detención ICE en Estados Unidos. Foto: AFP.

Dawn Wooten, la denunciante, quien se desempeñó como enfermera de una prisión de Georgia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) relató que el Centro de Detención del condado de Irwin realiza activamente histerectomías masivas en mujeres detenidas sin su consentimiento informado, reportó el portal Democracy Now!

Su denuncia es sólo la más reciente de las que se vienen realizando contra ICE por violaciones a los derechos humanos de las personas migrantes.

Además, la trabajadora de la salud denunció otras prácticas peligrosas en el centro de detención, como el no cumplimiento de los protocolos por la pandemia de COVID-19.

El relato fue incluido en una denuncia oficial presentada este lunes ante la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional por las organizaciones Project South (Proyecto Sur) de defensa de la justicia económica y racial, junto a la Georgia Detention Watch (Observatorio de detenciones de Georgia), Georgia Latino Alliance for Human Rights (Alianza latina de por los derechos humanos de Georgia) y South Georgia Immigrant Support Network (Red de apoyo a migrantes del sur de Georgia).

Según registra la denuncia, Wooten dijo que la instalación estaba realizando histerectomías a cualquier mujer migrante que reportaba tener ciclos menstruales abundantes u otros dolores, pero que “el útero de todas no puede ser tan malo.”

“Varias reclusas me dijeron que habían ido a ver al médico y habían sido sometidas a histerectomías y no sabían por qué”, dijo Wooten.

La denuncia registra también testimonios de migrantes que indican que no hubo un consentimiento informado antes de los procedimientos, que las mujeres no terminaban de comprender qué les iba a pasar, sea por falta de comunicación, por barreras idiomáticas o por otras razones, y que ahora sufren traumas permanentes físicos y sicológicos.

Dawn Wooten señaló que todas las víctimas fueron derivadas a un mismo médico: “Cada una que el ginecólogo veía, sufría una histerectomía, absolutamente todas. Incluso le quitó el ovario equivocado a una joven migrante detenida. Se suponía que le iba a remover el ovario izquierdo porque tenía un quiste en el izquierdo, le quitó el derecho. Ella estaba muy mal. Tenía que removerse un ovario y terminó con una histerectomía total”, declaró Wooten.

“Ella todavía quería tener hijos… así que ahora debe volver a su hogar y decirle a su marido que ya no puede tener hijos…. Ella contó que la anestesia no la había dormido del todo y llegó a escuchar al médico decirle a la enfermera que había removido el ovario incorrecto”.

“Es un recolector de úteros”, declaró Wooten en relación al médico, cuyo nombre no fue difundido a la prensa.

“Cuando conocí a todas estas mujeres que habían sido sometidas a cirugías, pensé que esto era como un campo de concentración experimental. Era como si estuvieran experimentando con nuestros cuerpos”, relata una de las migrantes en la denuncia presentada.

Wooten también explicó por qué decidió presentarse públicamente: había sido reprendida y degradada por las autoridades del Centro de Detención de Inmigrantes de Irwin, que es operado por una empresa privada -LaSalle Corrections- que terceriza el servicio penitenciario estatal, cuando presentó quejas por lo que estaba ocurriendo.

“Sumás dos y dos”, dijo la enfermera. “Estoy reclamando estas cosas y hablo a favor de estas mujeres. Soy un problema. Me ven y se supone que no debo ser vista ni escuchada”.

Esta no es la primera vez que en Estados Unidos se fuerza a las personas, especialmente a quienes no tienen la piel clara, a sufrir una esterilización no deseada, que es una violación de los derechos humanos y una forma de eugenesia según la Organización Mundial de la Salud, señaló en su reporte de este caso la periodista Izzie Ramirez del portal Refinery29.

Durante más de 70 años, el Estado de California lideró el país en esterilizaciones; durante ese tiempo cerca de 20.000 personas fueron esterilizadas contra su voluntad en instituciones estatales. En el sur del país, las mujeres negras eran tratadas como una “práctica” para los estudiantes de medicina y fueron esterilizadas sin saberlo durante las cesáreas. Otras veces, fueron coaccionadas a sufrirlo a cambio de retener beneficios sociales. La esterilización estaba tan extendida en Carolina del Norte que en 2015 se aprobó un proyecto de ley para dar a las víctimas una compensación económica.

Un efectivo de la policía “antiinmigrante” ICE.

“Por supuesto, cuando se trata de inmigrantes indocumentados, a quienes el presidente actual llama habitualmente ‘extranjeros no deseados’, no es de extrañar que estas prácticas no se denunciaran durante tanto tiempo. Un mujer migrante en la denuncia lo expresó mejor: ‘Este lugar no está equipado para humanos'”, escribió Izzie Ramirez.

Esta es sólo la última de las numerosas denuncias que ha recibido el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estadounidense. En los últimos años, ha recibido cuestionamientos públicos y se han iniciado causas penales por separaciones arbitrarias de familias, asaltos sexuales de detenidas y detenidos -incluyendo menores de edad-, exposición a contagio de COVID-19 y otras enfermedades, y ahora histerectomías masivas forzadas.

Sin embargo, ICE continúa actuando como el instrumento de la voluntad política de un Estado, el norteamericano, cada vez más racista, lo cual ha sido llevado a un nuevo nivel de paroxismo bajo la presidencia de Donald Trump.

El caso tiene fuerte repercusión en Estados Unidos, aunque fuera de sus fronteras es rigurosamente silenciado, particularmente por los medios hegemónicos que en el sur global insisten en presentar a ese país como un modelo a seguir.

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